En el mercado, los empresarios de la agroindustria hacen su juego buscando sacar provecho tanto de la apreciación del dólar como de la recuperación de los precios internacionales. A inicios de este año los productores granarios decidieron marcar los tiempos del mercado cambiario. Con buena espalda financiera, el campo redujo el caudal de dólares volcado a la plaza producto de la venta de sus cosechas, adecuándolo a sus necesidades de financiamiento inmediatas. Esta situación llevó a que la oferta de divisas, que suele ser muy intensa de marzo a junio, pasó casi inadvertida y hasta debió ser reforzada por el Banco Central. Un estudio privado de circulación entre los bancos, al que accedió Cash, señala que a pesar de haber finalizado la campaña de soja restan ingresar unos 3500 millones de dólares. Los exportadores apuntan contra los productores, aunque también reconocen problemas para obtener crédito del exterior.

Dado que la venta de granos al exterior se realiza actualmente en un 90 por ciento a través de prefinanciamiento bancario, los tiempos de cosecha y de ingreso de divisas son los mismos, sin importar cuánto tarda en llegar el embarque a su destino. Las entidades financieras, en su mayoría extranjeras, proveen al exportador de la liquidez necesaria para comprar los granos, que luego este último comercializará afuera. Allí es cuando se contabiliza el ingreso de los dólares en el BC cuya partida será compensada con la finalización de la operación. “Es un error responsabilizarnos por la falta de oferta, ya que nuestros pedidos de financiamiento están relacionados con las cantidades que quieren vender los productores”, explicaron desde la Cámara de la Industria Aceitera.

A diferencia de la actitud de los dirigentes industriales, los empresarios rurales se muestran pacientes debido a que cuentan con recursos y una estructura productiva para esperar mejores condiciones. Así pudieron beneficiarse de la recuperación en el precio de la soja, que pasó de 270 dólares la tonelada de fines del año pasado a 450 de los últimos meses, con sólo moderar la venta de la cosecha. También se vieron favorecidos por la apreciación de la divisa estadounidense. El ingreso de dólares en el primer semestre fue más elevado que en igual lapso del año pasado, pero los volúmenes continúan en retroceso, de acuerdo con datos de la Bolsa de Cereales.

En esa especulación todavía quedan sin liquidar unos 3500 millones de dólares de la cosecha de soja, lo que a precios FOB del miércoles, 430 dólares, implicaría cerca de 8 millones de toneladas que descansan en los silo bolsas. Los cálculos del sector estiman que la campaña de este año fue de 32 millones de toneladas. Por su parte, el último informe de la Ciara señala que se liquidaron 9857 millones de dólares. En granos representa algo más de 20 millones de toneladas. No obstante, unos 12 millones de toneladas fueron procesadas en harinas y aceite, cuyo valor exportable es aún mayor. En el caso del aceite el precio FOB es de 722,66 dólares los mil kilos. En los cálculos de la cámara aceitera, que concentra al 80 por ciento de esa industria, también está incluida la cosecha de maíz y parte de la de trigo (campaña 2008/09).

La estrategia de los productores agropecuarios se observa a diario en la plaza cambiaria. Ingresaron divisas a un promedio de 80 millones de dólares generando un faltante de 30 o 40 millones diarios que el Central debía abastecer para equilibrar el mercado. Los principales bancos con los que suelen operar, cuya lista encabezan Rabobank, Citibank y HSBC, decidieron bajar su exposición crediticia y redujeron sus líneas de prefinanciamiento a la mitad. Los analistas consultados por Cash coinciden en que hay mucha soja por liquidar.