INDUSTRIALES SE QUEJAN DEL INGRESO DE CALZADO BRASILEÑO
Los zapatitos aprietan
Los fabricantes de calzado advierten sobre la penetración brasileña en la plaza local. Economías de escala y competitividad son los factores que dominan esa puja.
› Por Cledis Candelaresi
Los 4.850.000 pares de zapatos brasileños que se importaron en el primer semestre erizaron la piel de los industriales del sector, que alertan sobre un conflicto similar al que días atrás enfrentó a Brasil y Argentina por la cuota de mercado local de electrodomésticos. Alberto Sellaro, presidente de la Cámara de la Industria del Calzado, advierte sobre una avalancha aún con el actual nivel del tipo de cambio. Un dólar de 3,6 pesos le permitiría suspirar aliviado al dueño de la fábrica bonaerense Riacal.
¿Cómo se explica que un dólar a 3 pesos no sea suficiente para enfrentar la competencia de Brasil?
–Porque también está a 3 reales el dólar y Brasil tiene subsidios estatales. Somos tan competitivos como ellos. Pero hay una diferencia: los industriales brasileños tienen una producción a gran escala y nosotros tenemos la mala suerte de estar al lado. Por eso nos llenan con productos que suelen ser rechazos de exportación para otros destinos.
Pero hay un acuerdo en vigencia que limita la cantidad de productos que pueden venir desde Brasil.
–Es un acuerdo desde el 11 de junio, celebrado entre los gobiernos, que contempla un tope anual de entre 12 y 13 millones de pares para importar desde Brasil. Según el monitoreo que instrumentamos junto a la Aduana, en el primer semestre de este año el ingreso de calzado brasileño se incrementó un 78 por ciento. Proyectando a fin de año llegaríamos cómodamente a 18 o 19 millones de pares. Una situación similar a la que en el 2001 llevó a que cerrara la mitad de las empresas. Ahora las consecuencias podrían ser más devastadoras. Afortunadamente, el secretario Alberto Dumón ya envió una carta a su par brasileño advirtiendo sobre ese riesgo.
¿Cree que se podría generar un conflicto similar al que tuvo lugar con los electrodomésticos?
–Sin dudas. El problema es el afán expansionista de Brasil, que plantea aumentar su participación en el mercado interno argentino en la misma proporción que éste vaya creciendo. Parecen los dueños de nuestra bandera. Por eso creo que Argentina debe ponerse los pantalones largos y poner un límite. El Mercosur debe servir para negociar hacia afuera del bloque pero no para disputas internas. Brasil es más grande y por esta razón nos tendrá en jaque siempre.
¿Cómo se soluciona?
–No sé. Sólo puedo decirle que es la primera vez que tenemos un gobierno que nos atiende y nos escucha.
¿Le parece que la clave está en que se les otorgue a los productores locales subsidios similares a los que da Brasil?
–No, porque contrariaríamos las normas de la OMC. Lo que puedo decirle es que el Mercosur está mal planteado.
Eso no explica que su industria sea avasallante.
–Si la paridad cambiaria se ubicara en 3,60 no habría problema. Pero con el valor actual, para muchos es más rentable ser importador y revendedor que tener una empresa con cuarenta empleados.
¿Entre las 400 empresas de la Cámara hay importadoras?
No hay ninguna en la comisión directiva.
¿Al margen del tipo de cambio, la industria no tiene otros problemas que afectan la competitividad, como el atraso tecnológico?
–No. Yo compré hace tres años una máquina italiana que cuesta 130 mil euros, que posiblemente hoy no la podría comprar. Pero gracias a eso exportamos zapatos a 36 dólares que en las vidrieras europeas se ofrecen a 130 euros.
¿Quien no compró antes de la devaluación no puede equiparse?
–No es tan así, porque es posible conseguir créditos con esta finalidad. Pero en la industria no se invierte. ¿Sabe por qué? Porque no se sabe sise van a importar 15 o 20 millones de pares. Y lo penoso es que en nuestro sector con poco capital de trabajo se genera empleo. Hacen falta apenas 10 mil pesos para tomar un operario del calzado. En una industria química, con 1 millón de dólares recién puede pensarse en 15 empleados.