DESREGULACION TELEFONICA Y EXPANSION DEL MERCADO
Competencia por el tubo
Después de pasar lo peor de la crisis, las compañías telefónicas tienen preparados planes para ganar participación en ese negocio. Telephone II, manejada por un fondo de inversión, define su estrategia.
› Por Cledis Candelaresi
En menos de tres años de operación en el país, el ejecutivo francés Pascal Caussill no sólo logró dominar el español al punto de erradicar su acento galo. Como CEO de Telephone II se jacta de haber posicionado bien a la compañía en el segmento de larga distancia local e internacional, donde también compiten Techtel y Movicom. Ahora se dispone a disputar el segmento de llamadas locales de clientes corporativos a Telefónica y Telecom en el área metropolitana. No se trata de una operadora con trayectoria en el rubro. Por el contrario, la firma es propiedad de un fondo inversor europeo, Blainvillais, que alentado por la desregulación decidió probar suerte en la Argentina poco antes de la debacle económica.
Frente a la crisis del 2001, ¿era más costoso retirarse que quedarse?
–Lo que sucede es que la instalación en la Argentina es parte de un proyecto más amplio. Nosotros también estamos en Uruguay y tenemos licencias para operar en Chile y Bolivia. No tenía sentido retroceder. La devaluación, además, era un riesgo contemplado.
¿Qué planes cambiaron?
–Suspendimos los planes de expansión geográfica. La idea original apuntaba a un crecimiento fuerte más que a obtener rentabilidad. Esto fue abandonado por la idea de defender como se pudiera la renta. Afrontamos muchos costos en dólares, ya que los minutos finales de cada comunicación al exterior se pagan a un operador externo que cobra en esa moneda. Esto sin duda obligó a retocar el proyecto y a realizar un detallado análisis del tráfico para centralizar esfuerzos sólo en los tramos más demandados.
¿Cómo es la relación con Telefónica y Telecom, considerando que utilizan sus redes y, al mismo tiempo, compiten con ellas?
–Tenemos buena relación porque vieron que somos competidores serios. Los costos de interconexión (lo que se paga por el uso de la red) son regulados. Después de la devaluación, aplicaron el CER que, al principio, nosotros pagamos bajo protesto. Pero ahora firmamos nuevos contratos y admitimos ese ajuste.
En el 2003, ¿Telephone II duplicó la facturación a costa de capturar usuarios de la competencia o porque hubo un incremento de la demanda?
–El tráfico no aumentó. Creo que captamos clientes de otras empresas por tener una oferta muy clara: se paga sólo lo consumido, hay un único precio para cualquier horario y no hay costo de conexión ni abono. Si no se usa el servicio, no se paga nada. Esta simplicidad y transparencia jugó a nuestro favor.
Con la mitad de la población bajo la línea de pobreza, ¿el negocio de la telefonía no tiene un horizonte muy limitado?
–No. Hoy tenemos más de 50 mil clientes y existen más de 8 millones de líneas en todo el país. Margen para crecer tenemos bastante. Hasta ahora sólo competimos en larga distancia nacional e internacional, y nos acaban de otorgar una licencia para prestar también el servicio local en el área metropolitana.
¿El deterioro del poder adquisitivo no pone un techo a su negocio?
–Es cierto que el negocio tiene un techo. Pero que Telefónica y Telecom tengan el 80 u 85 por ciento del mercado deja lugar para que haya más competencia. En Europa, donde se desreguló el mercado, ninguna compañía tiene más del 40 o 45 por ciento del mercado.
¿Por qué decide invertir en telefonía y en la Argentina?
–Porque en 1998 estaba preparado un proyecto similar para otra región, pero la idea finalmente se vendió a una empresa muy conocida en Europa. Como la Argentina, Uruguay y hasta Brasil estaban por abrirse a la competencia, decidimos desarrollar el plan aquí.
¿Incursionar en telecomunicaciones no requiere un know how específico?
–Con la tecnología actual, no. Es un servicio, no como cualquiera, pero que puede ser atendido por gente capacitada, y técnicos hay muchos.
Usted desarrolló emprendimientos en otros lugares como Africa y Asia. ¿Qué singularidades encontró acá?
–La Argentina tiene una red de fibra óptica muy buena y una red de interconexiones con países limítrofes excelente. Pero, básicamente, hay recursos humanos muy bien preparados. Eso lo hace similar al manejo de un negocio en Europa, por ejemplo. Obviamente que hay también diferencias. Pero le digo que a veces es más difícil trabajar con un francés que con un americano o un chino. Uganda y Namibia no se pueden comparar con la Argentina porque son “planetas” totalmente diferentes.
¿Cómo ve el clima de negocios en la Argentina, considerando los últimos indicadores macro y la situación política?
–El 2004 y el 2005 serán años muy buenos para la Argentina. Y creo que la voluntad del Gobierno es que siga habiendo competencia, algo que es bueno para nosotros.
¿Qué podría pasar si se sigue demorando la reestructuración de la deuda con los acreedores privados?
–Esos problemas podrían influir en el tipo de cambio y eso va a afectar a cualquier actividad ligada al exterior. Hoy tenemos mucha actividad orientada al tráfico nacional, con ingresos en pesos, y con menos exposición. Pero la Argentina tiene todo para crecer. No creo que haya riesgos de volver a la hiperinflación. Si hay reglas claras, no habrá mayores problemas.