“El cambio en nuestros hijos fue radical”, resumió durante la reunión de la comisión de salud Valeria Salech, presidenta de Mamá cultiva. La mujer relató que antes del tratamiento con cannabis las convulsiones de su hijo se repetían hasta 100 veces por día y cambiaban por completo la rutina de la familia. “Los veíamos darse la cabeza contra la pared, arrancarse las uñas, y ahora los vemos ir a la escuela felices, son otras personas, así nos comentan sus maestros que nos preguntan qué fue lo que pasó”, comentó.

Salech contó que fue “desolador” no recibir el apoyo de los médicos. “Ellos nos decían que nos teníamos que acostumbrar, que así iba a ser nuestra vida”, agregó. Al no recibir la ayuda para acceder al tratamiendo de parte de los profesionales médicos, las madres recurrieron a un grupo de cultivadores. “Ellos, que son los que corren los riesgos son también quienes hoy nos sostienen. Este grupo de personas hoy no da abasto porque entre nosotras nos ayudamos compartiendo lo que vamos aprendiendo que funciona para nuestros hijos”, añadió.