FINANZAS > IMPACTO EN LA CITY DE LA CANCELACION DE LA DEUDA CON EL CLUB DE PARIS
El Banco Central cederá unos 6700 millones de dólares de reservas para pagar la deuda con la entidad integrada por los países más poderosos del planeta. Estrategia oficial para aliviar el frente externo.
› Por Pablo Simián
La decisión de cancelar la totalidad de la deuda con el Club de París buscó profundizar las señales de fortaleza financiera y compromiso de pago, según evaluaron analistas de la city en línea con la posición oficial. En ese sentido, sostienen que el Gobierno se ha esmerado en transmitir en las últimas semanas señales para calmar la ansiedad de algunos operadores que ven fantasmas de default. La estrategia oficial comenzó por el diseño de un programa de recompra de bonos, que disminuirá el impacto de los vencimientos de deuda hasta fines de 2009. Luego, continuó con un aumento de la participación del país en la Corporación Andina de Fomento, con el objetivo de habilitar un canal alternativo de financiamiento externo.
Este complejo panorama para acceder a fondos frescos derivó en la torpe decisión de emisión de Boden 2015 suscripta por Venezuela, a una tasa de interés record de casi 15 por ciento anual. Esa operación gatilló una ola de desconfianza en el mercado. De todos modos, pese a esa desafortunada colocación, que arrastró a la baja el valor de los bonos locales, los rumores sobre la posibilidad de un nuevo default no tienen correspondencia con los actuales indicadores fundamentales de la economía. Pese a ello, el anuncio del pago de los 6700 millones de dólares al Club de París logró detener la presión vendedora sobre las cotizaciones, alimentada por pronósticos varios, incluso de uno de los responsables del default de 2001, el ex ministro Domingo Cavallo. El planteo de los opositores a la medida se detiene en que la cancelación de ese pasivo no va a restaurar el acceso al mercado de crédito internacional. Esto sería así debido a que la percepción del riesgo soberano aumentará a medida que disminuyan las reservas internacionales.
En la otra vereda están los que creen que después del pago a los principales países desarrollados el nivel de reservas seguirá siendo holgado como para otorgar un buen margen de maniobra a la política monetaria. Además, afirman que esa medida del Gobierno permitirá retomar el financiamiento externo a tasas razonables para el sector público y privados.
Lecturas positivas o negativas al margen, la razonabilidad del pago que prevé realizarse al Club de París estará dada por los números, que son los que mandan en materia financiera. El desembolso se hará con reservas llamadas de “libre disponibilidad”, que son las que tiene el Banco Central por encima del respaldo a la base monetaria. Según el balance de esa institución al 23 de agosto pasado, el margen entre las reservas y la base monetaria ascendía a unos 14.650 millones de dólares, por lo que aún después del pago quedaría un excedente de casi 8000 millones. No obstante, se debe computar las letras y notas emitidas por el BC, que suman casi 16.300 millones de dólares. No debería perderse de vista que alrededor de la mitad de los montos adjudicados en esos títulos vencen dentro de los 90 y 180 días: Lebac y Nobac, respectivamente. Hasta ahora, el Central no tuvo inconvenientes en refinanciar esos pasivos.
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