LOS LíMITES AL DESARROLLO ECONóMICO
El impacto del calentamiento global ya se está haciendo sentir en la Argentina. Los expertos advierten que el país debe diversificar su matriz energética, impulsando un plan hidroeléctrico nacional.
› Por Federico Bernal
En consonancia con las recientes conclusiones emitidas por el Panel Intergubernamental de la ONU sobre cambio climático, especialistas argentinos vaticinan similares efectos negativos en el país, efectos que disminuirían la capacidad hidroeléctrica nacional.
Con un 23 por ciento, América latina es la región del mundo con la mayor participación de energía hidráulica (renovable) en su matriz de consumo por fuentes de energía primaria, ejemplarmente distanciados de la media mundial de 6 por ciento. Europa, Eurasia, Africa, EE.UU., Canadá y Asia Pacífico apenas alcanzan un 5 por ciento, y muy detrás, Medio Oriente con un 1%.
En la Argentina, dicha participación representó un 4 por ciento en 2005 (Secretaría de Energía), aunque un 41 por ciento de la potencia instalada total de energía eléctrica a diciembre del año pasado (Cammesa). La región geográfica del Comahue (específicamente Río Negro y Neuquén) proveyó un 46 por ciento del total de la potencia hidroeléctrica instalada del país, seguida del NEA (Corrientes y Misiones) con un 19 por ciento, Litoral (Entre Ríos) con un 10 por ciento y Centro (Córdoba) y Cuyo (Mendoza y San Juan) con un 9 por ciento, respectivamente. En términos de potencia eléctrica instalada total, la primera región aportó un 19 por ciento mientras que la segunda un 8 por ciento.
Ahora bien, según un informe de la Universidad de Buenos Aires (CIMA-Conicet) de octubre pasado, desde 1950 a la fecha los ríos pertenecientes a las regiones de Cuyo y Comahue perdieron un 30 por ciento de sus caudales como consecuencia de la reducción de las precipitaciones y las nevadas en la Cordillera de los Andes, efectos provocados por el calentamiento local.
Al respecto, Vicente Barros –investigador superior del CIMA– opinó que a futuro “el incremento de las lluvias en el NEA es aún incierto, a diferencia del altamente probable aumento de la temperatura en toda la cuenca del Río de la Plata. Es posible que este desequilibrio disminuya entre un 10 y un 20 por ciento los caudales de los ríos Paraná, Paraguay y Uruguay, de aquí a 30 o 40 años. Esto acarrearía –entre otras cosas– pérdidas en hidroelectricidad. Si bien existe mucha incertidumbre, los datos preliminares indican la existencia de una potencial amenaza en este sentido”.
La Argentina satisface el 90 por ciento de la oferta de energía primaria con hidrocarburos líquidos y gaseosos, cuyas reservas no superan los 8 años. La oferta eléctrica total a diciembre de 2006 fue provista en un 52 por ciento por generación térmica (alimentada por gas natural en un 83 por ciento), un 41 por ciento por hidroelectricidad y 7 por ciento nuclear. El crítico panorama de reservas y la muy elevada dependencia hidrocarburífera y termoeléctrica heredadas del modelo neoliberal obligan en el menor plazo posible a suplantar la termoelectricidad por fuentes alternativas de base como la núcleo e hidroelectricidad.
En esta dirección, y acompañado del lanzamiento de un plan eólico a escala nacional, el Gobierno lanzó el año pasado otro en materia nuclear. En hidroelectricidad, no obstante ser conocidas las intenciones de concretar los proyectos Garabí y Corpus Christi (región NEA), para el ingeniero René Flores –especializado en hidroelectricidad y funcionario de Piedra del Aguila– “sigue demorado el lanzamiento de un plan estratégico hidroeléctrico, que otorgue además al agua un uso social”.
La urgente diversificación de la matriz energética resulta vital al desarrollo socioeconómico sostenido del país, de donde el aprovechamiento hidroeléctrico será un pilar estratégico. Siempre y cuando se analicen objetivamente, las advertencias del CIMA contribuirán a una correcta planificación del sector: ¿acaso la declinación del Comahue deberá acelerar la construcción de represas en el NEA? Actualmente utilizamos un 31 por ciento de la capacidad hidroeléctrica total calculada en 32.500 MW, ¿absorberá la disminución sospechada por el CIMA la construcción masiva y perentoria de grandes represas?
El calentamiento local no puede ni debe frenar el lanzamiento de un impostergable plan hidroeléctrico nacional, sino todo lo contrario: deberá impulsarlo.
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