RECUPERACIóN DEL SECTOR CURTIEMBRES, CALZADO Y MARROQUINERíA
› Por Federico Kucher
El complejo productivo del cuero, una de las actividades industriales más antiguas de la Argentina, registró un fuerte crecimiento en los últimos años. La producción aumentó cerca del 150 por ciento, el empleo avanzó 20 por ciento y los salarios se incrementaron 430 por ciento entre 2002-2010. Para comprender la dimensión de estos cambios es necesario revisar, en perspectiva, cada uno de sus eslabones: las curtiembres, el calzado y las manufacturas de cuero. De esta forma se observan los desafíos actuales que enfrenta el sector.
Las curtiembres son las encargadas de procesar el cuero crudo que será utilizado para la elaboración de los productos finales como calzado, indumentaria, carteras y billeteras. En los últimos 15 años, la industria curtidora exportó cerca del 80 por ciento de su producción. En cinco empresas se concentra más de dos tercios del cuero curtido que se coloca en el mercado externo, en particular a China, EE.UU., Alemania e Italia. Este sector se mantiene en la frontera tecnológica caracterizándose por marcados aumentos de productividad. De esta manera, Argentina se posiciona entre los principales exportadores de cueros semiterminados y terminados en el mundo.
Las cantidades de cuero curtido, en el promedio de los últimos diez años, fueron unas 330.000 toneladas. Mientras tanto, los valores de exportación en este mismo período se ubicaron, en promedio, alrededor de los 850 millones de dólares, destacándose el 2007, cuando las ventas al exterior superaron los 1000 millones de dólares. Eduardo Wydler, titular de la Cámara de la Industria Curtidora Argentina (CICA), explicó a Cash que “las cantidades producidas por la industria curtidora están estrechamente vinculadas con el stock de ganado vacuno y la faena determinados por el mercado de la carne”. Agregó que una lectura más fina de los números permite observar una diferencia sustancial en estos años. Las curtiembres respondieron al aumento de la demanda de nuevos fabricantes locales de productos de cuero, asociada con un reciente proceso de industrialización que en la convertibilidad no existió.
Entre estas industrias fortalecidas en los últimos años, se destaca la situación de los fabricantes del calzado de cuero. En los años noventa, el sector se encontró afectado por la fuerte apertura comercial, la elevada competitividad de la industria brasileña y la marcada apreciación del peso. En 1991, la producción alcanzó los 91 millones de pares, mientras que en el 2001 la utilización de la capacidad instalada estaba por debajo del 25 por ciento. La barrera de protección cambiaria por la megadevaluación de 2002 permitió una vigorosa recuperación de este sector, que produce en su mayoría para el mercado interno. En 2004, las cantidades producidas en la industria del calzado de cuero (medidas en millones de pares) habían aumentado 54 por ciento respecto de fines de la convertibilidad. “El Indice de Volumen Físico registró entre 2003-2010 un aumento del 185 por ciento en la producción del sector del calzado”, se informa en la Dirección de Política Productiva del Ministerio de Economía.
Mientras tanto, la industria de la manufactura del cuero, históricamente más pequeña que la del calzado, también se recuperó. Este eslabón integrado por pequeñas y medianas empresas produce marroquinería (carteras, billeteras y cinturones), talabartería e indumentaria. La salida de la convertibilidad le dio un nuevo impulsa a partir de un proceso de sustitución de importaciones, el incremento de las ventas locales apalancado por el aumento del turismo y un tibio incentivo de las exportaciones.
El complejo productivo del cuero se ha beneficiado notablemente por las características del actual ciclo económico para el desarrollo de la industria. El sector se enfrenta a distintos desafíos. En las últimas décadas, la industria curtidora vendió, sistemáticamente, el 80 por ciento del cuero curtido al sector externo. Más de la mitad de estos cueros exportados son semiterminados, restándole valor agregado al intercambio comercial. Por su parte, el proceso de extranjerización de las curtiembres acentuó este comportamiento. “Es necesario avanzar en un proceso de sustitución de exportaciones de materias primas (haciendo referencia al menor valor agregado del cuero curtido) por exportaciones de productos elaborados como carteras, indumentaria o calzado”, afirmó a Cash Raúl Zylbersztein, titular de la Cámara Industrial de las Manufacturas del Cuero y Afines
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