Dom 24.08.2008
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POLEMICA > RETENCIONES MóVILES Y CONTROL DE CAPITALES

Dos herramientas clave

La crisis con el campo aceleró la disputa por la definición del régimen de acumulación de la post-convertibilidad.

› Por Leonardo Perichinsky y German Saller *

Previo al desenlace en el Senado de la propuesta oficial de retenciones móviles, se sabía que la ratificación o no de esta herramienta dividía aguas. Y que su implementación, o no, se traduciría en el inicio de un proceso de resolución (de duración indefinida) por la definición del régimen de acumulación de la post-convertibilidad. También se evaluaba que si las distintas fracciones del capital optaban por consolidar su base de negocios en actividades rentísticas a partir de la apropiación de las ventajas naturales del suelo, el final de la película sería un modelo de sociedad dual con inserción exportadora de materias primas, en la cual la mejora salarial dejaría de ser la vía de la distribución del ingreso, dejando su lugar a los subsidios a la alimentación que aseguraran un saldo exportable a las cadenas agroexportadoras.

También se observaba que esta elección no se toma libremente sino condicionados por la capacidad que tiene una sociedad de imponer reglas de juego. Capacidad que no surge de la voluntad o éxito de una acción individual de gobierno sino de la construcción de una base de sustentación apoyada en los sectores subalternos en la definición de un proyecto de país. Es decir, debe construirse con los sectores que potencialmente mejoraran su situación en caso de afianzarse un régimen de acumulación basado en el reparto del excedente por vía salarial y en la definición de un nuevo perfil de especialización. Estas capacidades surgirían entonces del aumento del peso de los trabajadores y de los empresarios industriales en la economía, de su capacidad de organización y acuerdos a su interior y entre ellos.

Potenciar el peso del salario y de la inversión industrial muestra las oportunidades y los desafíos para avanzar hacia un proyecto de desarrollo económico socialmente integrado. Tiene a favor procesos incipientes y aún limitados de estos últimos cinco años, que es necesario apuntalar:

n Una recuperación del empleo registrado, que entre 2004 y 2007 creció un 7 por ciento promedio anual, mientras que en el período 1980-2004 lo hizo a un 0,6 por ciento promedio anual. Se da, a su vez, un importante crecimiento del empleo, cuya tasa pasó del 30 por ciento en el promedio del año 2003 al 37,8 por ciento en el promedio de 2007 y la consecuente reducción de la tasa de desempleo, que pasó del 17,3 al 8,0 por ciento de la PEA entre los promedios de los años 2003 y 2008.

n Un importante proceso de nacimiento de empresas: hacia mediados de 2007, la cantidad total de empresas registradas (en los sectores industria, comercio y servicios) era de 476 mil, superando en un 14 por ciento al máximo de 1998, con un aumento del tamaño medio en términos de empleo. El crecimiento de la actividad de estas empresas se encuentra vinculado con los sectores más dinámicos y refleja un gradual proceso de sustitución de proveedores externos de las terminales locales (en su mayoría autopartistas, agropartistas y otras metalmecánicas).

n El peso clave de la alianza con Brasil, que generó importantes inversiones hundidas por empresas originarias de este país en la Argentina.

Estas son tendencias que deben valorarse en el análisis y que muestran que la definición del modelo está lejos de haberse resuelto. Las iniciativas recientes del Gobierno de reunir el Consejo del Salario (y subir más de un 20% el salario mínimo) y volver a la jubilación móvil reflejan que las contradicciones siguen latentes.

Por otra parte, habrá que seguir bien de cerca la marcha de los mercados cambiario y financiero. La apreciación nominal de la moneda doméstica superior al 4 por ciento que propició el Banco Central durante estos últimos dos meses va en la dirección contraria de lo que requiere un régimen de acumulación de base industrial. La reciente eliminación del encaje del 30 por ciento al ingreso de capitales es peor aún. El control a la entrada de fondos especulativos (menores a un año) era una herramienta tan clave como las retenciones móviles. Su derogación (transitoria) promueve solamente el ingreso libre de fondos de corto plazo que alimenten alguna burbuja de precios y generen un mayor atraso cambiario.

Según el cálculo del tipo de cambio real para las exportaciones industriales que realizó el Ciepyc, ya no hay demasiado margen para que la autoridad monetaria continúe bajando el dólar. Si el dólar se mantiene en los niveles actuales, y persisten los niveles de inflación actual (doméstica, y de los principales países adonde exporta la Argentina), en aproximadamente un año estaríamos en niveles de competitividad similares a los del final de la convertibilidad.

El modelo sigue en definición pero, en términos de instituciones clave, en el mes de julio el resultado fue dos a cero.

* Economistas del Centro de Investigación en Economía Política y Comunicación - Universidad Nacional de La Plata.

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