Dom 25.04.2010
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Recuerdo

› Por Leonardo Perichinsky

Chocolate

A Leonardo Perichinsky

A mediados del mes de abril/09 el presidente de EE.UU., Barack Obama, expresaba lo siguiente: “Lo que me parece una aberración es una situación en la que las ganancias de las empresas del sector financiero representaban un porcentaje demasiado alto de nuestra rentabilidad, cosa que ocurrió durante toda la última década. Creo que es importante entender que parte de esa riqueza, en primer lugar, era ilusoria. Creo que siempre existió la percepción de que lo que ocurrió en Wall Street en los últimos diez o quince años era insostenible”.

A fines de abril/09 el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó su panorama económico, en el que considera que el impacto de la crisis internacional sobre la economía argentina será breve, porque, entre otras cosas, el sistema financiero de nuestro país no está dañado por la crisis, porque el precio de los commodities que Argentina exporta ya había tocado un piso y el sector privado tenía una deuda manejable.

Leonardo diría: “Chocolate”.

En su nota de junio de 2007 del primer número de Entrelíneas, “Turbulencias financieras internacionales: causas y azares. Los resguardos de la economía Argentina (primera parte)”, ya nos decía lo que muchos dijeron luego. Algunas de las frases de esa nota son las siguientes:

“La fuerte caída en la Bolsa de valores china del 27 de febrero, y el contagio hacia todas las bolsas del mundo, nos recordó (por enésima vez) la fragilidad extrema del sistema financiero internacional y los dilemas no resueltos del actual régimen monetario mundial”.

“Ahora que pasó la tormenta, y que todo sigue como si nada hubiese pasado, seguimos interesados en discutir las posibles causas que explican los cimbronazos a los que nos tiene cada vez más acostumbrados el sistema financiero internacional.”

Después de estos señalamientos empíricos, se sumergía en una frase de enorme contenido teórico: “La pretensión del capital financiero de obtener renta sin necesidad de pasar por la producción puede ser convalidada en la medida en que existan nuevas zonas con mano de obra disciplinada y un importante potencial de ampliación de la capacidad de generar excedentes. En este sentido, China se constituye hoy como el principal pulmón de la economía mundial”. Así, de un plumazo nos mostraba cómo bajo el dominio de las finanzas el capitalismo alcanza su estadio más avanzado en la conformación del sistema mundial, en la cual la pretensión más “pura” del capital, solo puede mantenerse a costa de la incorporación tardía de China a la acumulación a escala global.

En Entrelíneas Nº 2, de julio de 2007, “Turbulencias financieras e internacionales: causas y azares. Los resguardos de la economía argentina (segunda parte)”, entre otras cosas, sostenía, hablando de Argentina:

“El panorama podría completarse destacando que el esquema macroeconómico actual es consistente, y de menor fragilidad frente a las turbulencias financieras que el existente durante los años ’90, fundamentalmente porque no requiere ingreso de capitales y no posee necesidades significativas de financiamiento externo”.

En una nota anterior, del 4 de junio de 2006, publicada en Página/12, analizaba las implicancias de “una posible crisis financiera a gran escala sobre Argentina” y finalizaba con una recomendación de política determinante: “Lo ideal sería correrse lo más posible. Cuanto más diversificada sea nuestra estructura productiva y nuestro comercio, y menos dependiente seamos del financiamiento externo, menores serán los efectos de una crisis financiera de gran escala”.

Leonardo no era adivino, analizaba y opinaba con honestidad intelectual desde la realidad material y dialéctica de nuestra sociedad y desde los intereses de nuestro pueblo.

Ciepyc - Universidad Nacional de La Plata.

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