Además de los casos del McDonald’s y del parque Pereyra Iraola, una serie de dramas familiares terminaron ayer en los registros policiales.

En la localidad bonaerense de Ezeiza, un hombre hirió a cuchilladas a su mujer y luego se arrojó al paso de un tren. El hombre, de 51 años, hirió de gravedad a su mujer, de 55, con un cuchillo. Luego tomó su bicicleta y a bordo de ésta se dirigió hasta la estación de trenes de la localidad de Carlos Spegazzini, lugar en el que se arrojó debajo del tren.

En Catamarca, una mujer que mantenía una difícil relación con su concubino sufrió graves quemaduras cuando salió de su casa envuelta en llamas, por lo que la Justicia abrió una investigación para determinar si intentó matarse o si su novio la prendió fuego.

En Derqui, provincia de Buenos Aires, José Luis Castillo, dueño de un periódico local de fisicoculturismo, asesinó ayer a la tarde de un escopetazo a su esposa, Nelly Elena Vitavar, de 33 años, y luego se suicidó de la misma manera, informaron fuentes policiales.

También, un hombre asesinó a cuchillazos a su hija de cuatro años e hirió de la misma manera a su esposa y a su otro hijo de siete en una casa del partido bonaerense de Berazategui y, cuando llegó la policía para detenerlo, se cortó la lengua y se hizo el muerto, aunque finalmente fue apresado, informaron fuentes policiales.

Según el padre del hombre detenido, su hijo era miembro de una secta y agregó que, al momento en que ocurrieron los hechos, el joven decía que “estaba poseído por el demonio”.