Vie 16.08.2002

SOCIEDAD • SUBNOTA

La banda mixta ahora ya empieza a tener nombres

El único detenido en el caso Peralta mencionó siete nombres del grupo supuestamente involucrado en el secuestro y asesinato. Por la mañana un llamativo ataque a la casa de uno de los policías nombrados. El misterio de un identikit.

› Por Horacio Cecchi

Como si se hubiera abierto recién ahora la caja de Pandora, el caso de Diego Peralta sumó una serie de hechos confusos, informaciones inciertas y un ventilador encendido. Del lado de lo confuso, ayer el sargento de El Jagüel, Miguel Angel Giménez (señalado por el único detenido como involucrado en el secuestro de Diego), se tiroteó frente a la casa de su madre con cuatro hombres a bordo de un Ford Orion. La Bonaerense intentó bajar el tono de la información, al asegurar que se trató de un intento de robo, sin disparos. En el terreno de lo incierto, un identikit de uno de los secuestradores fue enviado a los medios, con algunos datos físicos, pero cuyo origen es anónimo. El ventilador, según fuentes judiciales, correspondió a José García, el único detenido en el caso que desde hace días acusa al mismo Giménez como responsable del secuestro. Ayer, se presentó a ampliación de indagatoria y habría señalado unos siete nombres de integrantes de la banda mixta, entre ellos los de algunos uniformados de la Bonaerense.
A las 7 menos 10 de la mañana, Carlos Giménez llegaba a la casa de su madre, Rivadavia 1063, de Monte Grande, a bordo de su Volkswagen Gol blanco. Además de remisero, Carlos es hermano del sargento más conocido de la Bonaerense desde hace cinco días (fuera de las fronteras de El Jagüel, porque dentro es desde hace tiempo harto conocido). A esa hora, un Ford Orion, con cuatro pasajeros, coincidía con el remisero en pasar por el lugar. Desde sus ventanillas asomaron armas, en el preciso momento en que el sargento Giménez salía de la casa, donde casualmente se había quedado a dormir. Según versiones y algunos agujeros en las paredes, hubo intercambio de disparos. Según informaciones policiales, “no hubo nada de eso, sólo fue un intento de robo de automotor. Los tipos se asustaron cuando vieron salir al policía y escaparon”.
“¿Dónde se ha visto semejante operativo para robar un auto? –dudó un ex comisario de Sustracción de Automotores–. Lo hacen más rápido, y por lo general intervienen pocos hombres. No parece un robo al voleo, porque también es demasiada gente, aunque no se puede descartar nada.” Cualquiera haya sido el objetivo, el hecho ocurrió, con o sin balas de por medio. Lo que se puede deducir es que la banda desconocía el terreno, desconocía que Carlos era el hermano del sargento Giménez, desconocía que esa era la casa de la madre, y recién comprendió que el personaje que salía a su encuentro era nada menos que el ayudante del sheriff del distrito cuando vio su rostro, difundido en todos los informativos periodísticos desde que El Jagüel fue un incendio. Quizás, la propia versión del sargento tenga puntos de apoyos más realistas: “Es probable que el ataque estuviera dirigido a él –señaló una fuente policial–, ya que con su hermano utilizan el mismo rodado para desplazarse”.
Respecto al identikit, un fax fue enviado esta mañana a las agencias de noticias Télam y DyN. En él, aparecía el dibujo de un rostro, supuestamente de uno de los secuestradores de Diego, trazado a partir de la descripción de una testigo encubierta que habría presenciado el hecho. Iba acompañado de una mínima descripción física: “Entre 1,70 y 1,73 metros, cabello negro y muy corto, tez oscura, alrededor de 30 años, contextura mediana y vestía, al momento del secuestro, chaqueta azul tipo policial”. Lo curioso es que no llevaba firma de quién lo enviaba. Usualmente, un identikit es ordenado por la Justicia y lleva nombre y firma del juez interviniente. Este diario chequeó entre fuentes judiciales y policiales, y nadie se hizo cargo del envío. Entre las posibilidades barajadas, es que el identikit sea correcto, exista dentro del expediente y alguna mano anónima haya decidido difundirlo. Un investigador del caso señaló a este diario que el juzgado había solicitado la realización de una serie de identikits, pero desconocía que se haya decidido su publicación. Otra posibilidad es que el dibujo del rostro sea ficción de un dibujante experto. Este diario consideró inoportuna su publicación sin chequear su origen. El tercer hecho es consumado. José García, el único detenido por el caso fue citado por el juez federal Carlos Ferreiro Pella a ampliación de indagatoria. Aunque algunas versiones señalaban que se había realizado a pedido del joven, que en todo momento se declaró inocente, lo cierto es que la citación tuvo su origen en el juzgado por un simple motivo: García fue detenido cuando aún se mantenía la búsqueda de Diego bajo la acusación de secuestro extorsivo. Al aparecer el cuerpo del joven, a la calificación del delito se agregó la de homicidio, con lo que García debió ser citado nuevamente como indican las normas procesales. Más allá de tecnicismos, según fuentes judiciales, García, muy atemorizado por amenazas que habría recibido en el penal de Ezeiza, donde se encuentra detenido, decidió hablar: habría mencionado unos siete nombres de integrantes de la banda, entre ellos los de varios policías.
No habría que descartar un intento de robo al auto de Giménez, un identikit que no existe y que García nunca acusara a nadie. Como señaló un comisario de la Bonaerense, “coincide con que está todo muy sensibilizado”. De todos modos, es sensible a que la mafia existe.

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