GéRARD DUMENIL > LA CRISIS ECONóMICA Y FINANCIERA DE EE. UU.
› Por Natalia Aruguete
Con una creciente ola de despidos en las empresas más importantes del planeta como telón de fondo, los integrantes del G-20 elaboraron un plan de acción para superar la debacle global. Aunque criticada por empeñarse en evitar decisiones concretas, la declaración emitida la semana pasada apunta a limitar los efectos de la recesión de las economías centrales y emergentes mediante una reforma del sistema financiero mundial –en términos de regulación y transparencia–, un fuerte estímulo de las economías nacionales con políticas fiscales y monetarias, y una mayor participación de los países emergentes en la toma de decisiones políticas. En este contexto, Cash dialogó con el economista marxista Gérard Dumenil durante su visita a Buenos Aires, donde participó del IV Coloquio del Sepla. El investigador del Centre National de la Recherche Scientifique, que viene advirtiendo desde hace años sobre la “inminencia” de la actual crisis, opinó que sus causas centrales son los desequilibrios de la trayectoria económica de Estados Unidos, la aceleración de mecanismos financieros basados en un endeudamiento “insostenible” y el “financiamiento de los desequilibrios de la primera potencia por parte del resto del mundo”.
–En la crisis actual hay dos aspectos. El primero es la situación económica de Estados Unidos. Este aspecto lo preveía desde hace unos años. El crecimiento de ese país se caracteriza por un déficit creciente del comercio exterior: compra más en el mundo de lo que vende al resto del mundo. Como consecuencia, el mundo financia cada año más la economía estadounidense.
–Con inversiones financieras. Compra bonos del Tesoro y acciones. Ya en 2006 veíamos que esa trayectoria era insostenible, pero ahora es mucho más. Al desequilibrio exterior se agregan los desequilibrios internos, en particular, el crecimiento de la deuda de los hogares.
–La innovación financiera. Es el más evidente. Entre 2001 y 2006 se aceleraron nuevos mecanismos financieros, en particular los créditos subprime –que significó prestar dinero a hogares que no pueden pagar–, con mecanismos de titularización. Detrás de los subprime hay seguros. Si el tomador del crédito no paga, otra empresa pagará en su lugar. Es un sistema. Pero hay otros mecanismos complejos: lo que hacen los mercados.
–El hecho de comprar acciones a un cierto plazo o vender protección. Por ejemplo, una empresa va a usar cobre en una nueva fábrica. Hacen la inversión. Saben que en los diez próximos años van a necesitar y el precio del cobre es muy importante para ellos. Van a hablar con un fondo de cobertura cuyo trabajo es vender cobre a un cierto precio en uno, dos, diez años. Esta contratación significa protección, ya que esta empresa tendrá el cobre a ese precio cuando tal vez en el mercado sea más alto o más bajo. Es un mecanismo especulativo donde se trabaja con una incertidumbre enorme. Pero los mercados representan un montón de otros mecanismos.
–Hay tasas de interés a corto y a largo plazo, pero los niveles son diferentes. Por ejemplo, en Brasil la tasa de interés es muy elevada. Los bancos piden prestado en un país con tasa de interés baja y prestan en uno con tasa de interés elevada. El riesgo es cambiario, porque la tasa de cambio del real puede bajar y tener pérdidas de un 30 por ciento del valor de la inversión. Es muy difícil controlar estos mecanismos financieros y saber exactamente lo que sucede. No hay sistema de control, ni seguimiento estadístico que pueda informar lo que pasará. Pero ésta es la base del sistema financiero actual.
–El carácter insostenible de la trayectoria de la economía de Estados Unidos tenía que aparecer de cierta manera y lo hizo a través de una crisis financiera, porque utilizaron el boom inmobiliario para prolongar el crecimiento económico durante 4 o 5 años. La recesión de 2001 fue el ensayo general de la actual. Fue muy difícil para los norteamericanos salir de esa situación, que significó contracción de la actividad y crisis bursátil.
–A través de una baja enorme de la tasa de interés de la Reserva Federal (FED) y de la nueva ola de inversiones de los hogares en viviendas a través de la titularización. Pero esa manera de prolongar su trayectoria positiva de la economía también se hizo insostenible porque es imposible basar el crecimiento de un país sobre el endeudamiento de hogares que no pueden pagar. Con una particularidad: en 2006, más de la mitad de los créditos “malos” se vendieron en el resto del mundo. Alan Greenspan, cuando era presidente de la FED, decía: “La titularización está muy bien porque diluye el riesgo. Los bancos no conservan los créditos malos, los venden. En particular exportan el riesgo en Japón, en Europa”. Así exportaron su crisis.
–El problema no es de falta de demanda. Entre 2001 y 2007, el problema fue de exceso de demanda. En conjunto, los hogares de ese país gastan en forma desenfrenada, aunque es un esquema heterogéneo, ya que el poder de compra del 95 por ciento de la población está estancado desde los años ’70. Pero considerando el conjunto de los hogares, consumen más de lo que ganan. Así, su tasa de ahorro es negativa.
–Es difícil de calcular. Cuando hablamos del “costo”, hablamos de factores heterogéneos: prestar dinero no es lo mismo que comprar una empresa que se nacionaliza o comprar una deuda mala. Nacionalizar significa que el Tesoro puede comprar las acciones de un banco a un valor muy bajo. Es difícil saber cuánto costará solventar el sistema porque con los créditos se puede tratar de comprar, pero también la modalidad del Plan Paulson (secretario del Tesoro) era comprar a los bancos los “créditos malos”.
–Esa decisión tendrían que haberla tomado más temprano. Ahora estamos en una situación de extrema urgencia. Evitar una crisis como la del subprime era muy simple. Se necesitaba una decisión de la Casa Blanca, pero no lo hicieron. En Francia, el subprime no puede existir. Una persona no puede pedir un crédito por el que tenga que pagar más de un 30 por ciento de su ingreso mensual. En Estados Unidos, una familia paga hasta un 80 por ciento de su ingreso para reembolsar y pagar los intereses.
–Porque así ganaron un dinero increíble entre 2001 y 2006. La tasa de ganancia de los bancos en ese período se disparó completamente. La otra razón es que necesitaban esa suba de los créditos de los hogares para salir de la crisis de 2001. Greenspan se preocupó mucho al ver cómo aumentaba el monto de los créditos. Cuando la economía salió de la recesión, se aumentó la tasa de interés de la FED, pero las tasas de los créditos hipotecarios no subieron. Era la primera vez que esto ocurría. La explicación de Greenspan fue: “Yo aumento el costo del crédito a los bancos y éstos no aumentan”. Porque pueden pedir dinero prestado al resto del mundo y el resto del mundo está disponible a prestar con una tasa de interés menos elevada. Y Greenspan descubrió que no podía controlar la tasa de interés de los créditos hipotecarios.
–Después de esta crisis, Estados Unidos necesita corregir su trayectoria económica. Eso significa salir de muchos aspectos del neoliberalismo. El proteccionismo es una cuestión, pero el problema es que el poder económico norteamericano se basa en sus empresas transnacionales, que necesitan el libre comercio, la libre movilidad del capital, mientras que la trayectoria de la economía es incompatible con la libre movilidad del capital.
–Haciendo trampas. Por ejemplo, el ejército norteamericano decide comprar aviones europeos, el gobierno dice que no. O si antes de la crisis China quería comprar una empresa de petróleo, el gobierno decía: “No. Seguridad nacional”. Todo esto antes de la crisis. Ahora es diferente porque están en una situación terrible y son más flexibles.
–No es una deuda. La expresión correcta es que el resto del mundo financia la economía norteamericana. Financiar significa tener acciones, bonos del Tesoro. Esos títulos son una deuda. Pero una acción no es una deuda. Aunque esto no cambia el hecho de que el resto del mundo tiene un comportamiento más o menos rentista.
–Por ejemplo, una banca central como la de China compraba bonos del Tesoro a una tasa de interés del 5 por ciento anual. Pero cuando Estados Unidos hace inversiones directas en otros países logran tasas de rendimiento del 15 o 20 por ciento. El resto del mundo financiaba la economía norteamericana de forma bastante barata en términos comparativos. Pero ahora estamos entrando en una nueva fase porque el resto del mundo quiere entrar en el corazón del animal y beneficiarse también de rendimientos elevados. China, por ejemplo, va a usar sus dólares para hacer inversiones activas, no rentistas, entrando en las grandes entidades estadounidenses y con el mismo tipo de rendimiento en el mundo. Eso es una situación nueva.
–No estamos en esa situación, de ninguna forma. China desempeña un papel muy importante ahora porque tiene enormes reservas de divisas (dólares y euros) por su superávit comercial, que no es otra cosa que el déficit comercial norteamericano.
–El Fondo Monetario, pero sus recursos son muy limitados. Se dice que China debe prestar dinero al Fondo. China responde: “De acuerdo, pero necesitamos un nuevo sistema financiero internacional”, en el cual otras monedas, no sólo el dólar, jueguen un papel importante.
–Sí, porque probablemente después de la crisis tengamos un proceso de diferenciación a escala mundial. El mundo no es uniforme. Estados Unidos se va a arreglar de alguna manera, Europa tal vez de otra y China de una completamente diferente. América latina fue históricamente una región de resistencia y eligió gobiernos de izquierda. El problema es lo que ocurre con gobiernos de izquierda. Por ejemplo, el caso de Brasil.
–Porque la política de Brasil es ciento por ciento neoliberal. El caso de la Argentina es particular porque, después de una década de locura neoliberal, tuvo esta crisis terrible de 2001 y salió de forma bastante hábil. En Francia, una persona de izquierda bastante radical considera que los tres países andinos –Venezuela, Ecuador y Bolivia– representan una esperanza, porque eligieron gobiernos de izquierda que piensan en la conformación de un bloque. Probablemente el caso más simple es el de Ecuador, porque es un gobierno muy serio con una voluntad nacional de recuperación de los recursos del país, de alcanzar un cambio social. Y tienen, en cierta manera, un grado de armonía social.
–Es muy difícil. Mucha gente en Francia piensa que Bolivia está construyendo el socialismo. Hay un gobierno comprometido con un cambio social, con recuperar sus recursos, desarrollar el país, aunque con una alta tensión social. Y en Venezuela, el pueblo básicamente apoya a Chávez, pero también hay una burguesía con una relación muy difícil con el gobierno.
–Es un país con una burocracia muy grande. El mismo Chávez tiene muchas dificultades para controlar esa burocracia.
–Exactamente. Y la Argentina estaba en situación de salir de la crisis y lo hizo de forma formidable. No salir del neoliberalismo, pero acabar realmente con esta variedad loca del neoliberalismo. Para mí, América latina sigue representando una esperanza. Es un continente de tradición de lucha.
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