TRANSFORMACIONES DEL MERCADO LABORAL EN LAS ULTIMAS DECADAS
El no empleo
La experiencia europea enseña que resulta más relevante analizar al universo poblacional que no tiene ocupación que exclusivamente a los demandantes de puestos.
Por Veronica Gago
Algunos pensadores contemporáneos aplican la figura del “ejército de reserva” que usó Marx para nombrar a los desocupados en su época para caracterizar la situación actual de la fuerza de trabajo ocupada. El economista de la Universidad de Reims e investigador del Centre d’Etudes de l’Emploi (CEE) de Francia Jérôme Gautié, desde otra perspectiva –la institucionalista– analiza también cómo la categoría de desocupado ya no alcanza para dar cuenta de las híbridas situaciones del trabajo hoy. Invitado a la Argentina por el Ceil-Piette del Conicet, Gautié analiza a continuación el mapa de la Europa flexibilizada. “El concepto de desempleo tal como fue utilizado entre los ’70 y .80 ya no es suficiente para reflejar los problemas sociales que tienen los países del Primer Mundo. Instituciones internacionales como la OCDE prefieren el concepto de no empleo al de desempleo.”
¿Cuál sería la diferencia?
–La categoría de no empleo refiere a aquellos que no tienen empleo y que están dentro o fuera de la Población Económicamente Activa (PEA), ya que el concepto de desempleo se aplica sólo a las personas que están dentro de la PEA. La definición oficial de la OIT es que un desempleado es aquel que busca activamente un empleo, que está inmediatamente disponible para cualquier empleo. Son criterios muy estrechos sobre a quién se puede llamar desocupado. Es este concepto de desocupado el que está en crisis. En la OCDE hoy miden el no empleo, es decir, todas las personas que están fuera del empleo y en esa misma categoría aparecen los desocupados, las amas de casa, los jóvenes que no trabajan.
¿Cómo interviene en este escenario lo que usted llama “paradigma de la flexibilización”?
–La flexibilización del mercado laboral ha desempeñado un papel importante en la deconstrucción de este concepto de desempleo. El último informe de la OCDE publicado en julio introduce muchos matices en el discurso que tenían hasta ahora que era muy favorable a la flexibilización del mercado laboral y muy negativo a todo lo que fuera protección del empleo, porque, decían, introduce rigidez en el mercado laboral. Ahora reconocen que la correlación entre el nivel de protección del empleo y el no empleo no es muy clara. Es decir, que hay países como Suecia, por ejemplo, con un nivel alto de protección del empleo y con una tasa de desempleo de alrededor del 5 por ciento, mientras que otros países con un mercado laboral más flexible no tienen tanto éxito.
¿Qué implica que esa correlación no se confirme?
–En los ’90 apareció el concepto de flexiguridad, es decir, tratar de reconciliar la flexibilidad del mercado laboral y la seguridad económica y social de las personas. El país exitoso y ejemplo en Europa es Dinamarca porque tiene un mercado laboral bastante flexible, tanto como el de Gran Bretaña, pero con un protección social y seguros de desempleo muy generosos y una política muy activa del empleo. La flexiguridad sólo es posible en países con un nivel bajo de desigualdades y un nivel de formación inicial muy alto. Estas son condiciones que facilitan la inversión en capital humano y por eso permiten reconciliar seguridad y flexibilidad del mercado laboral.
¿Cómo se financia esta política de seguridad social?
–Dinamarca dedica entre el 4 y 5 por ciento de su PIB a la política del empleo que incluye seguros de desempleo, jubilaciones anticipadas y políticas activas como subsidio a la contratación, ayuda a la formación. Comparativamente: Estados Unidos dedica a estas políticas un 0,4 por ciento de su PIB.
¿En Europa está en discusión si se toma el modelo nórdico o el norteamericano?
–En Europa tenemos diferentes modelos: el del Norte que logra esta flexiguridad. El del Reino Unido, más cerca al de Estados Unidos por suintensa flexibilización. Y un tercer modelo es el de países como Francia, Alemania e Italia, que conocen tasas de desempleo bastante importantes: alrededor del 10 por ciento, y que siguen con un modelo fordista industrial aun cuando la mayoría de la PEA está en los servicios. Los mercados laborales de estos países son también fordistas, es decir, no muy flexibles o flexibles de un modo muy particular: para proteger el núcleo de los trabajadores de edad media han desarrollado contratos temporales que ocupan los jóvenes. Es un compromiso entre la voluntad de mantener un mercado muy regulado para la mayoría de los trabajadores y aceptar un cierto nivel de flexibilización. Pero genera un dualismo al interior de las empresas entre trabajadores que están con contratos de duración ilimitada, con buena protección y otros trabajadores, en su mayoría jóvenes, con contratos temporales.