Dom 18.03.2007
cash

COMO SE DECIDIO LA CONVERTIBILIDAD, LA LOGICA POLITICA Y EL MODELO ECONOMICO

El huevo de la serpiente

Una noche del 17 de marzo de 1991, hace 16 años, Domingo Cavallo, J. J. Llach y Horacio Liendo se reunieron a definir el nuevo modelo monetario. Investigación de ese proceso.

› Por Veronica Gago

“Ese domingo me llama al campo (yo tengo uno adonde voy los fines de semana, ya lo tenía en aquella época), entonces me llama y me dice ‘¿te acordás de aquel proyecto?’. ‘Sí –le digo–, ¿cómo no me voy a acordar’. ‘Bueno, venite a casa esta noche, a las 8 venite a casa.’ ‘Perfecto’, le contesto. Yo vuelvo del campo, que está en la provincia de Buenos Aires, más o menos a dos horas de la Capital y cuando voy llegando a la casa, me bajo del auto, mi mujer sigue con los chicos, y me voy a la casa de Cavallo que quedaba en el camino. Y ahí estaba Juan Llach, él y yo que llegué en ese momento, solamente, no había nadie más. Entonces allí Cavallo dice que está decidido a lanzar la convertibilidad.”

Este testimonio de Horacio Liendo, que relata cómo la noche del 17 de marzo de 1991 encontró a tres hombres creando “una moneda sin pasado”, es parte de un conjunto de entrevistas sobre las que se basa la investigación del economista francés Alexandre Roig, magister en Estudios de Desarrollo de la Universidad de Ginebra y ahora residente en Argentina. “Lo que me interesa es problematizar la moneda desde las prácticas concretas de aquellos que estuvieron en su creación. Esto quiere decir no ver la moneda sólo desde que es materializada, sino también tomando los momentos previos a su circulación”, señala Roig ante Cash.

¿Por qué eligió concentrarse en la escena de esa noche?

–Desde las entrevistas que hago empieza a aparecer la importancia de esa noche del 17 de marzo y a su vez cómo ésta se remitía a discusiones previas, que eran las internas presidenciales de 1989 por un lado, y, por otro, la elaboración de un proyecto que nunca va a ver la luz, elaborado por Liendo en el que ya había elementos que después encontraremos en la convertibilidad. Cavallo no llega al gobierno con una idea clara de qué hacer. Lo que sale a la luz en las entrevistas es que se trata de una negociación y esto, de alguna manera, cuestiona la idea de que la convertibilidad fue armada en la Fundación Mediterránea y traída al proceso político por parte de thinks tanks externos.

¿Por qué?

–Porque la elaboración de la convertibilidad está absolutamente entrelazada con el proceso político, pero a la vez está sustentada en un discurso económico y en el estatus de personas asociadas al mundo académico y a fundaciones privadas. Hay que tener en cuenta que Liendo no es economista, sino abogado y en su tesis –terminada en 1983– trabaja varias crisis de la economía argentina y allí rescata la idea de convertibilidad de Pellegrini, por quien siente una gran fascinación. Esto le permite luego formalizar su propuesta en el ‘89, la cual se discute en un grupo dirigido por Cavallo para proponer una política económica. Entonces no será aplicada por conflictos políticos entre quienes iban a integrar el gobierno. Recién se vuelve a hablar del proyecto cuando Cavallo es ministro de Economía.

¿Cómo es recibido el proyecto de una nueva moneda entonces?

–En ese momento Cavallo le comenta a Menem la idea de lanzar una nueva moneda y Menem propone que se llame “el federal”. Liendo le dice a Cavallo que eso va a ser “un cambalache” porque a cada Presidente se le va a ocurrir poner una moneda con un nombre distinto: a Alfonsín el austral, a Menem el federal, y así sucesivamente. La idea de la convertibilidad, en cambio, era instalar una moneda como institución permanente del país. Liendo propone entonces ponerle peso a secas y Cavallo lo aprueba. Esta forma de significar y nombrar la moneda es fundamental para entender la lógica de la convertibilidad que aspira a crear un sistema inquebrantable. Y, por esto mismo, otro elemento fundamental de lo que se discute esa noche es la anulación de las relaciones con el pasado.

¿En qué sentido?

–Por medio de la desindexación se crea una moneda que se remite al futuro y sólo al futuro. Lo que se construye así es la idea de que es imposible salir de esta moneda. Esto permite entender por qué hubo tan pocas críticas públicas a la convertibilidad: muchos economistas a los que entrevisté decían que veían los problemas de este proyecto pero que públicamente no se podían decir. En el proyecto de naturalización de esta institución monetaria lo que se sacrifica es toda posibilidad de conflicto político. Y de hecho el poder político mismo sacrifica su propio poder de intervención cuando el proyecto se aprueba en el Congreso. Creo que la moneda marca la continuidad de lo social y lo que pretendió la convertibilidad fue eliminar ese proceso y crear una permanencia institucional estable y sin pasado.

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