Sáb 21.09.2002
cash

DETERIORO SOCIAL DE ARGENTINA Y LA REGION

“Se están acostumbrando”

Bernardo Klisberg, estudioso del desarrollo social en América latina, señala que la región es la más desigual del mundo. Dice que se necesita ampliar la democracia a una sociedad civil movilizada.

Por Luciana Giordano

Bernardo Klisberg ha dedicado toda su vida al estudio del desarrollo social en América latina, la pobreza, la ética y la desigualdad. Estuvo en Buenos Aires en el marco del Seminario de Etica y Desarrollo organizado por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Creador del programa de las Naciones Unidas en gerencia social y del Instituto Nacional de Desarrollo Social del BID. En diálogo con Cash, precisó las razones del crecimiento de la desigualdad en la Argentina y en Latinoamérica.
¿Cómo ve usted a la Argentina en materia de pobreza?
–Hay un cuadro social impresionante. Los argentinos ya se han acostumbrado. Las 40 mil personas que, en la Capital Federal, revisan los tachos de basura buscando algo para reciclar o comer, es un dato nada despreciable. Muchas de esas personas forman parte de la ex clase media, han trabajado toda su vida y han sido destruidas por lo que pasó en el país en la década del 90. Leí un reportaje a una de estas personas que decía una frase que repito en todos los lugares donde me toca hablar. Decía el hombre: “Yo trabajé toda mi vida como pequeño empresario, ahora no tengo nada, me han arrebatado todo, a través del proceso de destrucción de la pequeña empresa, tengo que revisar la basura, pero lo bueno es que a las 8 de la mañana cuando me levanto sé que a las 6 de la tarde tengo algo para hacer. Toda mi vida tuve algo para hacer”.
¿Qué significa?
–De esta manera se reivindica el derecho al trabajo, que es un derecho humano básico. Los datos estadísticos dicen que esa gente gana entre 180 a 200 pesos por mes. Esto en términos internacionales quiere decir que ganan menos del umbral de la pobreza en los países más pobres del mundo, menos de 2 dólares diarios.
Además de la ayuda social, ¿qué tipo de medidas deberían tomar el gobierno para combatir la pobreza?
–El 50 por ciento de la población de América latina está por debajo de la línea de pobreza. Uno de cada dos es pobre, y peor todavía seis de cada diez niños están en la misma situación. También hay un vasto sector que está en tránsito hacia una peor condición social. Hay que hacer “una alianza virtuosa”. Una combinación entre políticas públicas agresivas (proveer servicios en áreas centrales, acceso a la salud pública, a educación y a la nutrición) con el capital social de la sociedad civil movilizada (voluntarismo, responsabilidad social de la empresa privada, universidades, comunidad religiosa).
¿Dónde se da esa alianza?
–En Noruega, país que tiene la más baja desigualdad de mundo y donde no existen pobres. Se da también en Holanda, Canadá y Costa Rica.
¿Es una consecuencia del capitalismo la polarización social, la mala redistribución del ingreso y el incremento de la pobreza?
–El papa Juan Pablo II lo está planteando en estos términos. El dice que la globalización tiene beneficios muy importantes: las nuevas tecnologías. Pero la globalización debe tener un código ético. La globalización sin un código ético es lo que vivimos en el mundo de hoy. Las Naciones Unidas dicen, según su último informe de desarrollo humano, que la desigualdad ha alcanzado, niveles grotescos. El 20 por ciento más rico de la población del planeta tiene el 85 por ciento del producto bruto mundial, el 85 por ciento del ahorro nacional, el mismo porcentaje en inversiones y el 95 por ciento del crédito. Mientras el 20 por ciento de la población más pobre de la tierra no tiene nada. La población más rica del planeta tiene una esperanza de vida de 78 años de edad. La más pobre muere entre los 51 y 58 años. En América latina la polarización social es notable. Las estadísticas de todos los organismos internacionales son unánimes: América latina es la región más desigual de todo el planeta.
Es una región rica con pobreza record.
–Se dice “hay pobreza y hay desigualdad”, pero en realidad “hay pobreza principalmente porque hay desigualdad”. La desigualdad es la causa central de por qué un continente rico tiene tantos pobres. La desigualdad es la traba central para un crecimiento económico sostenido. Porque la desigualdad reduce la formación de ahorro nacional.
¿Cómo se combate la desigualdad?
–La manera de pelear es la democratización. Cuanto más democrática sea una sociedad, cuanto más activa sea la opinión publica, cuanto más articulada esté la sociedad civil, cuanto más fuerte sea el reclamo de la ciudadanía por más participación, las cosas pueden empezar a cambiar. Soy absolutamente crítico sobre cómo funciona la democracia. Lo que América latina quiere es más democratización real y esto implica una presión de la población para la igualdad de oportunidades, económicas y sociales. La alianza entre políticas públicas más una sociedad civil movilizada es la clave para empezar a cambiar las cosas.

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