CHINA SE VUELCA EN LA DIPLOMACIA DEL PETROLEO
Llenar el tanque
El progreso chino depende de las importaciones de crudo. Por ese motivo el gobierno se ha lanzado a una carrera por diversificar sus fuentes energéticas.
Por José Reinoso desde Pekín *
A la seis de la tarde, el llamado segundo anillo de Pekín es un gran atasco. Miles de automóviles avanzan en cámara lenta por la autopista mientras gastan litros y litros de una materia prima que en el país escasea: petróleo. El progreso que ha experimentado en la última década y la consiguiente explosión automovilística ha transformado a China en un país totalmente dependiente de las importaciones de crudo. Hasta tal punto que ha obligado al gobierno a lanzarse a una carrera por diversificar sus fuentes y asegurarse a largo plazo el suministro de petróleo y de gas, con los que mantener la maquinaria en funcionamiento.
La diplomacia del petróleo se ha convertido en uno de los ejes de la política exterior del Ejecutivo del presidente, Hu Jintao, que está multiplicando los acuerdos en regiones tan dispares como Asia Central, Africa y Sudamérica para disminuir la dependencia de su principal fuente de aprovisionamiento: Oriente Medio. Una política que forma parte de la agenda que el presidente chino lleva en el viaje que está realizando por Latinoamérica, y que incluye su participación en la cumbre de los líderes de la APEC (Cooperación Económica de Asia Pacífico), que tendrá lugar este fin de semana en Santiago (Chile).
Durante el encuentro, Hu presentará una iniciativa para reforzar la cooperación entre los 21 países de la organización en el campo de la energía. “El objetivo es crear un entorno energético que beneficie a todas las partes a la hora de luchar contra los desafíos que suponen la fluctuación del mercado y el incremento de los precios del petróleo”, ha dicho Shen Guofang, asistente del ministro de Asuntos Exteriores.
Hasta la primera mitad de los ‘90, Pekín exportaba más crudo que importaba. Pero, como consecuencia del meteórico desarrollo económico, se ha erigido en el segundo comprador mundial por detrás de Estados Unidos. Pekín adquiere en el exterior el 40% de sus necesidades, y la cifra va en alza.
“El petróleo es un tema clave para China”, asegura Eunmyung Lee, investigador del Instituto de Economía de la Energía de Corea, en Seúl, y especialista en el mercado chino. ‘Tiene que asegurarse el suministro, y para ello está utilizando una estrategia que pasa por incrementar las inversiones en la exploración y producción en el extranjero, potenciar las relaciones con los países productores, diversificar las fuentes, e impulsar la producción local y aumentar sus reservas’, dice.
El pacto alcanzado a finales del mes pasado con Irán es una muestra de esta estrategia. Según éste, Pekín comprará 10 millones de toneladas anuales de gas natural licuado a Teherán durante 25 años, en un trato que ha sido valorado entre 70.000 y 100.000 millones de dólares. El acuerdo también concede a la segunda petrolera china, Sinopec, el derecho a participar en el desarrollo del yacimiento petrolífero de Yadavaran. Pocos días después, China aseguraba que se oponía a los deseos de Estados Unidos de llevar el programa nuclear iraní ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
Durante la visita realizada por el primer ministro, Wen Jiabao, a Moscú en septiembre pasado, los dos países acordaron aumentar los envíos de crudo que Rusia realiza por ferrocarril hasta 15 millones de toneladas en 2006. Al mismo tiempo, China aseguraba que apoyará la entrada de su vecino en la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Pekín también está impulsando las alianzas energéticas en Africa y Latinoamérica. A principios de este mes, el presidente de la Asamblea Popular China, Wu Bangguo, efectuó un viaje a Nigeria, del que se volvió con un convenio para explorar campos de petróleo en el país africano, un continente donde también mantiene estrechos lazos con Sudán y Angola. Y durante la estancia de Hu Jintao en Brasil, camino de la cumbre de APEC,China Petroleum and Chemical ha sellado un acuerdo con la brasileña Petrobras para construir un gasoducto en el país suramericano. En la misma región, se prevé que China financie el gasoducto que unirá la península de Guajira, en Colombia, con Maracaibo, en Venezuela, y que en el futuro permitiría suministrar crudo venezolano a Asia. Se calcula que en 2030, el 80% del consumo petrolero chino y el 30% del gas provendrán de las importaciones.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.