Dom 07.04.2002
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OTRAS CRISIS: ¿QUE DEPARAN OTRAS EXPERIENCIAS?

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Miguel Teubal propone revisar las políticas que permitieron a Estados Unidos, Suecia, Francia y Alemania salir de la depresión del ‘30.

Miguel Teubal *

El Gobierno sigue proyectando políticas de ajuste como las implícitas en el Presupuesto, pesificando deudas de grandes empresas, permitiendo alzas de precios, acordando con el Fondo. Y no adopta ninguna medida que pudiera significar un aumento de la demanda global que sería necesaria para, por lo menos, impulsar una mínima reactivación. Se difunde que esas medidas son las inevitables, sea porque son las que deben tomarse para hacer frente a la recesión, o porque son las que exige el Fondo Monetario Internacional. Y se insiste en que sin la anuencia del FMI no se va a ningún lado. Sin embargo, esos argumentos son falsos.
Puede ser que sean medidas que deban tomarse para congraciarse con el FMI, pero eso no garantiza para nada la reactivación económica: todo lo contrario. Ninguna de las crisis económicas importantes del siglo pasado, fueron resueltas con políticas neoconservadoras de ajuste como las que en la actualidad propicia el FMI y acepta el Gobierno.
Tomemos el caso de la crisis de los años 30. ¿Cuál fue la política adoptada por los gobiernos de los Estados Unidos, Francia, Suecia y Alemania? A comienzos de la década del 30, al igual que en la actualidad, prevalecía la ortodoxia en materia de política económica. Discurso previo a importantes cambios institucionales que significaron el triunfo de Roosevelt en 1932 y la aplicación del denominado New Deal en los EE.UU. El triunfo de un gobierno laborista en Suecia en setiembre de 1932, el cual aplicó casi inmediatamente un programa de inversiones públicas como para hacer frente a una economía altamente recesiva. El advenimiento al poder del Frente Popular en Francia en junio de 1936 y la aplicación allí también de una serie de medidas redistributivas y de reactivación económica. Y, notablemente también, el triunfo de Hitler y los nazis en Alemania, en enero de 1933, que condujo a una serie de medidas tendientes a reducir el desempleo, reactivar la economía, y en forma creciente otorgarle a las políticas públicas un cariz crecientemente orientado hacia el rearmamentismo militar.
En todos estos casos fueron aplicadas importantes políticas heterodoxas, de aumento del gasto público y del déficit fiscal, planes de obras públicas, tendientes a aumentar la demanda global y a lograr una mayor reactivación económica. Estas medidas fueron aplicadas aún antes de que se publicara La Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero de Keynes en 1936. El resultado fue una reactivación importante. Incluso en la Argentina en los años 30, a instancias de Raúl Prebisch se aplicaron políticas expansivas, de aumento del gasto con obras públicas y de control de cambios. Según Manuel Fernández López, el Plan de Acción Económica Nacional adoptado el 28/11/1933 tuvo un carácter expansivo: “fue un plan keynesiano de expansión de la economía, controlando el comercio exterior con una política muy selectiva de cambios”.
Pero no vayamos tan lejos en el tiempo. Pensemos en la salida que tuvo la crisis asiática reciente de 1997/98, una crisis que permitió a los Estados Unidos y al FMI cuestionar la eficacia continua del denominado Modelo Asiático de Desarrollo basado en una fuerte intervención estatal y la orientación exportadora de las economías de la región. En efecto, Corea, Malasia y Tailandia, entre otros países, se habían transformado en importantes NIC (nuevos países industrializados) con altas tasas de crecimiento gracias a ese modelo. Varios países del Sudeste Asiático, resistieron los embates del FMI tras producirse la crisis. El Fondo había presionado para la adopción de un “programa de reformas” que incluía “la flexibilización de la tasa cambiaria”, liberalización de los mercados financieros (ingreso de capitales norteamericanos a ese sector) y liberalización de barreras arancelarias, todas medidas tendientes a beneficiar y a aumentar la propiedad extranjera de los negocios e instituciones financieras. Los países que más resistieron estas reformas, por ejemplo, Corea, Malasia y Tailandia fueron los que más éxito tuvieronposteriormente. El caso malayo es paradigmático ya que en ese país se establecieron controles a los movimientos de divisas y a los movimientos de capitales para proteger su divisa y mercados financieros. Estas políticas permitieron una reactivación de la economía sin que hubiera fuga de capitales o quiebras masivas, desocupación y ventas a precio vil de sus activos.
Se diría que ahora pasó el momento para impulsar el aumento de la demanda, porque en las actuales circunstancias toda nueva liquidez se escapa hacia el dólar. No necesariamente: la actual coyuntura engloba al corralito que trajo consecuencias nefastas para la población y tiró por la borda el normal funcionamiento del sistema bancario. Aumentarle los salarios a los más necesitados, aumentar la provisión de fondos para la salud, la educación u otorgar un subsidio a los desocupados no necesariamente genera una mayor demanda de dólares. Y aún si así fuera por qué no controlar el dólar como estuvo controlado tantas veces. Se cae en que no se puede hacer nada; nada que no sea seguir lo cánones de la más pura ortodoxia. Sin embargo, ello conduce inexorablemente al caos y a la disolución social.

* Profesor titular regular de la UBA e investigador del Conicet.

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