En las últimas semanas se registraron en Escobar secuestros a hijos de bolivianos: vecinos de la zona comentan que hubo quince en total pero que no todos fueron denunciados. Forman parte de una serie de hechos que parecen no tener relación entre sí y que, sin embargo, se entrelazan en un objetivo visible: amedrentar a la comunidad boliviana de la zona. “Pareciera como si quisieran que nos vayamos del barrio”, comenta sigilosa una mujer. “Como es difícil hacer denuncias, estas cosas no trascienden”, comenta otra.

Hay rumores que intentan explicar algo así como una estrategia de mobbing (acoso) inmobiliario respecto de las tierras ocupadas por las quintas que se combina con acciones xenófobas. Se dice que habría interesados en que esos espacios verdes sean comprados para construir un country. Otros especulan con que los dueños de terrenos linderos a las quintas –algunos sembrados con soja– quieren expandir este cultivo más rentable. Otra de las líneas de sospecha –no excluyente con la anterior– es que grupos de choque vinculados al Mercado Central (del que Patti fue interventor en 1993, antes de convertirse en intendente de Escobar) ven como competencia el creciente caudal de recaudación del mercado boliviano y apuntan sistemáticamente contra las quintas.