Dom 11.02.2007
cash

ACUSACIONES CRUZADAS ENTRE LOS ACTORES DEL SECTOR LACTEO

Un sector que es leche hervida

La recuperación de la rentabilidad del sector disparó una fuerte puja en la cadena láctea. La pelea tradicional involucraba a los productores y las usinas lácteas. Pero ahora todos apuntan a los supermercados.

› Por Diego Rubinzal

Las estadísticas muestran un proceso de fuerte recuperación del sector lácteo. En los últimos tres años, la producción aumentó cerca de un 25 por ciento, alcanzando los 9700 millones de litros. Se estima que, en 2006, la producción pegó un nuevo salto, alcanzando los 10.500 millones de litros. Este incremento vino acompañado de una suba de las exportaciones que alcanzaron un record en valores monetarios de 640 millones de dólares en 2005.

Según fuentes de la Secretaría de Agricultura, entre el año 2000 y 2004, los precios de los productos lácteos destinados a la exportación (en promedio) aumentaron un poco más del 300 por ciento medidos en pesos, y cerca del 10 por ciento en dólares.

Los funcionarios consultados también rescatan la recuperación de la demanda interna. Así, luego de una fuerte caída en el primer año post–devaluación, el consumo por habitante ha aumentado un 10 por ciento desde el año 2003, alcanzando los 180 litros por año. Si bien este dato es auspicioso, el consumo se encuentra muy lejos de los 240 litros por habitante que se consumieron en 1999.

Los actores del sector coinciden en afirmar que hay espacio para seguir creciendo. De acuerdo con lo previsto por la Organización de Naciones Unidas a través de su Oficina para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para el año 2030, la demanda de productos de origen animal se duplicará y el consumo de leche y productos lácteos aumentará de 45 a 66 kg per cápita en países en vías de desarrollo, y de 212 a 221 kg per cápita en los países industriales.

Los productores coinciden en que los peores momentos se vivieron en el período 1998-2002. En esos años se cerraron alrededor de 3 mil tambos que alteraron la configuración socio-productiva de la cuenca lechera. A pesar de que la mejora en la rentabilidad de la actividad parece haber dejado atrás esos problemas, los productores advierten que el presente no es tan promisorio como los números parecieran indicar.

La recuperación de la rentabilidad del sector trajo aparejado una fuerte puja entre los integrantes de la cadena láctea. La pelea más virulenta se produce entre los productores y las industrias lácteas.

Los tamberos (alrededor de 14 mil, de los cuales el 70 por ciento se concentra en Córdoba y Santa Fe) manifiestan que las industrias manejan el precio del productor como variable de ajuste de sus costos. Así, denuncian que al implantarse las retenciones a las exportaciones lácteas se trasladó ese mayor costo al productor, reduciendo el precio de la leche. También señalan que cuando el gobierno nacional rebajó las retenciones, la industria mantuvo el precio abonado por la materia prima.

Para los tamberos, la elevada concentración que se da en la industria les otorga un extraordinario poder de negociación sobre los atomizados productores. Si de concentración se habla, los números parecen darles la razón a los productores, ya que alrededor de 10 empresas recepcionan cerca del 55 por ciento del total de la leche. Si se afina el análisis se puede observar que solamente dos industrias (SanCor y La Serenísima) capturan el 35 por ciento de la producción lechera.

Sin discutir esta realidad, los representantes de las usinas lácteas desmienten que sean los principales beneficiados del sector. Señalan que el precio que se paga actualmente (alrededor de 0,50 por litro) es un 230 por ciento superior a los valores que se liquidaban antes de la caída de la convertibilidad.

Si bien las industrias reciben mayoritariamente leche de terceros, en algunos casos también reciben producción propia que es recolectada de los campos explotados por el mismo grupo económico. Consultados por Cash, ejecutivos de estos conglomerados señalan que este año han tenido una importante rentabilidad en sus establecimientos tamberos, y en cambio han registrado un resultado casi neutro en el sector industrial. Esto no hace más que demostrar, afirman los empresarios, que los tambos que se encuentran bien administrados tienen una rentabilidad adecuada.

Sin embargo, el conflicto entre los tamberos y el sector industrial puede llegar a moderarse a partir de la firma de un acuerdo entre las industrias y el Gobierno para crear un fondo compensador destinado a los productores. Según el convenio firmado por Felisa Miceli, Guillermo Moreno y representantes de las usinas lácteas, el fondo se nutrirá con aportes que realizarán los exportadores de acuerdo con la diferencia que exista entre el valor técnico de los productos lácteos (que será fijado oportunamente) y su cotización internacional.

Debido a los altos valores internacionales que tiene actualmente la leche, se estima que se podrían reunir U$S 100 millones. Este monto alcanzaría para mejorar en un 10 por ciento el precio que se le abona actualmente al productor.

Con este frente de tormenta medianamente desactivado, los industriales señalan que es hora de que el Gobierno dirija sus cañones hacia el sector comercializador, ya que el mismo viene apropiándose de un porcentaje creciente de la utilidad de la cadena láctea.

Según un informe confeccionado en el 2004 por el Centro de Estudios Económicos de la Desregulación de la Universidad Argentina de la Empresa, la distribución de los productos lácteos ha venido sufriendo un fuerte proceso de concentración en pocas manos. Así, las grandes cadenas de distribución (Wal Mart, Coto, Disco, etc.) han visto incrementado su poder de negociación en la cadena de valor.

En el trabajo “Los ciclos en el complejo lácteo argentino”, de Gutman, Griguet y Rebolini, se señala: “El mercado como único mecanismo de establecimiento de precios, distribuidor de los ingresos y fuente orientador de la asignación de recursos ha mostrado fuertes desequilibrios que han ocasionado gran inestabilidad, crisis frecuentes y conflictos entre los principales actores del Sistema Lechero Argentino. Generalmente, las crisis han sido soportadas por los sectores con menor capacidad económica o de negociación en la cadena de valor”.

El informe agrega que la estructura del sector muestra una tendencia a trasladar los problemas de sobreproducción o precios a los sectores con menor capacidad económica. Crear un mecanismo más equitativo en la distribución de las rentas que se generan en toda la cadena de valor parece ser una tarea en la que el Estado no debe quedar ausente.

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