Para sumar más misterio al desconcierto de productores agropecuarios y veterinarios, otros cuatro animales aparecieron muertos y mutilados en las localidades bonaerenses de Salliqueló, Cabildo y en la rionegrina de Choele Choel. En todos los casos se trató de vacas que presentaron los mismos signos que las anteriores: extracción de órganos y músculos, inexistencia de rastros de sangre y cortes perfectos. Mientras tanto, en la Universidad Nacional de La Pampa se están analizando muestras de varios animales hallados en distritos de esa provincia y se espera la llegada de la cabeza de la última vaca hallada en Salliqueló.
El titular del Senasa, Bernardo Cané, intentó tranquilizar a los habitantes de las zonas donde se están produciendo estos casos al explicar que “hay que tomar las cosas con la mayor amplitud posible”. “Hasta ahora sólo tenemos versiones orales y los informes preliminares de veterinarios que vieron cosas extrañas”, dijo el funcionario. Y confirmó lo adelantado ayer por Página/12 respecto del envío de “un equipo profesional de los departamentos Patología, Sanidad Animal e Inspección de Frigoríficos”.
Pero el descubrimiento de dos vacas seccionadas en Cabildo, un pequeño pueblo ubicado a 50 kilómetros de Bahía Blanca, así como de otra en Salliqueló –cuya cabeza será transportada a la Universidad de La Pampa para su estudio– y una cuarta en Choele Choel continúa propagando la incertidumbre de los productores por no saber el origen del fenómeno y también por las pérdidas económicas que éste acarrea.
Los propietarios o encargados de campos se están organizando para realizar un recuento del ganado existente en cada establecimiento. De acuerdo a las zonas, la tarea será bastante ardua teniendo en cuenta la extensión de los terrenos. En uno de estos recorridos, un productor de Rivera llegó hasta el sitio donde están depositados los animales muertos.
Con asombro, descubrió una vaca de su propiedad –muerta por una enfermedad hace más de un mes– a la que le faltaba la glándula mamaria, entre otros rasgos parecidos a los demás casos. El veterinario que la vio, Jorge Robles, indicó que “esto permitiría señalar que los ataques fueron realizados posmortem”.