Nati debería iniciar en forma inmediata un tratamiento hormonal que bloquee el desarrollo de sus aspectos masculinos, hasta que se autorice judicialmente la operación de reasignación de sexo, coincidieron en diagnosticar el conocido sexólogo León Gindín y el urólogo del Hospital Gutiérrez, de La Plata, César Fidalgo, especializado en cirugías de cambio de sexo. Ambos profesionales recibieron en sus consultorios al adolescente cordobés que se siente mujer. “De su relato surge que no tolera los avances que la pubertad masculina está haciendo en su cuerpo. Y eso la descompensa psiquiátricamente”, evaluó Gindín. “Esperaría a la mayoría de edad para evaluar si está madura emocional, psíquica y físicamente para la intervención. Pero mientras tanto es una paciente que está sufriendo. Hacerle el tratamiento hormonal es aliviarle su drama”, opinó Fidalgo.
Gindín vio a Nati en cuatro oportunidades, en su consultorio de Cetis, Centro de Sexología. La última, el 13 de diciembre de 2004, cuando el médico le escribió un informe al juez del fuero civil de Villa Dolores, Roberto Alvarez, a quien los padres de Nati le solicitaron una autorización para realizar primero la terapia hormonal y luego el cambio de sexo, pedido que finalmente fue rechazado. “Del relato (de la paciente) surge la necesidad urgente de comenzar el tratamiento hormonal, pues Nati presenta síntomas de depresión que pueden llevar a consecuencias psiquiátricas no deseadas como atentar contra su vida”, le advirtió en aquel momento Gindín al magistrado, al tiempo que le aclaró que el tratamiento con antiandrógenos es “reversible”. “Si un día Nati decide no ejercer su opción transexual, puede dejar de tomar las hormonas que frenan el desarrollo de aspectos masculinos como el crecimiento de pelos en las piernas y vello en la barbilla, se estimula de vuelta con testosterona y el tratamiento se revierte”, explicó a Página/12. “No le van a crecer mamas, pero no se va a sentir invadida por una pubertad masculina. Es una especie de castración química, que hace que disminuya la generación de espermatozoides y que el pene no siga creciendo. Cuando el tratamiento se revierte, en pocos meses los testículos recuperan su actividad habitual”, aclaró.
Gindín atendió al adolescente cordobés, de 15 años, a partir de una derivación de Fidalgo, el urólogo platense, que le pidió que hiciera un diagnóstico. “De las largas entrevistas que tuvimos surge claramente un cuadro de transexualismo infantil y adolescente que cumple con los parámetros del DSM IV (Manual Diagnóstico y Estadístico de la Asociación Psiquiátrica Americana) para estos casos. El diagnóstico diferencial de transexualismo y travestismo se hace porque el transexual no tolera sus propios genitales y no sólo desea un cambio de ropaje”, apuntó el médico sexólogo.
“Yo la conozco desde los 13 años y Nati es una nena. Nos vino a consultar hace un par de años y le sugerimos que esperara hasta la mayoría de edad para la operación”, recordó Fidalgo, quien con su equipo ha realizado cinco cirugías de reasignación de sexo en el Hospital Gutiérrez, de La Plata. El paciente más joven que intervinieron tenía 30 años.
“Si el paciente tiene diagnóstico de transexualidad es irreversible. Es de certeza y la única posibilidad de abordar el cuadro es la terapia hormonal, al menos durante un año, y luego la intervención quirúrgica”, indicó. No obstante, Fidalgo aclaró que “no hay que apresurarse. Yo no operaría a un chico de 15 años”. “Para la intervención exigimos al paciente equilibro y maduración psíquica, física y emocional”, señaló. Hasta tanto pueda ingresar al quirófano, Fidalgo es partidario de que Nati se someta a una terapia hormonal para “aliviar” su drama.
Gindín y Fidalgo acordaron en que para ese tipo de tratamiento es necesaria una autorización judicial, aunque la ley que reglamenta elejercicio de la Medicina no la exija taxativamente como en el caso de la operación de reasignación de sexo. “Podría haber una denuncia por mala praxis por bloquear las hormonas masculinas a un varón. El aval de la Justicia allana estos caminos”, dijo Fidalgo.