Dom 20.12.2009
cash

FONDO DEL BICENTENARIO PARA EL DESENDEUDAMIENTO Y LA ESTABILIDAD

A favor y en contra

El Gobierno sorprendió a la city con la creación de un fondo con un tercio de las reservas excedentes para “garantizar” el pago de los vencimientos de deuda. Esa iniciativa despertó críticas y respaldos.

› Por Cristian Carrillo

El objetivo manifiesto del Gobierno para disponer la creación del Fondo del Bicentenario para el Desendeudamiento y la Estabilidad es dar “máxima certeza” a los mercados de que se cumplirá con los próximos vencimientos de deuda. Ese fondo se integrará con 6569 millones de dólares de las reservas excedentes del Banco Central. La iniciativa fue celebrada por la city y por corredores que verán abultar aún más sus ganancias con la recuperación de los títulos públicos en cartera. Sin embargo, las críticas no se hicieron esperar. Fuerzas de la oposición y sectores políticos conservadores, que hasta hace unos días reclamaban que se usen las reservas para pagar deuda, alertaron sobre la posibilidad de que se desestabilice el mercado cambiario afectando el respaldo del peso. El presidente del BC, Martín Redrado, aseguró que la creación de ese fondo no provocará ningún cambio en la política cambiaria.

Ese fondo no cambia por sí mismo el horizonte de deuda tal como fue publicitada la medida. En realidad, se trata de un guiño a los mercados, aunque la mayoría de los analistas no consideraba en su escenario de 2010 el riesgo de default. “El Gobierno intenta dar una mayor previsibilidad de que cumplirá con los pagos de deuda del 2010”, señala una importante consultora en un informe distribuido entre sus asociados. Esta sociedad de Bolsa, que suele ser bastante crítica con el Gobierno, agrega que “existe un combo de noticias que repercuten favorablemente en el mercado de deuda”, concluyendo que “nuestra visión, y más aún luego de estas nuevas señales, sigue siendo positiva a mediano plazo”.

De esta manera, la iniciativa cumplió con su principal objetivo, seducir a los mercados. No obstante, no parece haberlo hecho con todos. Algunos analistas argumentaron que esa medida deja al organismo monetario con menor poder de fuego para enfrentar una corrida.

El tema de fondo en estos pronósticos agoreros es el viejo debate acerca del volumen de reservas en poder del Central y de su composición. La primera especulación se refiere a la cantidad de divisas propias del Central que no tiene como contrapartida otro pasivo más que la Base Monetaria. Este excedente es el que se denomina de libre disponibilidad. Si se toma en cuenta la base monetaria informada por el Central, ese saldo sería de 18.003 millones de dólares, de los cuales se traspasará al Tesoro el 36,5 por ciento para el pago de deuda y a organismos internacionales. La cuenta surge de dividir el total de la base monetaria, (109.548 millones de pesos), compuesta por circulante en poder del público y de entidades financieras y en cuenta corriente con el BC, dividido por el tipo de cambio (3,81 pesos por dólar). Esta cifra da un total de 28.752 millones de dólares en reservas no excedentarias.

Este tipo de cálculos permite, incluso, extender el análisis hacia casos extremos. Con algo más de 40.000 millones de dólares en reservas –en los últimos días el Central absorbió diariamente hasta cien millones– se podría especular con un tipo de cambio de 2,73 pesos contra la divisa o una ampliación de la base monetaria de 38 por ciento, a 152.500 millones de pesos. Ambos ejemplos suenan impensados si se toma en cuenta el valor actual del billete estadounidense y el crecimiento promedio de la base monetaria que se amplió en el año 8,3 por ciento en términos nominales y un 1,2 por ciento real, según el balance del Central



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