AUMENTO EN LOS INSUMOS BASICOS DE LA CONSTRUCCION
Plazo fijo de ladrillos
El avance de la construcción mostró signos de agotamiento en los dos últimos meses. En el sector lo explican por el alza de los materiales.
Por Alejandro Bercovich
Si se prolonga la tendencia de los últimos meses, bien vale el viejo consejo de los abuelos de “invertir en ladrillos” para resguardar los ahorros con una propiedad. El precio de los materiales para la construcción se disparó en lo que va de este año más que cualquier otro rubro de la economía. Empresarios como proveedores han advertido que la caída del 4,9 por ciento en la actividad en abril contra marzo ya acusa el impacto de esas subas. De haber sabido un inversor que podía comprar mil ladrillos huecos por 380 pesos en noviembre y venderlos por 600 en mayo seguramente no habría pensado en acciones, bonos ni moneda extranjera. Ni siquiera en construir.
Aunque el índice del costo de la construcción del Indec arrojó una suba del 6,7 por ciento en el primer cuatrimestre del año, un relevamiento realizado por Cash comprobó que los incrementos van del 30 al 60 por ciento en varios insumos: perfiles de hierro, chapas, revestimientos, cañerías y artefactos de baño y cocina. Las listas de precios de las fábricas llegan a los distribuidores en dólares y se renuevan una o dos veces por semana, como en épocas de inflación de tres dígitos. Y a ese mismo ritmo se ajusta el presupuesto que requiere terminar una obra particular iniciada después de la devaluación, cuando la construcción cobró impulso, quebrado el mes pasado.
Los dueños de corralones en la Ciudad de Buenos Aires aseguran que mantienen los mismos márgenes de utilidad y hasta dicen haberlos recortado para no perder ventas. “Nos habíamos entusiasmado con el movimiento que hubo entre enero y marzo, pero ahora hay un parate importante por los aumentos”, se quejó ante Cash el dueño de un centro de acopio en Caballito. Según el índice Construya, que releva la operatoria de las empresas líderes del sector en todo el país, en abril se vendió 7 por ciento menos de materiales que en marzo, en línea con el enfriamiento de la actividad. En la zona norte del conurbano, en cambio, el auge de los countries y barrios privados sigue dando más libertad para incrementar márgenes de ganancias y los precios se ubican por lo tanto un escalón por más arriba.
La estructura del sector ha cambiado con la expansión de los homecenters, que operan con la lógica hipermercadista de publicitar ofertas al costo para ganar en el total de la compra sobre los productos de mayor rotación. Sin embargo, esas bocas de expendio apuntan principalmente a las refacciones pequeñas y no tienen mucho margen de negociación frente a sus gigantescos proveedores, que en algunos casos se reparten el mercado local entre dos o tres empresas.
La situación no es la misma en todos los rubros. La pintura ya tuvo su propia disparada inmediatamente después de la devaluación y, desde enero, avanzó poco. El mármol y el granito subieron cerca de un 11 por ciento en ese mismo lapso, con diferencias según la calidad. Pero la chapa y los perfiles de hierro experimentaron tres saltos importantes en cuatro meses, y su precio en dólares aumentó cuando la divisa retrocedió frente al peso. Los comerciantes reconocen que una “avivada” frecuente es la de mantener los mismos precios al público (en pesos) cuando baja el dólar y los proveedores no cambian sus listas, pero aducen en su defensa que esa ventaja no suele durar más que un par de semanas.
En otros casos, la suba de precios va de la mano del desabastecimiento. “Nosotros ya volvimos a importar artefactos y accesorios de baño, porque Ferrum debe 15 mil inodoros desde hace seis meses y FV suspende envíos o directamente no los cubre”, acusó un constructor de Puerto Madero, para quien el faltante encubre deseos de mayores ganancias. Lo mismo denunciaron para el caso de Acindar varios distribuidores de caños y cuplas para gas, que ya salieron a comprar a Estados Unidos después de agotar la producción local y los envíos brasileños. En las fábricas argumentan que sus líneas de producción trabajan a pleno, destacan la cantidad de nuevos empleados que contrataron y niegan que haya especulación.
Un termotanque de 160 litros, de todos modos, vale hoy más de 590 pesos y valía 460 pesos en noviembre. Un desagüe pluvial de PVC cuesta 20 pesos cada cuatro metros, contra los 15 de cuatro meses atrás. Y las alacenas de una cocina mediana, que insumían 1600 pesos a fin de año, no se consiguen por menos de 1900.