› Por Fernando Krakowiak
Néstor Kirchner está cansado del Fondo Monetario. Piensa que sin acuerdo con ese organismo financiero internacional podría disponer de autonomía en el manejo de la política económica. Para ello, estudia pagar los vencimientos de capital e intereses con el Fondo con dinero proveniente del superávit fiscal y de las reservas del Banco Central. Ese plan es presentado como un paso hacia la independencia económica, aunque sus críticos la describen como una fuga hacia adelante. Más allá de los motivos que la impulsan, lo cierto es que la actual estrategia del Gobierno ha convertido a los multilaterales en acreedores superprivilegiados en un contexto de crisis. Durante los casi tres años de default le cobraron más de 10 mil millones de dólares netos a un país quebrado. Y todo parece indicar que durante el 2005 seguirán recibiendo divisas en lo que constituye una situación inédita a nivel mundial. Los vencimientos del año próximo sólo con el FMI suman 5200 millones de dólares. Frente a semejante monto los posibles desenlaces son tres:
1 La reivindicación independentista del Gobierno es sólo una forma digna de presentar la única opción que le quedaba luego de la postergación del canje. Por lo tanto, se supone que un acuerdo con los acreedores privados durante el primer semestre servirá para frenar los pagos al FMI y sentarse a negociar una reprogramación de los vencimientos.
2 La intención de Kirchner es cancelar la deuda con el Fondo más allá del resultado final de la negociación con los privados. Por lo tanto será necesario un esfuerzo fiscal superior a los 3 puntos del Producto, cifra difícil de compatibilizar con la atención de las necesidades sociales.
3 La tercera opción es que el Gobierno haya agitado la bandera de la autonomía como una estrategia para ganar tiempo hasta acordar con los privados. Pero ante el riesgo de que ese acuerdo fracase, las opciones serían volver a negociar con el Fondo presionándolo con el default, o negociar un cronograma para intentar seguir pagando sin aceptar condicionalidades en un contexto de creciente incertidumbre.
Cash convocó a diez economistas para evaluar ese proyecto del Gobierno de seguir con pagos netos al FMI y analizar los escenarios posibles que se abren en un escenario sin acuerdo con ese organismo financiero internacional.
MIGUEL
PEIRANO
economista
Es una decisión lógica
La cancelación de la deuda con el Fondo es una alternativa que
se está analizando para recuperar márgenes de decisión
y rechazar las presiones del organismo. Es una decisión lógica
porque el Fondo no puede ser considerado como un auditor que otorga un sello
de calidad ni como un acreedor común que intenta lograr un acuerdo para
mejorar su deuda. Es un organismo de sometimiento político. Un disciplinador
ideológico que actúa respaldando determinados privilegios económicos
sectoriales. Plantea que el tipo de cambio tiene que estar en 2,20, reivindica
mayores compensaciones a los bancos, exige aumento de tarifas. La relación
nunca va a ser sencilla porque va a tratar de generar las trabas para que sea
costoso lograr la libertad, pero me parece positivo introducir el tema en la
negociación. Para poder cancelar la deuda lo fundamental es lograr una
reprogramación de los vencimientos para disminuir los montos requeridos
en términos de los pagos. Para lograr esa reprogramación el país
no deberá someterse a las condicionalidades del Fondo porque sería
una reprogramación de corto plazo y con el compromiso de cancelarla,
no la histórica reprogramación para nunca terminar de cancelar
los vencimientos.
PABLO
ROJO
economista
Alternativa muy peligrosa
Me parecería un grave error utilizar reservas del Banco Central
para cancelar deuda por anticipado con el FMI. Es una alternativa muy peligrosa
que puede tener consecuencias graves sobre la estabilidad monetaria y financiera.
Los costos son infinitamente más importantes que las ventajas que se
obtendrían. Si mañana el dólar y las tasas de interés
empiezan a subir y se produce una corrida en el sistema bancario, ¿con
qué van a defender el peso? Todos los países del mundo tienen
reservas y ninguno las utiliza para cancelar deudas que todavía no están
vencidas. Las deudas se cancelan con la capacidad de la Tesorería. Si
la Argentina tuviera un excedente fiscal de tal magnitud que le permitiera cancelar
por anticipado los vencimientos con el Fondo me parecería bastante lógico,
pero eso no es así. Además, es ilógico precancelarle a
quien no le hacés quita. Es un concurso de acreedores al revés.
Llegado el caso sería mucho más útil utilizar esos recursos
para reestructurar la deuda pública. Si se le pagan 5 mil millones de
dólares al Fondo se cancelan sólo 5 mil millones, pero si se utilizan
esos 5 mil millones para precancelar deuda privada en default, se estarían
cancelando por lo menos 12 mil millones de dólares porque la deuda privada
tiene una quita muy alta.
FEDERICO
STURZENEGGER
ex secretario de Política Económica
No es descabellado
Usar una porción de las reservas para cancelar deuda con el Fondo
no me parece descabellado porque las reservas otorgan un interés muy
bajo y la deuda está costando relativamente cara. El interrogante es
saber cuántas reservas necesita conservar el país para garantizar
un colchón de liquidez. Eso dependerá de la situación de
liquidez del mundo y de cómo evolucionan los términos de intercambio
del país. Si la opción es hacer algunos pagos hasta que se solucione
el tema de la deuda en default no veo que eso ponga en peligro la estabilidad.
Sería una opción razonable y cumpliría el rol de reducir
la exposición ante el Fondo. Ahora bien, si el objetivo es cancelar toda
la deuda deberíamos pensar en un plazo de por lo menos seis o siete años.
Me parecería sensato hacerlo, no para evitar los condicionamientos del
Fondo sino porque el país estaría evidenciando una política
fiscal muy solvente y en la Argentina todos los problemas serios han sido por
crisis fiscales. La otra alternativa es cancelar la deuda con el Fondo tomando
deuda en otro lado. En ese caso lo importante sería analizar las condiciones
en que se toma la nueva deuda. Si se consigue un financiamiento más barato
me parecería lógico hacerlo.
BENJAMIN
HOPENHAYM
economista Plan Fénix
Negociar a cara de perro
Hay que salir de la trampa de la deuda. El Gobierno debe explicitar
lo que puede pagar en los próximos años sin poner en riesgo el
crecimiento económico y la atención de la deuda social. Si no
se puede llegar a un acuerdo con los bonistas y el Fondo insiste en poner condiciones,
se pondrán a disposición del Fondo los recursos que estaban destinados
a los bonistas. Pagarle al Fondo con reservas es una cuestión muy delicada.
Más que un problema de todo o nada es un problema de cuánto pagar
y en qué condiciones. Hay que analizar cómo afecta esa decisión
en la base monetaria y las expectativas de los mercados. No es un tema que haya
que tratar ni con ligereza ni con pensamiento absolutista. Es muy simplista
pensar que el año próximo se le va a pagar al Fondo casi 6 mil
millones de dólares. El Gobierno tiene que negociar a cara de perro tratando
de conseguir la mejor solución posible. Creo que es necesario liberarse
de las restricciones de política que impone la relación actual
con el Fondo, pero hay que ver en cuánto tiempo se puede hacer eso porque
tampoco el país se puede independizar del resto del mundo. Son tan poco
pragmáticos los que piden romper con el Fondo como los que recomiendan
arreglar.
JUAN
LUIS BOUR
economista FIEL
Incapacidad para negociar
Si el Gobierno quiere pagar sin negociar está demostrando que no tiene
mucha capacidad de negociación y por eso tiene que pagar. Para lograr
que el Fondo refinancie un vencimiento el país debería tener un
acuerdo vigente. Mi sospecha es que el Gobierno sabe que los términos
de ese acuerdo serían de difícil cumplimiento político.
Debería impulsar una ley de coparticipación, renegociar contratos
con las privatizadas contemplando una liberalización de precios y lograr
un acuerdo de la deuda con un alto porcentaje de participación. Como
la firma de ese acuerdo es muy difícil, el Gobierno asume una posición
de dureza que es consecuencia y no causa de la falta de un acuerdo. Entonces
decide pagar y como los vencimientos superan la capacidad de ahorro es necesario
recurrir a las reservas. Si hay un acuerdo con los acreedores privados puede
haber un intento de renegociación con el Fondo y en lugar de pagar todo
el año, tal vez se pague sólo durante el primer semestre, pero
si no hay un acuerdo habrá que poner toda la plata. Ese es el escenario
más complicado desde el punto de vista de las reservas porque la incertidumbre
va a aumentar y la compra de dólares se va a hacer a un tipo de cambio
más alto.
EDUARDO
CURIA
economista
La prioridad es salir del default
La posibilidad de cancelar la deuda con el Fondo la valoro más
como una estrategia de mediano plazo. Me parece valioso tratar de zafar de la
influencia del Fondo, pero no lo recomiendo en un plazo inmediato porque lo
que debe tener prioridad es la resolución del default de la deuda privada.
Esa es una cuestión que está sufriendo alguna dilación
adicional y que sería bueno para la economía tratar de terminar
de una buena vez. Si uno tiene que medir los costos de oportunidad de uso de
las reservas, es mejor tener reservas y emplearlas eventualmente en algún
redondeo de la propuesta para salir del default que utilizarlas para pagarle
al Fondo teniendo el tema del default en vilo. Me parece bien seguir pagándole
al Fondo en los próximos meses mientras sea visto como un tema de tránsito
hasta que se acuerde la salida del default, pero en ese ínterin no le
recomiendo al Gobierno explicitar una estrategia definitiva para con el organismo.
Los desembolsos de los próximos meses son llevaderos porque estamos suponiendo
que en el primer semestre la negociación de la deuda se va a encauzar,
si no, hay que agarrar el mazo y barajar de nuevo porque las expectativas van
a comenzar a cambiar.
JOSE
LUIS ESPERT
economista
Van a desangrar al país
El Gobierno no está tomando la cancelación de deuda con
el Fondo como un tránsito hasta que se cierre el acuerdo con los acreedores
privados sino como una opción de hierro que se antepone al acuerdo con
los privados. Los recursos que se están usando para repagarle deuda al
Fondo no van a estar disponibles para pagarles a los privados y entonces no
va a haber acuerdo. El problema es que al Fondo se le deben 15 mil millones
de dólares. Para cancelar los vencimientos con el Fondo se necesita disponer
de 3 puntos del Producto durante los próximos tres años. El Gobierno
piensa desangrar al país sosteniendo esa idea ridícula que dice
que si nosotros le pagamos la deuda al Fondo nos independizamos. En globalización
no se van a poder implementar políticas muy diferentes de las que pide
el Fondo porque el Fondo son los países del G-7. Nadie en el mundo entiende
cómo un país empobrecido como la Argentina prefiere repagarle
deuda al Fondo en lugar de firmar un acuerdo con el organismo, para lo cual
lo único que hace falta es renegociar con las privatizadas contemplando
un aumento de tarifas. Lo que pasa es que el Gobierno no está dispuesto
a hacer eso porque les quiere entregar las privatizadas a sus amigos o estatizarlas.
MARTIN
HOUREST
economista CTA
El problema no es el Fondo
Los márgenes de independencia económica no tienen que
ver con el FMI sino con la coalición social y política sobre la
que está apoyado el Gobierno, la cual sostiene un modelo destinado a
crecer por vía de las exportaciones y el consumo de apenas el 30 por
ciento más rico de la población. Pagarle de antemano al FMI al
único al que le resuelve el problema es al FMI porque se corre de los
actuales niveles de exposición. El Fondo está teniendo un proceso
de descreimiento colectivo a nivel internacional y lo peor que le puede pasar
es seguir teniendo problemas con uno de sus socios. Además, no entiendo
cómo se puede presionar a un acreedor pagándole. Está muy
claro que el problema no es el Fondo porque el Gobierno está sobrecumpliendo
las metas. Lo que ocurre es que como el Gobierno ve un horizonte de creciente
crispación social en torno a la distribución del ingreso, no hay
nada mejor que echarle la culpa a un señor que está afuera y sacudir
la bandera contra el imperialismo mientras se mantiene vigente la brecha más
grande de la historia entre pobres y ricos. La Argentina va a seguir pagando
y va a agitar la idea de que si nos presionan le vamos a tirar toda la plata
por la cabeza, pero de ahí a hacerlo, es otra cosa.
LUIS
SECCO
Secco Consultores
Una muy mala señal
Las reservas que se piensan destinar para pagarle al Fondo sería
mejor utilizarlas para mejorar la oferta argentina a los acreedores o para salir
a recomprar parte de la deuda que tienen los privados. Si se utilizan para salir
del default y se empiezan a tomar decisiones tendientes a consolidar un programa
sustentable de crecimiento no habría mayores inconvenientes, pero si
la opción es utilizarlas para sacarse de encima el aliento del Fondo
sería una muy mala señal. Se le estaría pagando al Fondo
para no hacer nada cuando en realidad la Argentina necesita llevar adelante
reformas para mejorar la solidez fiscal, recuperar el sistema financiero y regularizar
los servicios públicos para asegurar que la infraestructura actual pueda
mantenerse en el futuro. Creer que a la Argentina se le solucionan los problemas
porque no tiene que discutirlos con el Fondo es una ingenuidad. En ese contexto
la caída de reservas generaría incertidumbre y más de un
tenedor de pesos podría ver esa decisión como un salto al vacío
y comenzar a demandar dólares. Pagar para no comprometerse no es la señal
que están esperando los que quieren volver a invertir y consumir. El
problema es que al Gobierno no le quedan demasiadas opciones porque sin un acuerdo
con los privados va a ser difícil sentarse a negociar con el Fondo.
ALFREDO
GARCIA
director del Centro de Estudios Financieros del IMFC
No garantiza independencia
Las presiones del FMI son esencialmente políticas, con lo cual
el hecho de que se cancele la deuda con el organismo no eliminaría la
presión. El Fondo va a seguir opinando sobre la economía argentina
aunque le hayamos cancelado todo, y su opinión va a impactar significativamente
sobre la totalidad del concierto financiero internacional porque representa
los intereses de los grandes países industrializados. Por lo tanto, pagar
la deuda no pareciera ser una decisión capaz de garantizar una cuota
de independencia económica importante por sí sola. Creo que la
independencia tiene que ver con las decisiones de política económica
que tome nuestro país. La decisión no pasa por cancelar la deuda
sino por no aceptar las condicionalidades que impone el organismo. La Argentina
tiene márgenes importantes para negociar porque la deuda con el Fondo
es muy alta y al organismo no le conviene que nuestro país entre en default
porque sería el principal perdedor. Además, habría que
analizar cómo se gestó la deuda con el Fondo. Pagarle sería
clausurar la decisión de discutir la corresponsabilidad del organismo
en la crisis financiera y en la aplicación de las políticas de
la década del 90 en nuestro país.
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