RAZONES HISTóRICAS Y COYUNTURALES DEL AUMENTO DEL PRECIO DE LA CARNE
El repunte de la carne tiene su origen en la histórica ausencia de una política nacional de desarrollo ganadero. Además, influyeron factores climáticos, el alza del consumo interno y la situación de los feedlot.
› Por José Luis Livolti
Existen diversas razones confluyentes que originaron el alza de los precios del ganado vacuno en pie y la consecuente repercusión en los precios de la carne. Las causas más profundas se encuentran en la ausencia histórica de una política nacional de desarrollo ganadero. Una política profunda y equitativa regida por parámetros de ordenamiento territorial: destinar a la cría de ganado en forma pastoril tierras aptas evitando el corrimiento de la frontera agrícola. Esta se concreta a manos del paquete tecnológico sojero. Incluso se debería devolver a la ganadería el territorio que le fue quitado para tal fin –incluso en la pampa húmeda– con políticas de fuerte intervención estatal. Puede ser a través de una nueva y moderna Junta Nacional de Carne, que estimularía a dicha producción, y a otras como la porcina, ovina y aviar, como modo de sustitución y diversificación.
En los últimos tiempos ha habido intentos tibios e insuficientes de mejorar la situación de los pequeños productores y agricultores familiares. Pero la base de la producción agroganadera sigue estando signada por una fuerte hegemonía del paquete tecnológico granario. Incluso la propia creación del Ministerio de Agricultura porta en su seno la contradicción de una Secretaría de Agricultura que impulsa y desarrolla políticas de fomento hacia esta tecnología, junto con otra Secretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar, casi testimonial. Esto confirma el perfil del Gobierno de demostrar intencionalidad de ir hacia algunos lugares de equidad, sin abandonar ni modificar las estructuras reinantes, contradicción que lleva a la no solución de fondo de los problemas e incluso a su agravamiento.
Otra de las causas del alza de la carne es la creciente demanda per capita, cuyo consumo viene en una curva creciente que hoy supera los 70 kilogramos por habitante y por año.
Una tercera causa tiene que ver con el clima: las importantes lluvias caídas en los últimos meses derivaron en una importante oferta de pasturas naturales, que dieron la oportunidad a los productores de terneros para invernada de retenerlos en los lugares de cría. Esto ha sido así en especial con los más poderosos que están en condiciones económicas de aguantar. No así con los pequeños y con los puesteros isleños corridos por la creciente del Paraná, que por estos días deambulan en transhumancia por las banquinas que los sojeros les disputan, en los pueblos de Santa Fe y Entre Ríos, con la única alternativa de malvender sus animales.
Por último hay que señalar la situación del engorde a corral (feedlot) por la interrupción del pago de compensaciones por parte de la Oncca. El 70 por ciento de la carne que se consume en el mercado interno proviene de esos lugares de terminación de hacienda en pie. El Ministerio de Agricultura y la Oncca están llamando al reempadronamiento de los feedlot para reactivar el sistema de compensaciones en un intento de recomponer los niveles de producción y oferta.
La existencia de este tipo de engorde tiene que ver con que es una de las patas del paquete tecnológico sojero que exige reducir al mínimo el espacio dedicado a la terminación para dejar hectáreas libres a la soja (corrimiento de la frontera agrícola). Se produce así carne de gran terneza pero de pésima calidad nutricional por su elevadísimo contenido graso y colesterol, para lo que fue necesario cambiar el hábito alimentario de los animales (vacunos poligástricos convertidos en monogástricos). La reactivación de las compensaciones pasará a ser un mal necesario para lograr alcanzar los niveles de oferta de carne “normales”.
Se necesita iniciar el debate para un cambio progresivo del actual modelo productivo de carácter agroexportador, concentrador, basado en tecnologías de insumos, monocultivista intensivo, expulsor de pequeños productores, agricultores familiares, y pueblos originarios de las tierras disponibles para producir alimentos. Se requiere apelar a una herramienta fundamental como la planificación de la producción agroalimentaria nacional, sobre la base de garantizar la soberanía alimentaria mediante el ordenamiento territorial y el acceso a la tierra mediante una profunda reforma agraria
* Coordinador nacional del
Movimiento Campesino
Liberación, corriente interna de
la Federación Agraria Argentina.
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