Lun 17.03.2014

SOCIEDAD • SUBNOTA  › OPINIóN

Aumento del subte, ¿por qué no corresponde?

› Por María Rachid *

El servicio de subte es el transporte que menos contamina, que llega más rápido de un punto a otro de la ciudad y que ayudaría a reducir el tránsito en las calles. Sin embargo, tiene un funcionamiento deficiente y su situación se agravó desde que pasó a ser responsabilidad exclusiva del Gobierno de la Ciudad. En los últimos tiempos ha expulsado pasajeros/as con los constantes aumentos de tarifa y el servicio no muestra ningún tipo de mejoras.

El boleto de subte, hasta pasar a manos de la Ciudad, tenía un valor de 1,10 peso. Desde el momento en que el gobierno porteño se hizo cargo, el primer día de 2013, el valor fue llevado a 2,50. En noviembre del mismo año lo volvieron a aumentar a 3,50 y con la suba que se puso en marcha el viernes su valor es de 4,50. Esto significa un incremento del 309 por ciento en sólo dos años.

Este aumento del más del 150 por ciento anual supera con creces el 16 por ciento de incremento en los costos que reconoce Sbase, o la tasa de inflación anual del 24 por ciento que expresa el mismo Gobierno de la Ciudad en el cálculo de su presupuesto anual. Para dimensionarlo, podemos decir que en 18 años (1994 a 2012) el subte aumentó un 144 por ciento, menos de la mitad de lo que lo aumentó el Gobierno de la Ciudad en los dos años que lleva a cargo del servicio. De esto se desprende que los aumentos desmedidos de los dos últimos años no se justifican para mantener el funcionamiento, ya que exceden el incremento en los costos operativos. Tampoco pueden imputarse para financiar obras de ampliación, ya que para eso existe el Fondo del Subte, financiado por el impuesto al sello, un porcentaje de los peajes, un porcentaje de las patentes de autos de alta gama, el 5 por ciento del total del ABL y un aporte particular que se les cobra a quienes vivan en un radio de 400 metros de las nuevas estaciones.

Un punto aparte merece la empresa Metrovías, a cargo del servicio desde 1994, que continúa recibiendo subsidios del Estado, a la que se le aumenta el boleto un 309 por ciento en los dos últimos años y no existe una auditoría real de su estructura de costos y ganancias. Al mismo tiempo, el Grupo Roggio, dueño de Metrovías, es acusado de disimular ganancias utilizando otras empresas –también de su propiedad– como proveedoras de Metrovías.

Sin dudas este nuevo aumento impactará negativamente en el índice de inflación y seguirá expulsando usuarios del subte, que pasarán a utilizar colectivos. Se estima que a la fecha la cantidad de pasajeros/as que utiliza el servicio de subte descendió un 20 por ciento desde que el Gobierno de la Ciudad se hizo cargo. Habrá que ver cómo impacta en este sentido el nuevo valor.

Por otro lado, las opciones de tarifa social o descuentos por cantidad de viajes no resuelven el problema para los/as que menos tienen y dejan afuera a muchas personas a las que se les hará imposible viajar en este medio de transporte. Como ejemplo, el descuento por viajero frecuente (más de 40 viajes mensuales) podrá ser utilizado por un/a trabajador/a sólo tres meses de este año, ya que son los únicos meses con más de 20 días hábiles. Esto si no se enferman ningún día en el mes y no faltan nunca al trabajo. Esto muestra que el aumento está pensado para todos y todas, sin excepción.

Asimismo, la nueva tarifa reduce en aproximadamente un 70 por ciento la capacidad de compra de boletos por parte de los/as trabajadores/as. Esto es así ya que en el año 2012, antes de que el subte pasara a manos de la Ciudad, con un salario mínimo se compraban 2614 boletos. Hoy, luego de los aumentos, con un salario mínimo sólo se podrán comprar 800.

Todo esto en el contexto de un servicio que sigue siendo malo, al que le faltan formaciones, inversión en mejoramiento de estaciones, entre otras falencias. Sin la ampliación votada por la Legislatura en 2001, sin los 10 kilómetros de subte por año que prometió Macri en su campaña, con pocas estaciones inauguradas, la mayoría de ellas construidas en gestiones anteriores, y sin renovación de formaciones, salvo las últimas compradas por el gobierno nacional que fueron incorporadas a la línea A.

Para reducir el impacto de todo este aumento desmedido e injustificado, principalmente hacia los grupos más vulnerados, presentamos, junto con el diputado Jorge Taiana, un proyecto de tarifa social y boleto estudiantil en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.

* Diputada de la ciudad de Buenos Aires (FpV).

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