Dom 23.11.2008
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AGRO > ENVIO DE LECHERAS A LINIERS

Vaquitas de descarte

La Mesa de Enlace sigue generando efectos mediáticos, profundizando la confusión sobre el tema agropecuario. Las vacas lecheras enviadas a faena cumplieron su vida útil.

› Por Claudio Scaletta

Ya sin el apoyo irrestricto del establishment comunicacional, algunas entidades agropecuarias siguen apelando a la generación de medidas que buscan espectacularidad. No se trata de show bussines. La fluida relación con los medios entre marzo y julio les enseñó la dinámica de “generar títulos” para hacerse escuchar. Esta semana integrantes de CRA y de FAA enviaron vacas lecheras, de la raza Holando-Argentino, al Mercado de Liniers. Es decir, a faena. Sostuvieron que se trató de una acción desesperada por la “crisis terminal” que estaría viviendo “la lechería”, uno de esos tantos problemas pendientes del campo argentino. Como en casi todos los circuitos agroindustriales, en el sector lácteo existen relaciones de mercado oligopsónicas que se expresan en la puja del precio pagado al productor. Una materia prima perecedera y la necesidad de economías de escala en el procesamiento son una receta segura para que los productores primarios, en este caso los tamberos, reciban un precio mínimo. El problema se agudiza en contextos de bajos precios internacionales y se relaja con precios altos que siempre permiten algún derrame. Por lo general los Estados modernos intervienen en estas relaciones para evitar abusos. Limitar estas distorsiones es incluso una recomendación de la economía neoclásica, el credo que sustenta las doctrinas neoliberales.

Aunque en su momento el Gobierno cometió no pocos deslices en materia de regulación, como querer bajar el precio de la leche en góndola “pidiéndoles” a las usinas lácteas que paguen menos por la materia prima, los números –la única verdad asible en el medio de disputas políticas–- muestran que en los últimos años el precio en dólares pagado por el litro de leche no dejó de subir y pasó desde menos de 15 centavos de dólar a más de 25. Esto no quiere decir que el precio sea el óptimo, solo que la situación mejoró. No fue ajeno a ello el aumento de los precios internacionales, que a pesar de las retenciones fue aprovechado por muchos exportadores antes que por los productores primarios. Pero las retenciones, que en principio vinieron solas, regresaron luego con compensaciones a los tambos. Algunos creen que sería mejor subsidiar a los consumidores y no a los tamberos, pero los subsidios existen. Según la Oncca, la oficina encargada de administrarlos, ya se realizaron transferencias a 9422 tamberos por casi 172 millones de pesos, una inequidad frente a otros sectores económicos que no reciben nada y que, al igual que el conjunto de la economía, enfrentan problemas de aumentos de costos y menores precios internacionales. Más aún cuando también estos subsidios son criticados por lo beneficiarios, que los calificaron como “selectivos y disciplinadores”.

El segundo punto a considerar es la racionalidad económica. Un breve relevamiento de mercado indica que una buena lechera alcanza holgadamente un valor promedio por encima de los 2000 pesos, mientras que en Liniers promedian por debajo de los 1000. ¿Por qué vender por la mitad lo que vale el doble o más? Según los productores ello se debería a que en la Argentina quiebra “un tambo por día” (comunicado de CRA del pasado jueves), lo que obligaría a liquidar el capital remanente. El jueves se enviaron a Liniers 1200 Holando. Desde el Gobierno la interpretación es distinta. Los animales enviados a Liniers, dijeron, son en realidad “vacas de rechazo”, es decir vacas que dejaron de ser aptas como lecheras. Se calcula que cada año un 23 por ciento del stock de lecheras en ordeñe se descarta y se envía a faena.

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