Dom 25.07.2010
cash

“Aislamos a los...”

› Por Cristian Carrillo

“Estamos conformes con el proceso, pero me hubiese encantado haber tenido más tiempo. Uno se queda con la impresión de qué hubiese pasado si se dejaba abierto una o dos semanas más.” De esta manera, el secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino, describió la sensación que le quedó luego de cerrado el canje de deuda. El lanzamiento de la operación coincidió con un nuevo capítulo de la crisis financiera internacional, con epicentro en Grecia y otros países frágiles europeos, que complicó la transacción. El funcionario sostiene que el resultado tal vez hubiese sido otro en un contexto menos convulsionado. No obstante, se mostró conforme con el nivel de adhesión. En una entrevista con Cash, el secretario de Finanzas aseguró que, a pesar de que falta un par de meses para terminar la transacción en su parte operativa, a nivel minorista se logró un nivel de adhesión mayor que el de 2005. Lorenzino reiteró que la intención fue acorralar a los fondos buitres, y que eso se logró. Ahora trabaja en conjunto con la Procuración del Tesoro para plantear la estrategia judicial para enfrentar a esos especuladores. Reiteró que no existe “urgencia fiscal” para salir a emitir deuda en el corto plazo y pronosticó un crecimiento de la economía para este año de 6 al 7 por ciento.

¿A cuánto ascenderá la emisión de bonos por el canje?

–Estamos emitiendo 6500 millones de dólares que vencen entre el 2038 y el 2042. Esto significa a razón de 300 millones de dólares por año.

En el mercado se especuló con una adhesión al canje superior al 60 por ciento.

–Hubo una gran irresponsabilidad de muchos analistas que hablaron de cifras que en la práctica eran imposibles de conseguir. Cuando se decía que el canje podía tener una aceptación de 80 o 90 por ciento se desconocía que el canje tenía como objetivo a los acreedores que querían dejar atrás el default de 2001. No estaba hecho para los que tenían otro interés, como los fondos buitres. Y estos últimos representaban más del 20 por ciento de la deuda a reestructurar. Por lo cual el 80 por ciento era inalcanzable.

¿Sólo quedaron afuera los fondos buitres?

–No tenemos registros de tenedores institucionales que hayan quedado afuera de la operación. Además, tuvimos una participación muy importante entre los minoristas en Italia, Alemania, Japón y Suiza. Lo que se buscó con este canje fue aislar a los fondos buitres. Y lo hemos conseguido. Prácticamente el total de lo que quedó afuera son los fondos más litigiosos.

¿El país tendrá más herramientas para defenderse contra los embargos?

–Previamente a este canje el reclamo de los jueces era que el país encontrara una solución para esa deuda en default. Desde ese punto de vista, ahora el 94 por ciento de los acreedores ingresó en las reestructuraciones de 2005 y 2010. Es evidente que el escenario es otro. Ahora iremos diseñando junto con la Procuración del Tesoro de la Nación, el cuerpo de abogados del país y nuestros asesores internacionales, la mejor estrategia que permita lograr que el aislamiento de los fondos buitres se traduzca en permitir dar vuelta la página del default de 2001.

¿Por qué se demoró mucho desde que recibieron la propuesta del canje hasta su lanzamiento?

–La propuesta la recibimos en el tercer trimestre de 2008, antes de que se desatara la crisis financiera. La decisión del Gobierno fue entonces privilegiar la situación de la Argentina por sobre todas las cosas, y se evaluó que no estaban dadas las condiciones internacionales para avanzar en la propuesta. Por eso se retrasó el inicio. Luego se retomó cuando la crisis fue cediendo y el país estaba pasándola sin problemas, junto con la asunción del ministro de Economía, Amado Boudou, en julio de 2009. No obstante, nunca se discontinuó el trabajo.

¿En qué se trabajó en ese lapso?

–En encontrar una alternativa para ese grupo de inversores institucionales y en hacer algo más amplio que incluyera a los tenedores minoristas. Esto último no estaba en la propuesta original. Además, sobre la base de los fundamentos económicos que presentaron los institucionales, hubo que hacer algunas modificaciones. El gran trabajo que se hizo es tener una oferta que contenga al mismo tiempo los objetivos claros que buscaba la Argentina junto con el de maximizar la participación, tanto en el nivel institucional como entre los minoristas.

En el mercado aseguran que la adhesión no fue mayor por esas modificaciones.

–En ningún caso la propuesta hubiese sido un regalo, porque tenía el condicionamiento de que fuera peor que la de 2005. Con respecto al nivel de aceptación, el objetivo fue solucionar el problema del default de 2001, que se empezó a solucionar en 2005 y buscamos darle ahora un punto final. Pero siempre privilegiando los intereses del país por sobre los acreedores. En ese sentido, aun cuando el objetivo principal era un nivel de aceptación importante, bajo ninguna circunstancia dejamos en el camino los intereses del país. Estoy convencido de que si hubiésemos puesto una oferta más generosa, hubiésemos dejado algo en el camino.

¿Cuáles fueron los países que más lobby hicieron para que introdujeran mejoras en la oferta?

–Los cambios fueron producto del trabajo que se hizo en Economía, bajo la decisión de la Presidenta. Nunca tuvimos en cuenta lobbies o presiones.

El minorista pareció responder mejor que los institucionales.

–Hemos tenido un porcentaje altísimo en el sector institucional. Sobre los tenedores individuales tuvo mucho atractivo la integración del cupón del PBI y, por último, el pago en efectivo de los intereses entre 2005 y la fecha. Todo redondeó un producto que sirvió para revertir la decisión que tomaron en 2005. En Italia, la propuesta no tuvo una aceptación importante en el canje de 2005, y en esta ocasión la oferta fue altamente aceptada. Lo mismo pasó en Japón, donde participaron prácticamente todos.

¿La crisis los obligó a improvisar?

–Creo que hubo un proceso cuando terminó el plan de adhesión para los institucionales y otro cuando se abrió para los minoristas. En esa instancia el equipo demostró capacidad suficiente para reaccionar a un cambio en la coyuntura y rediseñar una estrategia de comunicación para llegar más y mejor al sector minorista. Habíamos pensado en un contacto con los bancos italianos que representaban a los bonistas y mutamos por un contacto más directo a través de sus asociaciones de consumidores.

¿La postergación de un par de semanas también fue parte de la estrategia?

–No. Fue absolutamente en respuesta al pedido de los inversores. Tenemos cartas formales de parte de la Consob (órgano regulador italiano) y de la Asociación de Bancos de Italia (ABI). Nos decían que no llegaban porque la situación es compleja.

¿Evaluaron dejar abierto el canje?

–Estamos muy conformes con el proceso, pero me hubiese encantado haber tenido más tiempo. Estoy convencido de que el plazo fue más que razonable para que ingresaran, pero uno se queda con la impresión de qué hubiera pasado si se dejaba una o dos semanas más abierta la operación. De todos modos, había evidencia de que no iba a haber cambios sustanciales y por eso decidimos no extenderlo. También me queda el interrogante de lo que hubiese pasado si no se desataba la crisis en Grecia. Un gran temor que teníamos era que se perdiera el foco y no se concentraran en el canje. Pero recibimos gran interés de los tenedores.

¿Están ahora más cerca de salir a colocar bonos a los mercados?

–El objetivo del canje fue solucionar el tema del default, y la salida al mercado era secundaria. Los números macroeconómicos del país son inmejorables. Si fuera un inversor, no dudaría un instante en invertir en la Argentina.

¿Economía hará una colocación antes de fin de año?

–No descartamos ninguna alternativa. No obstante, ahora queda terminar este proceso en su parte administrativa. Estamos analizando el escenario que viene y no tenemos ninguna urgencia desde el punto de vista fiscal. Si las posibilidades están, no lo dudaremos.

¿Implementarán un canje del Boden 2012?

–Una operación de administración de pasivos implica convalidar un costo de financiamiento como si se emitiera deuda. Esto es, el costo de estirar el plazo de vencimiento también tiene un reflejo en el costo de financiamiento del emisor. Por lo cual, si no estamos dispuestos a convalidar una tasa de emisión, la cual creemos que la Argentina no tiene que pagar, tampoco lo haremos para el canje de un instrumento por otro.

Por estos días recibieron el primer guiño del mercado con la mejora en la calificación de una consultora. ¿Cómo lo evalúa?

–Me parece absolutamente insuficiente. Sigue, por lejos, sin reflejar la fortaleza de la economía argentina. Esto es independiente de la valoración que uno haga sobre el rol de las calificadoras en el contexto financiero internacional.

¿Qué opina de la tasa a la que se endeudó el gobierno porteño?

–No creo que haya sido una buena idea lo que hizo el gobierno de la Ciudad y el costo que tuvieron que pagar. Tampoco conozco los motivos y es una decisión de esa administración.

El titular de la Bolsa de Comercio asegura que si se relaja el control de capitales habría más liquidez y caerían las tasas.

–No estamos trabajando en ninguna alternativa de flexibilización en el control del ingreso de capitales. Uno de los pilares de este modelo es la administración del tipo de cambio. Esto no es sólo regulación monetaria a través del Banco Central, sino que también se administra a partir del control a la entrada y salida de capitales. Funcionó bien. Es un modelo que acumula reservas, que administra el tipo de cambio para mantenerlo competitivo. Por lo cual no hay nada que me haga pensar que esto deba cambiar

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