La camioneta usada en el asalto al Banco Río fue encontrada ayer en Alejandro Korn a diez cuadras de la vivienda del Gordo o El Mono Julián, cuyo nombre completo es Julián Sallo Echavarría, quien supuestamente fue el chofer del vehículo durante todo el tiempo que duró la construcción del túnel y que el mismo día del robo estuvo al volante de la camioneta utilizada ese 13 de enero para cargar el botín y huir. La Volkswagen blanca apareció quemada, un método usado habitualmente para borrar huellas. La camioneta tiene dos elementos que hacen presumir que es la del robo: un agujero en el piso, por el que entraban y sacaban elementos para el túnel y un sistema de poleas con el que se izó el botín desde el desagüe.

Según varios testigos, la Volkswagen se estacionaba en una boca de desagüe ubicada en la esquina de Tres Sargentos y Libertad, cerca del Banco Río. Por las escaleras de esa boca bajaban hasta el desagüe y de allí se movían en un gomón, con motor fuera de borda, hasta el túnel que construyeron hacia el banco. El día del robo, obviamente el trayecto se hizo a la inversa y así se transportó también el botín, que se hizo entrar a la camioneta mediante el sistema de poleas.

Para los investigadores policiales y para los fiscales, la aparición de la camioneta no agrega nuevos datos a la pesquisa, pero –según sostenían ayer a la tarde– de alguna forma sirve para confirmar lo averiguado hasta el momento. De todas maneras hay algunos puntos de importancia:

- En la casa de Sallo Echavarría se encontró una cédula verde, falsa, pero que se corresponde con la camioneta. O sea que fue fraguada por si era necesario exhibirla ante un policía o una autoridad. Esto vincularía entonces a Sallo con el vehículo y con el robo, por cuanto hay testigos que vieron esa camioneta en la esquina de la boca del desagüe.

- Esta misma veta sería confirmada en las próximas horas por otros testigos de Alejandro Korn que ratificarían que Julián andaba con ese vehículo.

- Ayer se realizaban trabajos periciales, con revenidos químicos, para determinar el verdadero número de motor de la camioneta. Eso podría llevar a identificar a sus dueños y la circunstancia en la que les robaron el vehículo o se lo compraron con un documento falso. Una vez desentrañado el origen de la camioneta, se les preguntará a sus dueños originales cómo era la fisonomía de los que se llevaron el vehículo y es probable que allí surja que fue uno o dos de las personas actualmente detenidas. Algo similar ocurrió con el motor fuera de borda, que –según afirman los fiscales– habría sido adquirido por Alberto de la Torre y Mario Vittete Sellanes.

Para los investigadores hay pruebas más que suficientes para imputar al grupo de detenidos, empezando por De la Torre, al que se le encontró casi un millón de dólares. El gran interrogante es quién planificó y financió el golpe. Parece difícil que el cerebro haya sido alguno de los que ahora están presos, considerando que todos, salvo el “ingeniero” García Bolster, pasaron la mitad de su vida en la cárcel, no tienen el perfil de ideólogos del golpe y difícilmente hayan tenido los fondos para solventar la construcción del túnel, la compra de los gomones y todo lo que se necesitó en el robo.