Dom 10.10.2004
cash

TONY BLAIR, EL FMI, EL G-7 Y LA RELACION CON ARGENTINA

“Presionar al laborismo”

En Gran Bretaña se desarrolla el movimiento “Economic Justice for Argentina” para evitar que la deuda siga ahogando a la economía local.

Cash en
Gran Bretaña

Gran Bretaña forma parte del ala dura del FMI y presidirá a partir de enero el grupo de las naciones más ricas del planeta, el G-7, cuya presión política fue fundamental en el paso del Plan Dubai al Plan Buenos Aires. En diálogo con Cash, el diputado de la izquierda laborista Kelvin Hopkins, integrante además del directorio de la campaña “Economic Justice for Argentina”, explicó que uno de los objetivos primordiales en estos meses será forzar un cambio de rumbo del ministro de Economía Gordon Brown sobre el tema. “Mi objetivo es presionar al gobierno laborista para que cambie su política en el FMI. Que reconozca que la actual política será perjudicial para la economía argentina y que acepte que el FMI fue corresponsable de la crisis en Argentina”, señaló Hopkins.
En el proyecto de Presupuesto 2005, Argentina destina al pago de la deuda más que a salud, educación, ciencia y tecnología, vivienda o subsidio al desempleo, ¿se puede crecer así?
–Lo que está claro es que así no se puede reducir la pobreza o sentar las bases para un crecimiento futuro. Esto es lo que queremos explicarle a Gordon Brown. Este es el centro de la campaña de Justicia Económica para Argentina.
¿Por qué es tan dura la posición de Gran Bretaña respecto a la Argentina?
–Tony Blair y Gordon Brown son dos conversos al neoliberalismo. En el caso de Blair es una conversión absoluta e irreversible. En el de Gordon Brown es diferente. Uno puede vislumbrar las dudas y los dilemas morales, las agonías casi cristianas que siente Brown porque él asumió las ideas del neoliberalismo thatcherista, pero al mismo tiempo conservó el ideal de un mundo con justicia social. Esto se ve en la política que ha seguido el Tesoro británico a favor de la condonación de la deuda de los países más pobres. Brown piensa que Argentina no pertenece a la franja de estos países y que es relativamente poderoso en comparación con los países africanos. Esto es cierto, pero pensar que pagar más de deuda va a tener un impacto económico positivo para la Argentina es totalmente ilusorio. La idea original de John Maynard Keynes se relacionaba con este punto y con lo que pasó con Alemania después de la Primera Guerra Mundial, que se vio ahogada económicamente por el peso de las reparaciones, un hecho que condujo al nazismo.
En la reestructuración de la deuda externa alemana de 1953, se fijó un criterio de sostenibilidad respecto de los pagos. Incluso existía la cláusula Bisque por la que Alemania tenía derecho a suspender el pago si no había excedente comercial. Nada de eso existe en esta propuesta con Argentina.
–Exactamente. Todo lo que Keynes dijo antes de la Segunda Guerra Mundial, lo aplicaron después, gracias a que Estados Unidos necesitaba que Alemania creciera para que sirviera como modelo de superioridad capitalista. El temor estadounidense era obviamente el fantasma comunista. Por lo tanto, Estados Unidos se cuidó mucho de que Europa fuera receptora neta de capitales.
¿No es paradójico que Gordon Brown planee erradicar la pobreza infantil británica en 2015 y promocione políticas que multiplican la pobreza en Argentina?
–Es paradójico. Aunque el plan de Brown en Gran Bretaña también tiene sus contradicciones pero, al menos en principio, levanta la bandera de la erradicación de la pobreza infantil. Lo peor es que parece además ignorar cómo funciona la economía. Porque si se fuerza a un país a pagar la deuda, reduciendo su gasto público o elevando impuestos se está afectando el crecimiento económico y se está iniciando un proceso que termina con mayor déficit y menor crecimiento. Gordon Brown imagina que cuando se baje el déficit ingresarán inversiones que harán crecer la economía, todo en una suerte de círculo virtuoso, que no se dio en la Argentina y que no se da en la economía real.
¿Es posible que Brown cambie?
–Es lo que estamos intentando hacer con esta campaña. Creo que hay una creciente conciencia a nivel mundial respecto a este problema. En estos momentos hay una campaña de recolección de firmas de diputados de todo el mundo para que se someta a supervisión democrática a instituciones como el FMI y el Banco Mundial. En Gran Bretaña la firmaron cerca de 160 diputados. En este sentido es interesante la iniciativa del Parlamento italiano para investigar la conducta de los bancos durante la crisis de 2001.

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