En la España donde estos métodos abundan, la plebeya Letizia Ortiz dio a luz a la infanta Leonor, primogénita del príncipe Felipe de Borbón, a pesar de haberse ligado las trompas en su vida pasada cuando no esperaba pasar a formar parte de la Casa Real. Según especialistas y asesores de las diputadas que elaboraron el proyecto para autorizar las prácticas anticonceptivas quirúrgicas en el sistema sanitario público argentino, la reversibilidad de estos procedimientos es de entre el 70 y el 80 por ciento.

Por eso la diputada Juliana Marino destaca la importancia de que se practique con el “consentimiento informado” de la paciente, agotando las alternativas de los anticonceptivos no quirúrgicos e informando sobre los riesgos que implica la reversión. La legisladora citó el caso de un fiscal español que condenó a un médico por haber utilizado este método por indicación del marido de una paciente, durante la cesárea de la mujer. Sin embargo, destacó que no se pidió la pena máxima porque la Justicia tuvo en cuenta que el método es reversible.

De todos modos, aunque el método fuera completamente esterilizante las legisladoras no dejarían de impulsarlo. “Cuando se hacen cirugías estéticas nadie habla de los riesgos ni de las consecuencias psicológicas, no existe esta preocupación. Aquí se carga en el vientre de la mujer... todos parecen más preocupados por las trompas y nadie se fija en la vasectomía, que incluso es más sencilla. Como la virilidad está en juego, los varones son más reacios, y por eso los que adoptan este método son héroes. En cambio las mujeres que lo utilizan pareciera que transgreden el mandato natural”, se quejó Marino.

La ginecóloga Zulema Palma confirmó a Página/12 que estas técnicas tienen reversibilidad en diferentes porcentajes. Pero consideró que el hecho de que “sea irreversible no le quita derecho a la persona” de acudir a estos métodos. “Cuando se trata de hacerse una nueva nariz o de recortarse una parte del cuerpo por un beneficio fashion, para ser metrosexual o una chica producida, ahí la mayoría de los médicos y la jerarquía eclesiástica no dicen nada”, expresó Palma terminante.