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“En EE.UU. son más fríos”
› Por Mariana Carbajal
Hugo Zimmerman y Marcela Gutiérrez inauguraron el “turismo reproductivo” en la Argentina. Viven hace un año y medio en Miami Beach y en marzo volvieron a Buenos Aires con el único fin de realizar un tratamiento de fertilización “in vitro” en el CEGYR. No vinieron solos. La hermana melliza de Marcela y su marido, que viven hace doce años en Nueva York, viajaron con el mismo propósito. De regreso en Florida, Marcela y Hugo se enteraron de que el procedimiento había sido exitoso. El bebé nacerá en seis meses. La hermana de Marcela, en cambio, no tuvo suerte y muy pronto intentará otra vez en Buenos Aires.
“Nos convenció la variable económica y la contención afectiva que no encontrábamos en las consultas que hicimos en Miami y en Nueva York. Este tipo de tratamiento es muy angustiante y la contención idiomática es importante. Para nosotros fue fundamental”, señaló Hugo. “Yo no hablo bien inglés y en algunas entrevistas tuve que recurrir a una traductora para entenderme con el médico. Me daba miedo no saber bien qué me iban a hacer. A mi hermana, que habla bien inglés, le pasaba lo mismo: le costaba mucho entender los términos técnicos. Además, en Estados Unidos los médicos son más fríos”, agregó Marcela.
Hugo tiene 52 años y es director de cine. En Miami montó una productora y se dedica a filmar comerciales y documentales. Marcela, de 38, es su mujer hace más de una década y trabaja con él como jefa de producción. “Nos fuimos de Argentina por la situación económica y social del país y acá nos está yendo bastante mejor en todo sentido”, comparó Hugo.
El tratamiento de fertilización “in vitro” en Estados Unidos les costaba entre 10.000 y 15.000 dólares. En Argentina pagaron tres veces menos. “El problema es que si en Estados Unidos tenés alguna complicación como una infección y hay que hacer más exámenes, se agregan sumas de a 1000 dólares. Entre una cosa y otra, te puede salir hasta 50.000 dólares. Imaginate que cada ecografía la cobran 350 dólares y la visita al médico 150”, detalló Hugo. En marzo, viajó primero a Buenos Aires Marcela para iniciar el tratamiento y después llegó Hugo. “Todavía no podemos creer que estemos esperando un hijo”, resumió Marcela. La felicidad se les notaba en la voz.
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