CESE EN LA COMERCIALIZACIóN DE HACIENDA AL MERCADO DE LINIERS
Otro lockout del “campo” convocado por Carbap, al que se sumó la Mesa de Enlace. Con el argumento de la defensa de los trabajadores de la carne, convocaron a no enviar hacienda a Liniers el jueves y viernes próximos.
› Por Claudio Scaletta
Esta semana las corporaciones agropecuarias volverán al lockout. Será con un cese en la comercialización de hacienda, sólo en Liniers, el jueves y el viernes próximos. Como en medio de una supercosecha, con buenas condiciones y previsiones climáticas y buenos precios para la hacienda resulta un poco complicado justificar el consabido y lamentoso “no se aguanta más”, la patriada volverá a legitimarse con motivaciones ajenas a la principal. Así como durante el conflicto por las retenciones móviles el sonsonete mediático fue la defensa de “los pequeños productores”, a quienes les fue bárbaro con la eliminación de la segmentación de retenciones conseguida en 2008, esta vez la solidaridad de las entidades que representan al complejo sojero exportador será con los miles de trabajadores de la carne en riego de pasar a engrosar el ejército industrial de reserva.
Tanta solidaridad no puede menos que conmover, en particular porque proviene de uno de los sectores más privilegiados de la sociedad. El “campo” brinda así dos enseñanzas. La primera, de caridad cristiana; el respeto del mandato secular de hacer el bien sin mirar a quien. La segunda; una clase práctica del más puro peronismo; aquel que enseña la unidad del capital y el trabajo en defensa del interés común nacional. “La lucha de ellos es nuestra”, sentenció con pasión Pedro Apaolaza, titular de la “progresista” Carbap. La potente raíz peronista que presentará la protesta obrero-empresaria, no pudo menos que sumar a la acción al líder de la CGT Azul y Blanca, Luis Barrionuevo, de reconocida trayectoria en la defensa del trabajador gastronómico, quien bien mirado, también podría verse perjudicado si la política anticampo hiciese faltar los productos de la mesa de los argentinos.
Sí, es un escenario absurdo, pero es lo que hay.
Según el titular del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Carne y Derivados del Gran Buenos Aires (Sicgba), Silvio Etchehun, se habrían perdido ya más de 3000 empleos y estarían en riesgo 20.000. Situación que motivó el llamado a una movilización para el viernes 30 y el pedido de apoyo a las entidades de la Mesa de Enlace, las que aceptaron, según dijeron, tanto para apoyar a los trabajadores como para reclamar contra la política oficial.
Las corporaciones agrarias parecen olvidarse así de las correctas explicaciones económicas que brindaron cuando hubo que matizar el fuerte aumento en el precio de la carne vacuna. Básicamente, que durante la sequía del año pasado muchos campos ganaderos debieron descargarse de animales y actualmente se están recuperando stocks. Si se manda menos hacienda al mercado pasan dos cosas. Primero aumenta su precio; segundo se contrae la actividad de la cadena, de la que la industria frigorífica es parte. Y si la industria se retrae, a diferencia de lo que pasa en el campo, tiene efecto sobre el empleo. Nada hay aquí de política oficial. Que se exporte o no puede afectar los precios internos, pero seguramente no determina que haya más hacienda para la industria. Un factor adicional es que a los actuales precios internos, la exportación no es necesariamente el destino más apetecible.
En todo caso, si algo debe reclamársele a la actual administración es su impotencia para frenar la sojización, principal causa del desaliento al resto de las actividades agropecuarias. Desde el agro insisten en que una cosa no quita la otra y desde el gobierno alguien les creyó, lo que se tradujo en la inútil, en términos de producción real, política de subsidios al engorde a corral. Los subsidios y las apariciones descoordinadas de Comercio Interior fueron, hasta ahora y fuera del marco macroeconómico de los tipos de cambio diferenciales, la única política agropecuaria. A propósito, la semana que pasó Nación entregó para los ganaderos de la provincia de Buenos Aires, los mismos que impulsan el lockout, 64,5 millones de pesos: 42 millones se destinarán al financiamiento de proyectos productivos y 22,5 para que el Banco de la Provincia subsidie tasas. Al menos esta vez el dinero no bajará como los tradicionales subsidios directos
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