Dom 26.01.2003
cash

PRODUCCIóN DE FERNANDO KRAKOWIAK

¿Hasta dónde?

El miércoles, el dólar amenazó perforar el piso de los 3 pesos y empezaron a tejerse toda clase de especulaciones sobre cómo haría el Gobierno para evitar una excesiva apreciación del peso. Parecía que la caída no tendría freno, pero entre el jueves y el viernes el dólar rebotó y terminó la semana casi como había empezado: 3,25 para la venta. Cash consultó a ocho economistas de diversas tendencias para que explicaran hacia dónde creen que va el dólar. ¿Hoy está caro o barato? O, de otro modo, para quien tiene algún ahorro ¿conviene comprar o vender?

Carlos Pérez
director Fundación Capital

“No menos de 3 pesos”

“El sentido común indica que si el dólar cae por debajo de 3 pesos no debería haber vendedores. Si se contrasta el pasivo monetario, incluyendo lecops y patacones, con las reservas surge un tipo de cambio que simula una convertibilidad de 3,30 pesos. Sin embargo, durante la última semana el tipo de cambio libre estuvo cercano a 3,10 pesos y nadie puede garantizar que no baje porque los mercados son volátiles. La caída responde a una coyuntura especial donde se combina una oferta de dólares que opera a pleno con una demanda minusválida. El excedente comercial, la estabilidad monetaria, las expectativas favorables que generó el acuerdo con el FMI y la demanda de pesos billete que se acentúa en el verano, conviven con una curva de demanda de dólares deprimida por el default de la deuda pública y parte de la privada, la existencia de restricciones financieras y cambiarias y la imposibilidad de movilizar capitales libremente. Un dólar a 3,20 debería ser el piso a partir del cual el Banco Central flexibilice las restricciones para evitar una mayor apreciación del peso. En los próximos dos meses la incertidumbre electoral va a jugar a favor de la incertidumbre económica y la demanda de dólares va a crecer. Si bien cuando el dólar baja los precios se mantienen, cuando sube algo de inflación va a haber. El Gobierno se debería plantear como estrategia evitar la volatilidad y más cuando hay dudas respecto a la consistencia de un dólar por debajo de 3 pesos en un contexto macroeconómico caracterizado por un riesgo-país de más de 6 mil puntos”.

Jorge Schvarzer
economista Plan Fénix-UBA.

“Puede seguir cayendo”

“El dólar puede seguir cayendo, pues su promedio histórico entre 1960 y 1990 fue de 2,80 pesos. Pero sería mejor que quede cercano a 3,20 y se ajuste en valores reales con la inflación. Para lograr la estabilidad el Banco Central tiene una capacidad de intervención restringida porque para comprar dólares necesita emitir pesos y esto genera un riesgo inflacionario. No obstante, puede contribuir a orientar el mercado por otras vías. Lo que está ocurriendo en estos días es excepcional porque el superávit de dólares se explica en gran parte por el no pago de la deuda externa. Por eso se está pensando autorizar a las empresas privadas a que puedan ir pagando sus deudas con el exterior. Un valor estable es lo más recomendable porque una caída de la divisa puede frenar una suba de los alimentos, pero no va a forzar una baja. Ahora bien, más allá de lo que suceda lo destacable de la coyuntura actual es el cambio de expectativas. En la primera mitad del año pasado había una incertidumbre terrible sobreel dólar y discutíamos cuánto iba a subir. Algunos llegaron a pronosticar un dólar de 8 o 10 pesos y ahora estamos hablando de cuánto puede llegar a bajar. Sin duda, se evidencia un cambio brutal de la situación del país. Hemos salido de una enorme incertidumbre caracterizada por fuertes prácticas especulativas para posicionarnos en un nuevo escenario donde las tendencias son positivas. Se acabaron las expectativas de alzas muy bruscas. Sería magnífico que el dólar quede estable para evitar nuevos sobresaltos”.

Ricardo Fuente
economista de Ecolatina

“Tocó el piso”

“Creo que el dólar tocó su piso. No obstante, ya se han tomado medidas de liberalización para frenar la caída y si es necesario, se tomarán algunas adicionales. El control de cambios fue un instrumento muy útil para estabilizar el mercado el año pasado, pero ahora lo natural es que ese control se vaya flexibilizando. Lo primordial es privilegiar la estabilidad por sobre el nivel absoluto. Una vez que se llegó a un nivel absoluto hay que mantenerlo aunque sea alto. En todo caso el pecado original por el cual se llegó a un dólar tan alto está en febrero de 2002 cuando se dejó flotar la divisa por pedido del FMI. Bajarlo abruptamente ahora aumenta los riesgos adicionales que ya se tienen en un régimen de flotación, porque si baja a 2,80, ante el menor repunte se genera una nueva situación de inestabilidad y salen todos a comprar dólares. Si el contexto político y social sigue por un cauce relativamente normal, el tipo de cambio debiera permanecer en una banda de entre 3,10 y 3,50. Tal vez baje a 2,90, porque eso no lo sabe ni Dios, ya que depende del mercado. Pero no creo que 2,90 sea un precio sostenible. Ahora, si la caída se profundiza, el Banco Central tiene herramientas de intervención y deberá evaluar su utilización. No obstante, me parece que cualquier decisión no debe obedecer a reacciones espasmódicas. Las medidas se deben tomar en base a la consistencia de la política económica general y no deben cambiarse todos los días si no, corremos el riesgo de volver a la etapa de Cavallo cuando se firmaban 35 resoluciones por minuto”.

Héctor Valle
economista de FIDE

“Hay que intervenir”

“Si el Banco Central dejara de intervenir en el corto plazo el dólar puede seguir cayendo, porque todavía quedan por liquidar exportaciones, hay una demanda muy baja de los importadores y la existencia de alternativas de colocación atractivas en el sistema financiero, hace que mucha gente se esté desprendiendo de dólares para probar en otros frentes. No obstante, creo que el Gobierno va a desenvolver políticas activas para que la divisa no caiga por debajo de los 3 pesos, porque un dólar alto le está proporcionando ingresos muy importantes por el lado de las retenciones, estimula la sustitución de importaciones y provoca una correntada importante de turismo. También hay que tener en cuenta que Brasil viene devaluando su moneda y a medida que se amplía la brecha con la Argentina perdemos posiciones competitivas en ese mercado. Hasta el momento, las políticas de intervención del Banco Central fueron exitosas. Por lo tanto, si se van introduciendo liberaciones en el mercado hay que hacerlo con gran cuidado. Por ejemplo, permitir que se pueda comprar hastaun millón de dólares sin autorización o que los exportadores liquiden directamente en los bancos son medidas fáciles de tomar, pero difíciles de revertir. No hay que olvidarse que en la Argentina el bien más escaso son los dólares y si hay una oportunidad de apropiar dólares para las reservas el Gobierno no la tiene que dejar pasar por alto. La intervención en el mercado se debe imponer como prioridad más allá de lo que se haya acordado con el FMI”.

Claudio Katz
integrante del grupo EDI
(Economistas de la Izquierda)

“Mantendrán la brecha”

“No sé hasta qué punto puede llegar la caída del dólar y es difícil que alguien lo sepa. Los ‘expertos’ deberían mantener un pudoroso silencio después de los pronósticos que hicieron anunciando un dólar de 8 pesos. No obstante, me parece importante tratar de explicar porqué se produce este vaivén en la cotización de la divisa. Con la devaluación se generó una profunda brecha entre el dólar y los precios internos. Dudo mucho que alguna vez se haya planteado en la historia argentina una brecha tan fuerte. El dólar se incrementó un 250 por ciento y los precios subieron apenas un 41 por ciento. La estrategia del Gobierno apunta a mantener esta situación para consolidar un modelo exportador que condena a la miseria a los sectores populares. Por eso se interviene para frenar la caída del dólar, así como antes se intervino para frenar la suba. El lobby exportador compuesto por 80 empresas que concentran el 70 por ciento de las ventas y el FMI son los principales beneficiados. Los exportadores porque mantienen su exorbitante tasa de ganancia y el FMI porque necesita que el país genere un amplio superávit comercial que permita hacer crecer la recaudación a través del Impuesto a las exportaciones para comprar los dólares que permitan pagar la deuda. Las medidas del Gobierno hay que entenderlas en el marco de esa estrategia. Por eso para mí, el ministro Lavagna no se convirtió en un héroe como plantean muchos economistas oficialistas y opositores sino que sigue siendo un hombre servil al FMI que cumple con lo que exigen los bancos”.
Alfredo García
director del Centro de Estudios
del Instituto Movilizador de
Fondos Cooperativos

“Es imprevisible”

“Resulta muy difícil pronosticar lo que puede llegar a pasar con el dólar en las próximas semanas porque cuanto más liberalizado está el control de cambios, menos posibilidades hay de predecir el precio de la divisa. El Gobierno impulsó una mayor liberalización para garantizar que el dólar no siguiera cayendo, pero lo único que consiguió es asegurar una mayor inestabilidad en su precio. En las actuales condiciones es el mercado el que está decidiendo el valor del dólar y si la tendencia se revierte pueden quedar en riesgo las reservas. Por ahora, los exportadores liquidan porque piensan que puede bajar más y terminan consolidando la tendencia a la baja. El Gobierno seguramente intentará mantener un valor del dólar cercano a los 3,50 pesos porque una caída sostenida implica una reducción en los ingresos fiscales y la posibilidad de un incremento de las importaciones que puede frenar algunos de los procesos domésticos de sustitución que trajeron un poco de aire frenando la caída productiva. Además, pareciera haber quedado claro que la baja del dólar no va a producir una caída de los precios. El dólar en diciembre bajó 5,8 por ciento y los artículos exportables y los importados, que son los más sensibles al tipo de cambio, aumentaron el 2 por ciento. La inflexibilidad de los precios a la baja se explica fundamentalmente por la conformación monopólica y oligopólica de los mercados”.

Arnaldo Bocco
presidente BICE

“Caída coyuntural”

“La caída del dólar es coyuntural y difícilmente perfore el piso de los 3 pesos. En un plazo relativamente corto la cotización de la divisa va a ser parecida a la que teníamos hace 45 días. La banda de flotación tiene que estar entre 3,30 y 3,50 para garantizar el nivel de exportaciones tradicionales, de nuevas exportaciones con alto valor agregado y de sustitución de importaciones. Un dólar más bajo agrede el círculo virtuoso que se constituyó en los últimos meses. Según nuestras proyecciones, este año la balanza comercial podría llegar a tener un saldo positivo cercano a los 18.000 millones de dólares debido a que las exportaciones podrían llegar a los 30.000 millones de dólares. Esto implica que la Argentina empieza a tener un ingreso de capitales genuinos sin necesidad de endeudamiento e incluso puede llegar a tener un saldo atractivo en la balanza de pagos. Si se consolida un crecimiento de entre 3 y 5 por ciento anual también se va a abrir un proceso de negociación salarial. El sector privado tiene muy claro que, tarde o temprano, esa discusión se tiene que dar y es imprescindible que se haga a lo largo de este año. Pero antes hay que garantizar la salida de la recesión consolidando un tipo de cambioalto. Un retroceso cambiario puede frenar el pasaje del círculo vicioso al circulo virtuoso. Además, es imprescindible tener un nivel de ingresos garantizado por las exportaciones porque las retenciones son las que financian los planes sociales que han sido la barrera de contención más importante frente al aumento de la pobreza”.

Luis Secco
consultor de empresas

“Se va a recuperar”

“Existe una serie de factores que deberían llevar a un aumento del valor del dólar antes que a una caída. La tendencia hacia la baja se debe a factores circunstanciales que van a dejar de estar presentes. En noviembre, diciembre y los primeros días de enero la demanda de base monetaria aumentó un 20 por ciento. Cuando esto sucede, la forma de poner pesos en circulación que tiene el Banco Central es a través de su intervención en el mercado cambiario o inyectando pesos para financiar al sistema financiero o al Tesoro. Hubo una expansión del crédito interno, pero no fue suficiente y hubo que salir a intervenir en el mercado cambiario. Pero ese componente estacional de la demanda de pesos va a aflojar durante esta última semana de enero y durante febrero. El dólar de 3,10 es un piso y el techo dependerá de lo que esté dispuesto a hacer el Banco Central en materia de intervenciones en el mercado y de absorción monetaria. Si la demanda de base monetaria afloja va a haber pesos que sobren en el mercado. Se pueden ir al dólar, convertirse en depósitos, ser utilizados para comprar bienes o ser absorbidos por el Banco Central a través de la emisión de Lebac. Hay que ver hasta dónde se está dispuesto a usar este instrumento. En la medida en que no haya una decisión de usarlo intensivamente se va a generar una mayor demanda de dólares. Pero el BancoCentral no va a salir a vender sino simplemente va a comprar menos dólares”.

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