Tatjana Haenni habló con entusiasmo sobre las posibilidades que tiene el fútbol femenino en la región y en el mundo. En su exposición quedó claro que sabe de dónde se parte, una historia difícil, que se está revirtiendo. Algunos de los números que permiten asomarse a esta disciplina son:
- Argentina, y otros tantos países, están fuera del ranking del fútbol femenino, hoy, porque no jugaron en los últimos 18 meses.
- Según la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), que reúne a las federaciones de fútbol en los países de la región, el número de jugadoras es bajo, 6 cada 10 mil habitantes. Mientras que en UEFA, son 71 cada 10 mil.Por otro lado, dijo Haenni, “vemos niñas jugando por todos lados”.
- La participación de las mujeres en puestos de toma de decisiones en el fútbol también es baja. En la Conmebol representan el 2 por ciento, en la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) el cero. “¿Cómo pueden avanzar las mujeres en el fútbol si no hay mujeres decidiendo?”, se preguntó.
Habló de un proceso de reforma en FIFA que prioriza el fútbol femenino. “Lo que FIFA impuso a las confederaciones, las confederaciones lo tienen que hacer con las asociaciones. Entonces AFA va a tener que tener más desarrollo del fútbol femenino”, dijo.
Según la experta, para FIFA, el segundo torneo más grande es la copa del mundo femenino. La última copa fue en 2015 en Canadá. Se vio que también el mundial de fútbol femenino puede ser un producto, que genere turismo para el país, televisaciones, fans. “El interés de los fans fue mayor incluso que el del Tour de france (histórica carrera de ciclismo). Ya se está hablando de la televisación del mundial de 2019 y ahora sí se está hablando de mucho dinero”, contó.
Cuando desde el público le preguntaron cómo cambiar la mentalidad de quienes siguen diciendo que el fútbol femenino no es rentable, dijo que “es una excusa”. “El fútbol masculino a veces tampoco da ganancias. Hay clubes que desaparecen”, agregó. También desde las butacas, donde había dirigentes y jugadoras del país y de la región, le plantearon que el dinero que FIFA destina al fútbol femenino no llega de la AFA a los clubes locales. Más allá de reconocer el problema de las asociaciones, animó a que “no se fijen en el dinero, tienen que cambiar la cultura. Tratar de generar igualdad en la difusión e interesar a los medios”.