Dom 28.12.2014

SOCIEDAD • SUBNOTA  › EL ANTROPóLOGO JOSé GARRIGA ZUCAL

“A largo plazo”

› Por Carlos Rodríguez

El antropólogo, docente e investigador del Conicet José Garriga Zucal viene acompañando la experiencia de los hinchas de Huracán y San Lorenzo que tratan de establecer lazos de amistad fuera de las canchas, con el objetivo de crear conciencia sobre la necesidad de terminar con la violencia en el fútbol. Durante cuatro años, Garriga Zucal convivió con la barra brava de Huracán y como resultado de esa investigación, escribió el libro Haciendo amigos a las piñas. El investigador sostiene que terminar con la violencia en las canchas es “una tarea de largo plazo” y que para lograrlo es necesario “abrir espacios de participación para los hinchas, para poder escuchar y conocer a fondo el pensamiento de las personas que van a las canchas”. El especialista se manifestó en contra de la prohibición que deja afuera de los partidos a las hinchadas visitantes porque “no aporta ninguna solución”.

Garriga Zucal contó que había realizado algunas experiencias previas con hinchas de clubes chicos, del ascenso, donde la violencia es “más folklórica, más simbólica”, mientras que con la hinchada de Huracán descubrió que la violencia adquiría “una dimensión más fáctica y concreta”. Allí comprobó que “para pertenecer a una barra hay que pelearse con los otros, porque para ellos es la mejor forma de hacerse respetar y de escalar posiciones” dentro del grupo. Un aspecto que lo sorprendió fue que “pertenecer a la barra es la mejor manera que encuentran para hacerse respetar y para lograr prestigio social en los barrios donde viven, porque el barra es una persona que gestiona cosas, que consigue favores, como ser una cama en el Hospital Penna, lo que le da un aura a nivel social de persona importante”.

“Muchos piensan que la violencia del barra los excluye, pero sucede todo lo contrario. El barra se incluye mediante el uso de la violencia que ejerce y muchas veces es un gestor de soluciones en la zona en la que vive, a través de sus contactos políticos y sociales. Si uno sale a caminar por Pompeya o Parque Patricios con un barra de Huracán, aunque sea de segunda línea, va a notar que todo el mundo lo saluda, no lo discriminan en absoluto.” Recalcó que los barras “no buscan sólo dinero actuando como actúan. Además de hacer plata, buscan reconocimiento social, que la gente los respete”. En ese sentido, señaló lo que ocurre con algunos barras de Boca, como Rafael Di Zeo, a quien muchos hinchas no violentos les piden autógrafos o sacarse una foto con él. Di Zeo, en alguna ocasión, ha ido a donar juguetes a chicos internados en el Garrahan, acompañado por figuras del plantel de Boca Juniors, como Palermo. “Con los barras de Huracán pasa lo mismo, aunque no son tan famosos.”

Garriga Zucal afirmó que en el fútbol argentino siempre existió la violencia. “Lo prueban las estadísticas, los documentos periodísticos. Desde que hay fútbol, hay violencia. Lo que ocurre es que, con el correr de los años, las prácticas violentas fueron legitimadas y desde la década de los sesenta surgen las barras organizadas.” Recordó que en algún momento de la historia “los plateístas de Boca y de River podían presenciar un clásico juntos, sin que se produjeran conflictos entre ellos. Hoy eso es imposible”.

También consideró imposible que los dirigentes de los clubes puedan prescindir de los barras. “Todos los clubes, incluso los más chicos, tienen un grupo organizado de hinchas violentos que mandan en la tribuna.” Definió lo que ocurre como una “radicalización de los sentimientos” que se expresa a través de acciones violentas. Consideró que la prohibición que rige para que las hinchadas visitantes no concurran a los estadios, no sirve para frenar los hechos violentos. “En los últimos tiempos, la mayoría de las víctimas fatales en los estadios o fuera de ellos fueron por enfrentamientos entre una misma hinchada, para ganar el poder.”

Respecto de las posibles soluciones, señaló que “hace unos años, con un grupo de académicos, elaboramos una serie de propuestas. Lo que se debe hacer es escuchar a los hinchas e impulsar la formación de instancias que los representen. Hay que empoderar a los espectadores para que sean ellos los que regulen en buena medida la seguridad en los estadios. Nadie conoce mejor que ellos lo que implica ir a las canchas, así que hay que darles voz. La creación de un estatuto del hincha, que contenga derechos y obligaciones, sería un gran paso. También se podría incentivar la conformación de ámbitos como las subcomisiones de hinchas, espacios en los cuales se pueden gestionar asuntos comunes de las canchas y de los clubes. Son iniciativas que permitirían desalentar las iniciativas violentas, ya que las energías se concentrarían en cuestiones más útiles. Es un trabajo a largo plazo, pero creo que se debería comenzar a transitar por ese camino en vez de crear supernormativas o prohibiciones”. También tuvo críticas hacia la policía, porque en el fútbol local “las fuerzas de seguridad son parte del problema porque no son confiables con operativos llenos de rejas, vallas, que incitan a la transgresión”.

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