COMERCIO INTERNACIONAL, ALCA, UNION EUROPEA Y BRASIL
“Sin pruritos ideológicos”
Diversificar mercados e incorporar valor agregado a exportaciones, lo que denomina descomoditizar, son objetivos para el comercio internacional de la Argentina planteados por Martín Redrado.
› Por Natalia Aruguete
Duplicar las exportaciones, diversificar los mercados internacionales y “descomoditizar” el comercio internacional son, según el viceministro de Relaciones Exteriores, Martín Redrado, las aspiraciones del Gobierno. En diálogo con Cash, Redrado se mostró proclive a avanzar en el acuerdo con el ALCA y conquistar otros mercados, aunque advirtió que la Argentina no cerrará negociaciones sin un verdadero concepto de reciprocidad.
¿Cómo evalúa el comportamiento de las exportaciones de este año?
–Fueron record.
¿Por qué disminuyó la balanza comercial?
–Bajó un poco, pero terminaremos con un superávit de 15 mil millones de dólares. El 2003 muestra la mayor diversificación de mercados, gracias a una política comercial que abrió siete negociaciones simultáneas.
¿Cuáles fueron los sectores más competitivos?
–Algunos críticos dicen que hemos caído en exportaciones de manufacturas de origen industrial. En términos absolutos, sí. Porque disminuyó el producto industrial en Brasil. Pero estamos mostrando menos Brasil-dependencia, con un crecimiento en el que la Unión Europea (UE) pasa a ser nuestro primer socio comercial.
¿Cómo caracteriza la relación comercial con ese bloque?
–Está cambiando. La Argentina busca una inserción productiva con el mundo: “descomoditizar” el comercio, virando hacia productos con mayor valor agregado. El mercado con la Unión Europea tuvo una tendencia hacia productos primarios. En el 2003 hubo un crecimiento de manufacturas de origen agropecuario.
¿Es posible revertir esa asimetría comercial?
–La Cancillería se abrió a los sectores productivos. Generamos un modelo de gestión público-privado. Si el sector público negocia una reducción de aranceles, debe estar el sector privado ocupando ese espacio.
¿El comercio con la UE es alternativo al ALCA?
–No es UE o ALCA sino UE y ALCA. El eje es maximizar el acceso de nuestra producción al mundo. Es una política comercial sin pruritos ideológicos. Se mide cuánto se gana en una negociación en términos de acceso a mercado. La Argentina sólo va a dar concesiones si consigue lo mismo o más.
¿Qué mirada ve en la opinión pública sobre el ALCA?
–Pésima. Creo que falta información sobre qué se está negociando. El ALCA todavía es un borrador y después de Miami, es un esqueleto. Como dice el canciller Rafael Bielsa: “Hay que estar adentro de la negociación para pelear nuestros intereses”. Hay que salir del slogan y discutir de manera práctica. El ALCA habrá que medirlo por cuánto podrá ganar la Argentina y qué tiene que pagar.
¿Qué tiene que pagar?
–Estados Unidos y Canadá buscan una mayor apertura en los sectores de servicios e inversiones. También quieren propiedad intelectual, normas medio-ambientales y laborales, pero en eso no se va a avanzar. Hay un mito de que lo que dice Estados Unidos se impone. Uno no desconoce el poder de Estados Unidos, pero cuando hay otros 34 países en la mesa la relación no es tan lineal. La Argentina firmó más de cuarenta tratados de protección de inversiones durante los ‘90, sin un concepto de reciprocidad. Brasil no los firmó y tiene más capacidad de negociación.
¿Puede pensarse el caso mexicano como un antecedente de lo que sería el futuro de la Argentina si integra el ALCA?
–No. México basó su modelo de integración con Estados Unidos en los bajos salarios. Hoy, esos bienes son más baratos en China. En cambio, la Argentina compite en base a calidad de recursos humanos y recursos naturales.
¿Qué efectos puede generar el G-20 en el comercio internacional?
–El G-20 logró cambiar el balance de poder en la Organización Mundial de Comercio: no tomar las cosas con el esquema de la Ronda Uruguay, donde Estados Unidos y la UE se ponían de acuerdo y el resto firmaba al pie de página. Hay que eliminar las distorsiones. Gracias al G-20 se logró eliminar la cláusula de paz, que algunos llamaron la cláusula de la impunidad. No va a haber ronda de desarrollo si la agricultura no tiene un tratamiento adecuado.
¿Qué impacto tuvo el comercio exterior en el mercado laboral?
–El crecimiento de las exportaciones ha generado más empleo. Distribuidas en empresas pequeñas y medianas. El crecimiento de las exportaciones del año pasado creó cerca de 80 mil puestos.
Pero hay 5 millones de personas con problemas de empleo...
–Tenemos que ser francos. Todavía no tenemos una cultura exportadora. Es un perfil que estamos buscando. Aspiro a que no sea un grupo concentrado de empresas que exporten sino complejos productivos que puedan salir al resto del mundo. La Argentina no se va a volver exportadora ni generadora de empleo a través de la exportación de un día para otro.
¿Se tiende a eso?
–Sí. Pero no hay que plantear mercado interno versus mercado externo. La Argentina tiene que producir con la mejor calidad para ambos mercados, pero es el mercado interno el que genera más empleo y el sector exportador acompaña. La exportación permite generar divisas, pero no reemplazará al mercado doméstico que es el principal generador de empleo.