Los testigos de la muerte de la escuela de Denver, en Colorado, lograron volver a clases gracias a la contención de los padres y de la familia, aseguró ayer durante una entrevista radial el padre, argentino, de dos de los chicos que asistieron en 1999 a la masacre del colegio Columbine de Estados Unidos.
Los hijos de Gustavo Castro fueron testigos de la tragedia sobre la que trabajó más tarde Michael Moore el documental Bowling for Columbine. “Al principio, le digo la verdad, pensamos en cambiarlos de escuela”, comenzó Castro con el relato. “La reacción al final fue distinta: decidimos que tenían que seguir en Columbine. Los chicos de la escuela sacaron un lema: ‘Nosotros somos Columbine’. Todos regresaron a la escuela.” Y explicó: “Ante una situación así, un chico de 14 o 15 años pierde su juventud en parte: madura de golpe”.
Frente a ese cuadro, los padres comenzaron a estar más cerca de sus hijos, una receta que Castro les recomendó a los patagónicos. “Deben mostrarles que son importantes para el hogar.”