EE.UU. AVANZA CON TRATADOS BILATERALES DE COMERCIO
La propuesta de Estados Unidos de un área de libre comercio para todo el continente no avanza, pero sí sus acuerdos con países o regiones con los mismos objetivos.
Por Veronica Gago
“El ALCA está moribundo” afirma Jaime Estay, economista chileno e investigador de la Universidad de Puebla en México. Sin embargo, aclara que sus puntos sustanciales se están cumpliendo por otras vías. Estay, invitado por el IADE a Buenos Aires, vino a presentar su libro El ALCA y los peligros para América latina. Dialogó con Cash para explicar los desacuerdos que imposibilitaron, incluso, la fórmula de un ALCA light.
“Desde su lanzamiento por Bush padre, en 1990, el ALCA tuvo un avance lento, debido a problemas del lado estadounidense. En particular la cuestión del fast-track, es decir, esta autoridad que le da el Congreso al Ejecutivo para que pueda tratar acuerdos comerciales, con el compromiso de que una vez hechas las negociaciones, el Congreso las aprueba o rechaza en bloque. Sin ese compromiso resulta difícil que el Ejecutivo pueda sacar adelante algún acuerdo comercial. Mientras tanto, del lado latinoamericano había una aceptación entusiasta del ALCA por parte de la mayoría de los gobiernos, casi una competencia para ver quién cubría las condiciones de ingreso más rápidamente. Esto suponía intensificar las reformas neoliberales que ya se venían dando, con el objetivo de otorgar el máximo de facilidades a los capitales estadounidenses para que puedan moverse a nivel regional”, explicó Estay.
¿Qué pasó desde entonces?
–Esta situación cambia hace cuatro años, cuando el gobierno de Bush hijo, en el contexto de los atentados del 11 de septiembre y usando la lucha contra el terrorismo como paraguas, logra la autorización para negociar por la vía rápida, en lo que se llama “autoridad de promoción comercial”. En un comienzo se creía que así se destrababa lo que había sido la principal dificultad para el avance del ALCA hasta entonces. Sin embargo, desde el 2002/2003 los mayores obstáculos aparecen del lado latinoamericano. Desde luego que influyen la llegada a distintos gobiernos con posturas diferentes respecto al ALCA, y en alguna medida, al proyecto neoliberal: el gobierno de Venezuela con Chávez, luego el Brasil de Lula, en buena medida la Argentina, con la asunción de Kirchner y recientemente, Tabaré en Uruguay. Pero las dificultades también se deben al propio desarrollo de la negociación: ya se iba acercando la etapa final en la que había que llegar a textos únicos, donde debían desaparecer los desacuerdos que llegaban, en el tercer borrador, a 5500 puntos. La negociación debería haber terminado el año pasado y en el actual, deberían haber obtenido la ratificación por los congresos de los distintos países. Pero ocurrió lo contrario. Las diferencias acumuladas y el endurecimiento de ciertas posiciones llevó a dificultades prácticamente irreconciliables.
¿Qué pasó con la propuesta de un ALCA light?
–En la reunión de Miami de noviembre de 2003 este estancamiento se quiso salvar con la fórmula de un “ALCA light” o ALCA de dos niveles. La idea era separar la parte en la que se estaba de acuerdo para firmarla y dejar en otro nivel los puntos conflictivos para que los firmasen sólo los países que estuvieran de acuerdo. Esto fracasó. Mejor dicho: la fórmula nació muerta porque se inventó para salir del paso en Miami. Estados Unidos, tras el fracaso de la reunión de Cancún de la OMC, no estaba dispuesto a admitir otra derrota. Luego, en febrero de 2004, en la reunión de Puebla, se dijo que se iba a definir un texto de primer nivel y, al mismo tiempo, cómo negociar el segundo piso. Esa reunión también fracasó: no se lograron ninguno de los dos objetivos. Desde entonces, hasta hoy el comité de negociaciones no ha vuelto a reunirse porque no tienen instrucciones: no saben qué negociar.
¿Qué discusiones lo han trabado?
–Por un lado están ciertos temas. En particular la cuestión agrícola. El gran conflicto son los enormes subsidios que los países desarrollados otorgan a sus productores, por lo que los ponen en ventaja frente alresto. Hay otros temas importantes: inversiones, comercio de servicios, compras gubernamentales y propiedad intelectual.
¿Cuál es el actual panorama para el ALCA?
–Aunque el ALCA está moribundo, los contenidos fundamentales que impulsaba Estados Unidos se han logrado a través de los tratados bilaterales con países o con grupos de países. Si uno revisa el Cafta centroamericano, el TLC con Chile y lo que se conoce de las negociaciones con los países andinos, los contenidos son básicamente los que Estados Unidos proponía para el ALCA. Por lo tanto, el problema no es si el ALCA logra avanzar o no sino que lo que el ALCA proponía, se está alcanzando por tratados bilaterales. Con el agravante de que la poca fuerza que podrían haber tenido los países latinoamericanos negociando como bloque se ve pulverizada.
¿El Mercosur es una barrera a esa estrategia?
–Sí. Brasil, la Argentina y Venezuela, son las únicas economías relativamente grandes, que no están quedando atrapadas en esta red de negociaciones bilaterales.
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