Dom 15.10.2006
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CRITICA A LAS IDEAS DEL FLAMANTE NOBEL DE ECONOMIA

La receta de los ’90

El aporte teórico de Edmund Phelps llevado a la práctica aboga contra las políticas expansivas del gobierno para reducir el desempleo por considerarlas inflacionarias.

› Por Pablo Mira *

La academia sueca volvió a otorgar un nobel homenaje en economía. Esta vez fue a Edmund Phelps, principalmente por aportes teóricos realizados hace casi cuarenta años en torno de la relación entre inflación y desempleo. En breve se leerá a los analistas económicos llenarse la boca citando a Phelps y advirtiendo que han otorgado un Nobel a un economista que aboga contra las políticas expansivas del gobierno.

Luego de que Arthur Phillips descubriera su famosa curva que relacionaba negativamente la inflación con el desempleo en 1958, dos economistas monetaristas, Friedman y Phelps, advirtieron a los hacedores de política que la observación empírica de Phillips no implicaba que éstos pudieran trasladarse a gusto sobre esta curva. En otras palabras, estos economistas explicaron que un gobierno que deseara reducir el desempleo a costa de tener mayor inflación no lograría su cometido durante mucho tiempo. Tarde o temprano, vaticinaban, el desempleo volverá a crecer y la inflación permanecerá más alta. Un corolario de esto es que las políticas de demanda no pueden afectar la tasa “natural”, o de largo plazo, de desempleo.

Sin embargo, esta interpretación acerca del aporte de Phelps es muy insuficiente, porque no aborda la cuestión fundamental acerca de qué análisis justifica este resultado. La explicación de lo que se deduce del análisis de Friedman/Phelps es la siguiente.

Hay un gobierno diabólico que procura reducir la tasa de desempleo “natural” de un país (que es, por ejemplo, del 5 por ciento), a fin de ganar las próximas elecciones. Para lograrlo, no tiene mejor idea que emitir dinero, generando inflación. De esta manera, el gobierno logra bajar por un tiempo los salarios reales. Las empresas toman más trabajadores porque se dan cuenta de que el salario real que pagan es menor. Pero los trabajadores no se dan cuenta de que hay más inflación, por lo que aceptan estos empleos. De esta manera, el desempleo se reduce y, mientras tanto, la inflación es más alta. Nos hemos “desplazado” por sobre la Curva de Phillips.

Pero esto no termina aquí. El aporte de Friedman/Phelps es que los trabajadores se irán “adaptando” al engaño, y a la larga éstos anticiparán la maniobra. La próxima vez que el gobierno los quiera hacer trabajar más, desistirán de hacerlo, y el gobierno no podrá reducir el desempleo a costa de más inflación. Pero al gobierno le queda una opción: en lugar de aumentar los precios vía más emisión, puede acelerar, esto es, hacer crecer cada vez más rápido la inflación, a fin de engañar siempre a los trabajadores. De esta manera, el gobierno logra reducir el desempleo, aunque a costa de tender hacia una hiperinflación.

Más allá de lo insólita que parezca esta explicación, hay dos puntos que vale la pena discutir en lo que hace a la aplicación de historias como éstas a la realidad de nuestro país. Primero, la interpretación de que el Gobierno genera una política inflacionista deliberada con el único fin de reducir el desempleo y ganar así el favor de los votantes es inverosímil. En Argentina la inflación, lejos de producir mayor actividad económica, siempre fue un obstáculo para hacer negocios y crear empleos. Más difícil todavía es imaginar un gobierno que, al no conseguir su objetivo, imprime más y más billetes, y crea el caldo de una hiperinflación engañando sistemáticamente a los trabajadores... ¡para lograr más votos!

Pero además vale la pena preguntarse: ¿cuál es la tasa natural de desempleo? Este es un dato crucial para la política económica, porque estos autores aparentemente no se oponen a que las políticas de demanda agregada puedan reducir el desempleo si éste se encuentra por encima del natural. En Argentina el desempleo, pese a haber caído más de 12 puntos porcentuales, alcanza todavía el 10 por ciento, pero seguimos escuchando que la economía se está “recalentando”. Si esto es así, los analistas estarían sugiriendo que la tasa natural de desocupación en Argentina es del 10 por ciento, y que las políticas expansivas ya no lograrán disminuirlo y sólo generarán inflación.

Pareciera entonces que toda acción de política destinada a reducir el desempleo por debajo de la tasa actual estuviera condenada al fracaso. Pero entonces, ¿cuáles son las políticas que Friedman y Phelps favorecerían para reducir la tasa natural? No es difícil adivinarlo: menor participación del Estado en la economía, más desregulación y mayor apertura al mundo. Casualmente, las políticas que en los ’90 condujeron a un descalabro social sin parangón en la historia argentina. Aunque, eso sí, con una tasa de inflación bien baja.

* Docente de Macroeconomía II de la UBA

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