A pocos días del Bicentenario cabe señalar que la gesta patriótica fue acompañada de un pensamiento económico crítico, no sólo al régimen colonial sino también al liberalismo que se constituiría algunos años después. Tanto la historia oficial como algunas versiones de la izquierda señalan al pensamiento económico de los revolucionarios de Mayo como meros reproductores de los autores europeos y como defensores del liberalismo. Ambos sectores defienden esta tesis del liberalismo de origen. La derecha, porque de este modo pretende defender sus políticas neoliberales y cierta izquierda porque así desactiva todo relato de nacionalidad, denunciando otra equivocación histórica del pueblo argentino. De yapa, dejan entrever, el liberalismo económico se habría introducido en el Río de la Plata para beneficio de Inglaterra. Así, entrando al Bicentenario, no falta quien diga que Mariano Moreno, el icono revolucionario, en realidad era pro inglés, tanto, que hasta les quería dar la isla Martín García. Como prueba secundaria se invoca a la nacionalidad inglesa del barco donde murió en altamar. Como si hubiera podido haberlo hecho bajo otra bandera, y sin mencionar la copita de veneno que le sirvieron a bordo.

La derecha le aclama a Moreno La Representación de los Hacendados y le critica el Plan de Operaciones, cuando no le niega directamente su autoría. La izquierda critica La Representación por pro inglesa y critica el Plan por un jacobinismo irresponsable. Una lectura alternativa puede integrar ambos textos de Moreno, en virtud de la necesidad de acumulación política. Su visión se radicaliza oportunamente cuando integra el gobierno de la Revolución.

Es preciso aclarar, como señalaba Aditardo Heredia, alumno exquisito de Vicente Fidel López, la diferencia entre librecambio y libre comercio para comprender a los próceres de Mayo. El librecambio postula la eliminación de aranceles a las importaciones para que la producción y el comercio sigan los designios de los precios de mercado. En cambio, el pedido de comercio libre de los patriotas debe entenderse como la oportunidad de comerciar de los criollos con la nación que les diera la gana. El monopolio español no era otra cosa que un bloqueo. A nadie se le puede ocurrir que pedir la apertura al comercio directo por parte de los naturales con terceros países implique hacerlo bajando aranceles en condiciones ruinosas. De hecho, en la propia Representación, el pedido de libre comercio estipula protección para la producción del interior por medio de la elevación de aranceles. Incluso exigía que los importadores fuesen obligados a exportar por lo menos un 50 por ciento de lo importado.

Respecto del supuesto probritanismo de Moreno, tanto en la Representación como en el Plan más que deferencias a los ingleses puede leerse la precaución de Moreno para ese pueblo astuto, cuidándose de no abrir otro frente bélico en esa coyuntura. Menciona darles la isla Martín García, pero olvidan que también menciona apoderarse del Brasil. ¿Qué pasaría si dicha estrategia se hubiera realizado? Una vez que el gobierno revolucionario dominara un tercio de América del Sur, es probable que se hubieran vuelto a barajar las cartas de aquel islote rioplatense.

Es cierto que la burguesía nacional era inexistente. Pero Moreno no ignoraba este hecho, justamente es por ello que propone que sea el Estado el que centralice los capitales y comande la organización de la economía para fomentar las industrias, adelantándose a una tesis largamente discutida en nuestro país, y que de alguna manera explica el rol del Estado durante el peronismo. Propuso ejercer el control de la política monetaria y cambiaria y confiscar las riquezas de unos pocos particulares si ello beneficiaba a las mayorías populares al garantizarles empleo. En ambos documentos se opone férreamente a recurrir al endeudamiento externo. Este es el auténtico “polémico Moreno”

* Investigador del Cemop (Fundación Madres de Plaza de Mayo).