JORGE NEWBERY Y LOS 100 AñOS DEL PETROLEO EN ARGENTINA
La editorial Colihue y la Biblioteca Nacional acaban de presentar la segunda edición de El Petróleo, rompiendo el silencio mantenido durante tantos años.
› Por Fernando “Pino” Solanas y Felix Herrero
El 25 de mayo de 1910, el ingeniero electricista Jorge Newbery y el geólogo Justino Thierry escribieron un libro sobre petróleo, considerado como el primero en castellano, donde se analizaba el fósil recién descubierto en Argentina, desde una visión general, que incluía su historia, la legislación, la economía, la comercialización y el oligopolio internacional, su origen y geología, las técnicas de exploración y explotación de aquella época. Para editar el libro, Severo Vaccaro esperó la fecha patria para presentarlo en un congreso internacional celebrado en la ciudad de Buenos Aires.
Después de casi cien años, la editorial Colihue y la Biblioteca Nacional en su Colección Los Raros acaban de presentar la segunda edición, rompiendo el silencio mantenido durante tantos años. Debe reconocerse que fueron pocos los autores que no se quedaron con la figura puramente deportiva de Jorge Newbery y lo historiaron en todas sus ricas facetas. Así Raúl Larra y Alejandro Guerrero, como Emilio Corbière.
El primer aporte energético fue que ante una Argentina dominada por los principios del Código de Minería (propiedad provincial y máximas facilidades para las empresas privadas), propició la creación de la Reserva Nacional petrolífera. Argentina en 1907 no tenía una legislación específica para los hidrocarburos. En el mundo eran pocas las legislaciones en esta materia, y cuando Argentina se incorpora al club de los países petroleros sólo eran diez u once los que ya eran socios. Estados Unidos, donde comenzó (1859) y se desarrolló la explotación petrolera, se basaba en principios muy individualistas que fueron progresivamente limitados con el transcurso del tiempo, pero la base de la economía petrolera estaba en el contrato privado entre la petrolera y el propietario de la superficie. El Estado norteamericano no tenía yacimientos, ni empresa, y participaba poco en la renta y en el control hasta que, ante el abuso del trust de la Standard Oil (en 1890 se promulgó la Ley Sherman contra los abusos monopólicos), el Estado comenzó a llevar a cabo una política de regulación, pero sin inmiscuirse directamente en la industria del petróleo. En base a esta ley, en 1909, cuando Newbery y Thierry escribían su libro, el Tribunal Federal de los Estados Unidos sentenció la disolución de la Standard Oil, que en la realidad tuvo sólo efectos formales.
El segundo aporte de Newbery a la energía argentina fue su lucha por demostrar que la calidad del petróleo argentino no tenía menoscabo (no era sulfuroso como afirmaban quienes querían que no se produjera petróleo, para seguir importándolo). Como muestra la historia energética argentina, los países dominantes combinaban dos políticas, según fuera la conveniencia coyuntural y según sus planes estratégicos de orden mundial (el petróleo nació mundializado, no es una obra de la globalización del siglo veinte). Estas dos políticas consistían en apoderarse de las reservas y, cuando no les convenía la extracción, se trataba de convencer de que era petróleo de baja calidad o escaso para una explotación rentable.
La batalla que Newbery llevó a cabo para que se crearan empresas energéticas estatales fue el tercero de sus aportes energéticos. Desde la función pública, a la que honró con honestidad y patriotismo, escribió y actuó para que se estatizara el sector del gas y la electricidad. La posición newberiana se basó en sus estudios, en la experiencia adquirida en sus viajes y estadías en el exterior, y en su acción como director de estos servicios en la Capital Federal. Los estudios técnicos fueron una contribución fundamental de Newbery.
Vivió con gran responsabilidad su vida profesional de ingeniero y paralelamente fue un gran deportista, aviador y destacado participante de la sociedad porteña de esa época. Trajo al país una serie de actividades como la aeronáutica, el boxeo, la esgrima, y propició otras como el foot-ball, que luego sería adoptado por el pueblo como el deporte preferido. Como afirma Guerrero, el mismo Newbery “... fue una figura de enorme popularidad en todos los niveles sociales; seguramente el primer ídolo popular que tuvo la Argentina”. El 1º de marzo de 1914 muere en un accidente con el avión de Teodoro Fels en Los Tamarindos, en la provincia de Mendoza, cuando preparaba otro record mundial: el cruce de la cordillera de los Andes, para unir Mendoza con Santiago de Chile.
Al celebrarse los cien años del 25 de mayo de 1810, Jorge Newbery y Justino C. Thierry escribieron un importante estudio sobre el petróleo, cuya lectura, poco antes de llegar al 2010, resulta por demás interesante. El geólogo Thierry era amigo de Newbery y trabajaba con él en la Municipalidad de Buenos Aires. El libro se presentó como una contribución al Congreso Científico Internacional Americano, que se celebró en el año 1910. Los autores esperaron algunos meses para que la edición de Severo Vaccaro coincidiera con las celebraciones del centenario.
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