Dom 29.10.2006
cash

FLUJO DE INVERSIONES EXTRANJERAS AL MERCOSUR

Espejito, espejito

Los cuatro principales socios del bloque regional atraen con políticas diferentes al capital extranjero. Uruguay ha sido el destino que creció más en las dos últimas décadas.

› Por Cledis Candelaresi

El dato es revelador. En lo que va de esta década y la pasada, el flujo de inversiones extranjeras hacia Uruguay creció un llamativo 180 por ciento, superando con creces la fortuna que tuvo Brasil, que en la comparación de esos dos períodos casi consiguió duplicar la succión de capitales foráneos hacia su territorio. En ese cotejo, Argentina y Paraguay surgen como nítidos perdedores, con un retroceso del 36 por ciento y casi el 50, respectivamente. Una diferencia que pone de manifiesto otra de las tensiones internas que fracturan el Mercosur: la disputa por las inversiones.

Esa puja se da de hecho y sin que exista un marco legal para dirimir eventuales conflictos que pudieran suscitarse por estas cuestiones, tan irritantes como los que recurrentemente se plantean en el terreno comercial. El Mercosur no tiene un protocolo de inversiones que, entre otras cuestiones, condicione la política de subsidios con que cada nación puede tentar a los inversores externos y que, de paso, imponga normas medioambientales comunes. Algo que le hubiera dado un marco diferente a la actual disputa por las papeleras que quieren radicarse a orillas del río Uruguay.

Sobre esta base es comprensible que hacia el interior del bloque la Inversión Extranjera Directa se oriente de manera diferente. Según surge de los datos recopilados por la Unctad y la Cepal, en la última década Brasil ganó claramente posiciones en detrimento de la Argentina, que en 1991 capturaba el 41,1 por ciento de los capitales llegados a la región, contra el pobre 23 por ciento actual. El país vecino, en tanto, subió del 54 al 75 por ciento, liderando claramente el ranking.

La magnitud de su mercado y la atractiva política de subvenciones estatales de la nación administrada por Lula da Silva justifican gran parte del fenómeno. Entre 1995 y 2004 ganó una notoria participación en el interior del bloque como imán para los capitales, fundamentalmente en detrimento de la Argentina. En ese último año recepcionó casi el 80 por ciento de las inversiones que llegaron al país.

Menos obvia es la explicación respecto al favorable derrotero que vivió Uruguay que, si bien tiene una porción minúscula de la IED total que llega a esta región del mundo, pudo acrecentarla en términos proporcionales. “Tiene regulaciones estables y una política a largo plazo como el plan forestal, base para la instalación de las papeleras que dieron origen a la disputa actual”, opinó ante Cash el consultor y ex titular de Industria, Dante Sica, para quien esa permanencia de normas marca una diferencia clave que Buenos Aires debería atender. Es más, cuando se concrete la instalación de las pasteras, la nación gobernada por Tabaré Vázquez ganaría un mejor posicionamiento estadístico.

Hasta 1998, Argentina fue una imán poderoso para los capitales externos, en gran medida atraídos por las privatizaciones. Pero esa buena performance se hizo trizas a partir de las sucesivas crisis de su principal socio (devaluación de 1999), y la propia, con alguna singularidad. A principios del 2000 todos los países del Mercosur sufrieron la pérdida de ingreso de capitales. Pero mientras a partir del 2004 el resto empezó una recuperación notoria, la suerte local fue otra.

Los 4662 millones de dólares de IED que el año pasado llegaron a la Argentina desde otros países –incluido Brasil– indican una notoria mejoría respecto al año anterior. Pero resultan magros en relación al pico de casi 18 mil millones que el país logró capturar en años anteriores, con el anzuelo de las privatizaciones y el aliento de los tratados bilaterales de inversión firmados la década pasada, que dieron a los inversores una serie de prerrogativas contundentes, incluyendo la posibilidad de dirimir tribunales del exterior cualquier controversia generada aquí.

Esos seductores acuerdos internacionales, sin embargo, no parecen resultar hoy suficientes para posicionar bien a la Argentina en la pugna por los dólares. Los que llegan tienen como destino prioritario la compra de activos, más que la creación de capital, y están fundamentalmente orientados a los lucrativos sectores de los agronegocios, turismo o minería. Sector este último que está alentado por una ley específica casi tan atrayente como los programas de subsidio a la producción y los créditos blandos que ofrece Brasil.

Dólares

–Inversión Extranjera Directa (IED) en el Mercosur. Promedios por períodos. En millones de U$S–
Período Argentina Brasil Paraguay Uruguay
1980-89 600,2 1.721,4 13,8 47,2
1990-99 6.623,8 9.921,7 141,7 107,5
2000-2005 4.220,2 19.221,5 62,3 302,4
Var. % 00-05/90-99 -36,3% 93,7% -56,1% 181,3%

Fuente: abeceb.com en base a Unctad y Cepal.

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