Alicia Oliveira es la secretaria de Derechos Humanos de la Cancillería argentina, enviada a Haití para recabar información sobre la situación humanitaria en ese país. Llegó hace una semana, pero el imperio de la naturaleza la empujó a desistir momentáneamente de su informe para concentrarse en otro objetivo: la ayuda a la población haitiana tras el paso destructivo de Jeanne. Página/12 mantuvo una comunicación telefónica con la embajadora.
“En Puerto Príncipe –dijo Oliveira– los Cascos Azules de la Fuerza Aérea están armando un hospital móvil. Son unas 60 personas, la mayoría médicos. El resto, serán unos 600 o más, está en Gonaives (a 120 kilómetros al norte de la capital), son del Ejército e Infantería de Marina. También está el (buque) ‘Bahía San Blas’ de la Armada.”
“Tenía previsto viajar el lunes pasado a Gonaives para quedarme unos días y ver cómo estaban los Cascos Azules y qué tipo de contactos tenían con la población. Pero esto fue un desastre y se me hizo imposible. El huracán fue terrible. Estuve viendo fotos. En una me mostraron el hotel de Gonaives, donde me tenía que alojar. Estaba casi tapado por el agua, con toda la gente en el techo, que no la podían sacar ni en helicóptero por el mal tiempo.”
“Como siempre, la más golpeada es la gente pobre. Hay poblaciones al nordeste, muy pobres, que quedaron aisladas. Los médicos argentinos atienden sobre el mismo terreno. La gente está muy nerviosa, pidiendo casa y comida. Hay mucha gente con fracturas y heridas expuestas, me dicen que hay peligro por el tétanos. No hay agua potable, ni alimentos, ni techo. No se sabe con exactitud cuántas víctimas hubo. A medida que baja el agua se van dando cuenta.”
“En Puerto Príncipe la situación no es tan grave –agregó–. El problema es hacia adentro, en las poblaciones pobres. Acá, igual, la gente más pobre está muy acostumbrada al dolor. Ha visto y pasado por huracanes de todos los colores. Saben que esta es la época de los huracanes. Desde que yo llegué acá ya hubo tres, pero no se sufren en la capital sino en el interior, donde las casitas se vuelan.”