No todas son pálidas en el agro local. Es verdad que muchos precios internacionales caen. También que la devaluación de los vecinos supone pérdidas de competitividad relativa, pero en algunos sectores, pocos, los números siguen estando bien. Es el caso de los arándanos, que en la presente temporada experimentan un boom exportador explicado, fundamentalmente, por la gran expansión de la oferta. Sobre este crecimiento de la producción se dijo en su momento que derrumbaría los precios. Aunque la amenaza resultaba creíble, la evolución de las exportaciones muestra por ahora que todavía existe un inmenso mercado para desarrollar.

De acuerdo con información proporcionada a Cash por el consultor especializado Miguel Giacinti, a la semana 43, la finalizada el pasado 26 de octubre, las exportaciones argentinas, que este año se iniciaron tempranamente en la semana 36, sumaban ya 2,1 millones de kilos. La cifra representa un incremento del 42 por ciento con respecto a la semana 43 de 2006 (el año pasado no es referencia porque por problemas climáticos existió un importante retraso de cosecha y, en consecuencia, del comienzo de las exportaciones).

El comportamiento de los precios muestra un descenso “estructural” con el paso de las semanas. Los valores comienzan muy arriba en Estados Unidos, pues la fruta argentina llega como primicia de contraestación. Los arándanos se producen en el país en una amplia franja que, partiendo de Tucumán, baja por el Litoral hasta el norte de la provincia de Buenos Aires. Las cosechas también se demoran de norte a sur. Pero como la fruta que sale de Tucumán es la primera en llegar al Hemisferio Norte, consigue muy buenos precios. La ganancia, de todas maneras, resulta parcialmente compensada por la necesidad de recurrir a la vía aérea. La fruta chilena, por ejemplo, se cosecha más tarde, pero llega a los mercados del Hemisferio Norte fundamentalmente por vía marítima. La demora en llegar, que significa menores precios, se compensa con los menores costos de transporte.

Para tener una idea de esta secuencia, en la semana 36 el precio de importación promedio para los arándanos (FOT) en Estados Unidos superaba este año los 25 dólares por kilo. En la semana 43, el valor ya había caído a un promedio de 17,5 dólares. Si se mira la secuencia de las temporadas anteriores, los precios siguen cayendo hasta por lo menos la semana 48, momento en que se produce el pico de oferta del Hemisferio Sur. En Europa, el comportamiento es similar, con la diferencia de que el pico de precios se produce más tarde; este año fue en la semana 42, cuando el precio promedio de importación en destino fue de 16 euros por kilo. La semana 43 cerró con un valor promedio de 15 euros. Como puede observarse, más allá de las secuencias, se trata de una fruta bastante cara.

El factor precios explica el desarrollo de este cultivo en el país a fines de los ‘90. Sin dudas, un paso visionario. De todas maneras, a pesar de los muy buenos resultados conseguidos hasta ahora, graficados por la citada expansión de la oferta, el sector comienza a experimentar algunos problemas típicos de los restantes circuitos frutícolas del país. Entre ellos, los bajos precios pagados a los productores primarios por la fruta destinada a las exportaciones en fresco y las tensiones con las firmas exportadoras. En Tucumán y Concordia, las zonas de producción temprana, ya comienzan a formarse consorcios de productores que se integran verticalmente y exportan de manera directa. En el caso de la producción que se cosecha más tarde, como la del norte de la provincia de Buenos Aires, también existe el riesgo de no poder llegar a exportar en fresco y, consecuentemente, tener que contentarse con proveer a la industria de congelados, con la consiguiente pérdida de rentabilidad.

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