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La llave de la salvación
Ezequiel Gaspes y su esposa Cecilia viajaron desde Villa Elisa a la isla de Phi Phi, en Tailandia, hace un año, para celebrar su luna de miel. Como a cientos de miles de personas los sorprendió la catástrofe causada por la fuerza de la naturaleza. Pero ellos lograron sobrevivir al tsunami porque minutos antes de la gran ola se fueron de la playa y subieron al segundo piso del hotel en el que se alojaban en busca de una llave de su caja fuerte. Anoche, al cumplirse un año de la tragedia, se reencontraron para cenar con otros dos sobrevivientes, una pareja que compartió con ellos el drama del tsunami.
“La mañana del 26 de diciembre habíamos ido a la pileta del hotel, después al mar y a eso de las 10 y cuarto de la mañana subimos a la habitación a buscar una llave. Cuando salimos al lobby vimos que en la bahía donde estaba el hotel el agua primero se retiró y luego se vino sobre la playa, arrastró a la gente de las reposeras. Después siguió subiendo y llegó a salpicar las ventanas de la habitación”, recordó Gaspes a Página/12.
Su habitación se encontraba en el segundo piso del hotel “y el agua estaba a 50 centímetros de la ventana, es decir que tenía unos 10 metros altura”. Después el agua comenzó a retirarse y volvieron tres olas más pequeñas. Todo esto sucedió en “20 minutos, media hora. Después todo volvió a la normalidad”, relató.
Tras ese episodio “nos fuimos a un lugar más alto del hotel, se veía a la gente herida y los destrozos. A las tres de la tarde se corría la bola de que venía una ola más grande y nos fuimos corriendo a un morro. A eso de las 19 volvimos al hotel”.
Cerca de media noche “nos rescató un bote y nos llevó hasta la isla de Phuket, donde nos trasladaron a un hospital. Cuando chequeamos los diarios en Internet vimos que la tragedia había sido más grande de lo que imaginamos, había 11 mil muertos en ese momento”. A la 7 de la tarde del 27 de diciembre un avión de las fuerzas armadas tailandesas los trasladó a Bangkok, donde los esperaba gente de la embajada argentina “que nos había reservado las habitaciones en un hotel”.
“Habíamos perdido todo, la plata, la tarjeta, las valijas, los pasaportes, solo teníamos lo puesto y una muda de ropa. A la mañana siguiente, el 28 de diciembre, fuimos a la embajada argentina, nos hicieron los pasaportes y nos fueron a buscar los pasajes. El 29 llegamos a la Argentina”.
El matrimonio regresó en el avión con dos parejas más y una mamá con su nena, que habían estado en la misma isla. “Cuando aparecen amigos que hace tiempo que no vemos, lo primero que nos preguntan es cómo fue la tragedia. Nosotros no nos quedamos con un trauma pero somos conscientes de lo que nos salvamos. La magnitud de lo que pasó no puede trasmitirse a través de una foto sino que es necesario haber estado allí”.
Informe: María Sol Wasykyk Fedyszak.
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