Dom 25.10.2009
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GEOPOLíTICA, FEDERALISMO Y MODELOS DE ACUMULACIóN

El eje Rosario-Córdoba

Los representantes de la Argentina granero del mundo han bautizado a ese corredor como “el nuevo centro de gravedad”. Frente a esa estrategia se opone uno que incluya a la totalidad de los argentinos.

› Por Federico Bernal

Los pilares tradicionales del (neo)liberalismo en América latina son dos: 1. aniquilamiento del Estado contralor e inversor en materia económica; y 2. desmembramiento territorial (proliferación de separatismos locales). Desde 2003, en Argentina se viene revirtiendo el primero, mientras que el segundo no hace más que profundizarse indirectamente a través del afianzamiento de condiciones objetivas que lo facilitan. La provincialización de los recursos mineros e hidrocarburíferos –a la que ahora se le ha sumado la avanzada provincializadora de la pampa sojera– constituyen una prueba de ello.

Amparada en una concepción neoliberal y disgregadora del federalismo, la Mesa de Enlace apunta a lograr la provincialización de las rentas diferenciales derivadas del agro. La experiencia histórica demuestra que no hay mejor barrera contra el “intervencionismo” estatal que la provincialización de rentas y recursos. Inversamente, un modelo de recuperación estatal, desarrollo regional, industrialización demográficamente equitativa y redistribución de la riqueza resultan inviables sin la nacionalización de rentas y recursos. De aquí que la irresuelta cuestión federal en el país amerite la urgente elaboración y puesta en marcha de una estrategia industrialista-redistributiva pero pensada en términos geopolíticos. ¿Por qué en estos términos? Porque lo exigen el grado de atomización, desigualdad y atraso del país profundo; el grado de madurez política y la conciencia de sí y para sí de los sectores ligados a una Argentina subdesarrollada.

Los representantes de la Argentina granero del mundo han bautizado al eje Rosario-Córdoba como “el nuevo centro de gravedad” político, socioeconómico y cultural del cual penden sus intereses y proyecto de país. A la bandera que cuelga detrás de los dirigentes rurales de la Mesa de Enlace en cada una de sus conferencias de prensa, sólo le falta un logotipo que sintetice el eje sojero. Es geopolítica pura. A dicho eje, señalan los soya boys, se le opone el de Matanza-Riachuelo, representante de “los sectores postergados”. Es hora de reconocer la perseverancia y fortaleza del pensamiento esgrimido por quienes plantean un país de escasos 5 millones de habitantes: se oponen a cualquier proceso de industrialización y desarrollo del mercado interno.

En este sentido, resulta perentoria la elaboración de una estrategia política, cultural y socioeconómica que oponga al eje Rosario-Córdoba uno representante de la nación toda. Que oponga al eje sojero no un eje “de los postergados”. Al eje oligárquico-pampeano del modelo agroexportador debe anteponérsele uno que incluya a la totalidad de los argentinos. Esto es un eje bidireccional y de tipo triangular entre: Buenos Aires, La Quiaca y Ushuaia, sus tres vértices. Un eje apoderado de los intereses de la totalidad de la población, para que desde allí irradie al resto de la América del Sur, vinculándose específicamente con el Mercosur y el ALBA. Aquí el centro de gravedad de un modelo industrialista en la Argentina. Un centro gravitatorio con el Estado como pieza cardinal y una concepción federalista opuesta a la versión neoliberal.

Identificar el centro de gravedad para un modelo de desarrollo moderno y progresista permitirá comenzar a trabajar sin equívocos en la planificación de una geopolítica de la industrialización coherente y equilibrada a nivel nacional, a su vez auxiliadora de los gobiernos progresistas de la región en la lucha contra los separatismos locales. A propósito, nada más ilustrativo que el artículo publicado por el ex embajador de Bolivia en la Argentina durante el gobierno de Jaime Paz Zamora, Agustín Saavedra Weise (El Deber, Santa Cruz de la Sierra, 23/01/2009). Este ex funcionario, acusado de importar 152 autos truchos a la Argentina, calificó de “muy interesante” el artículo de Héctor Huergo relativo al Eje Rosario-Córdoba (Clarín, 4/07/09), agregando la visión separatista de la Media Luna: “Poco a poco se cumple el certero vaticinio de que Santa Cruz de la Sierra será el centro geopolítico de Bolivia y eje del corazón terrestre sudamericano, como también se cumple la profecía del siglo XIX de Bartolomé Mitre: “El futuro de Bolivia yace por donde nace el sol”. [...] El camino argentino [el de la Argentina verde y competitiva de Huergo] marca el rumbo futuro de la nueva Bolivia”.

Queda en evidencia no sólo el fuerte carácter geopolítico adquirido por el enfrentamiento entre modelos de acumulación en la Argentina, sino las múltiples derivaciones que su resolución proyectará hacia la región.

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