ESTRUCTURA TRIBUTARIA
› Por Eugenio Montesino * y Ruben Ernesto Seijo *
En el último año se ha hablado mucho sobre el Impuesto a las Ganancias y hoy aparece como reclamo principal de sectores sindicales. Como todo tributo, grava o se impone sobre cierta capacidad contributiva o manifestación de riqueza. En otras palabras, recae sobre alguien que puede pagar o contribuir al sostenimiento del gasto público, del que todos somos beneficiarios: financia hospitales, escuelas, policía, jubilaciones, subsidios al transporte.
El Impuesto a las Ganancias se caracteriza porque pagan más quienes tienen mayores ingresos. Las economías y sistemas tributarios más desarrollados acuden predominantemente a este tipo de impuestos por su justicia social, ya que además tiene en cuenta las condiciones personales de cada contribuyente, como si tiene hijos, gastos médicos o familiares a cargo, cuyo costo puede ser utilizado para deducir el pago del tributo.
Un trabajador que recibe un sueldo de bolsillo mensual de 6300 pesos no es alcanzado por el Impuesto a las Ganancias y por tanto no paga nada en este concepto tributario. Podría considerarse la suba de este tope.
A modo de ejemplo, un trabajador que gane 8000 pesos en mano al mes pagaría como promedio un Impuesto a las Ganancias de 306 pesos mensuales, lo que representa un 3,8 por ciento del sueldo en mano.
Otro trabajador que gane en mano al mes 12.350 pesos tendría un Impuesto a las Ganancias mensuales de 1148 pesos (8,5 por ciento del sueldo en mano).
Las empresas privadas pagan el 35 por ciento de sus ganancias. Es verdad que no se grava la renta financiera, ni los salarios de los jueces, y este punto sí constituye una injusticia que debe ser corregida. Por otro lado, el IVA es un impuesto que grava el 21 por ciento de todos los consumos realizados.
Si analizamos cómo impacta este impuesto en los consumidores, veremos que aquellas personas de bajos ingresos que consumen la totalidad de su salario para vivir pagan impuesto sobre la totalidad de sus ingresos; mientras que aquellas personas de altos ingresos, y por lo tanto con capacidad de ahorro, pagarán impuesto sólo sobre una parte de su ingreso que es el que consumen.
En números, un salario de 4000 pesos pagaría 840 de IVA (21 por ciento de 4000), mientras un salario de 30.000 pesos, suponiendo que viva con un gasto de 15.000 y el resto lo ahorre, pagaría 21 por ciento de 15.000, o sea sólo 11,5 por ciento de sus ingresos totales. En este impuesto el impacto es regresivo, las personas de menores ingresos pagan mayores porcentajes de impuesto.
Una supuesta baja del IVA debería dar como resultado una disminución de precios en igual porcentaje y por lo tanto un gran beneficio a los sectores populares. Desde el punto de vista de una distribución más justa del ingreso, pensando una reforma tributaria funcional a un modelo que apunta a la distribución del ingreso, ¿qué impuesto debería comenzar a revisarse?
* Profesores de la UBA y la Universidad Nacional de Quilmes.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux