QUE ESTA EN JUEGO EN EL TABLERO DE ASIA CENTRAL
Los ejércitos del petróleo
Rusia perdió la cumbre del Mar Caspio de lasemana pasada y EE.UU. sigue avanzando en una región donde nunca estuvo antes.
› Por Claudio Uriarte
Cuando el presidente George W. Bush pidió esta semana “el retiro completo” por Israel de Cisjordania, el significado preciso de lo que quería decir pudo deducirse de quien tenía al lado: el príncipe Abdulá de Arabia Saudita, principal proveedor árabe de petróleo a Estados Unidos. Porque, en una administración de política exterior famosamente inconsistente, sólo una cosa se mantiene firme: la fidelidad a la industria petrolera, se trate de productores, exportadores o refinadores. Eso ha inaugurado una nueva estrategia militar donde el petróleo nunca está lejos, y por la cual Estados Unidos está marcando su presencia en regiones donde nunca había operado antes. El ejemplo más importante es Asia Central.
La semana pasada, los cinco países que comparten las costas del Mar Caspio (Rusia, Irán, Turkmenistán, Azerbaiján y Kazajstán) fracasaron en su intento de lograr un acuerdo sobre el reparto de los enormes recursos estratégicos del lugar, que antes era compartido sobre bases iguales entre la Unión Soviética e Irán. El Mar Caspio encierra alrededor de 70.000 millones de barriles de petróleo, lo que lo convierte en uno de los mayores depósitos de petróleo fuera del Golfo Pérsico y Siberia. Para 2012 se espera que la región pueda estar exportando unos 7 millones de barriles diarios, lo mismo que hoy el reino saudita. Dentro de las compañías extranjeras que operan en la región la más importante es la norteamericana Chevron-Texaco, con un 50 por ciento del negocio, seguida de British Petroleum y la italiana ENI. Dos peleas se superponen: la de los cinco países viendo quién se queda con qué parte de las riquezas del mar –que también incluyen gas, pesca y caviar–; y la de las empresas por ver cómo se extraen y transportan esas riquezas. Enunciado simplemente, los norteamericanos quieren romper –y lo están logrando– el antiguo monopolio ruso sobre los oleoductos de exportación, evitando al mismo tiempo el paso de los recursos por Irán: Azerbaiján, Turquía y el uso de superpetroleros son las vías elegidas; ENI –por lo menos en Kazajstán, que dispone del 75 por ciento de los recursos petroleros de la zona– está dispuesta a explorar un atajo a través de Irán –lo que puede atraerle sanciones económicas estadounidenses– y Rusia, aunque habla de una “mini OPEP” para los cinco países en el curso de la próxima década, parece haberse resignado por el momento a la inevitabilidad de un rol predominante de Occidente, del mismo modo que ha bajado todas sus pretensiones anteriores en las negociaciones de desarme nuclear.
Las declaraciones de Bush sobre Medio Oriente se produjeron mientras las usinas de siempre estaban propagando nuevas masas de “ruido blanco” sobre la incomodidad de Arabia Saudita con las políticas norteamericanas hacia la región (¿cuáles?: no se sabe; depende del día, y de quién haya sido el último funcionario norteamericano que habló con Bush) y de la posibilidad de que Estados Unidos deba tener que mudar su estratégica base aérea Príncipe Sultán, que tiene 80 kilómetros al sur de Riad, a Qatar. Simultáneamente, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, principal antagonista del ala proárabe encabezada por el secretario de Estado, Colin Powell, viajaba hacia Afganistán con varias paradas en repúblicas de Asia Central. Ninguna de esas repúblicas tiene costa en el Mar Caspio pero todas están en las vecindades. Y en cuatro de ellas, como consecuencia de la campaña afgana, Estados Unidos ha instalado bases militares con fuerte aspecto de permanentes; Uzbekistán, Georgia, Tajikistán y Kirgistán. Las cuatro son ex repúblicas soviéticas, como lo es Turkmenistán, que no aceptó bases estadounidenses, pero sí otorgó a Estados Unidos permiso de vuelo durante la campaña en Afganistán. De una gira a otra –la de Abdulá a EE.UU. y la de Rumsfeld por Asia– puede estar ocurriendo un cambio en la estrategia petrolera norteamericana a largo plazo.