LAS ECONOMíAS EUROPEAS NO LOGRAN REMONTAR
El inicio de 2013 no trajo novedades en las alicaídas economías de Europa respecto de lo que viene sucediendo desde hace más de un lustro. Fuertes caídas de la inversión y el consumo, con un aumento del desempleo.
› Por Marcelo Justo
Desde Londres
El 2013 empieza como terminó el 2012 para las multinacionales en la Unión Europea (UE). En la primera quincena de este año, la automotriz Ford en Bélgica y la japonesa Honda en el Reino Unido anunciaron cierres de plantas y despidos de personal. El año pasado lo habían hecho entre otros General Motors en Alemania, Dow Chemical en Holanda, España, el Reino Unido y Bélgica, y General Electric y Hewlett-Packard en el conjunto de la UE.
La tendencia es clara. Según un estudio publicado por la consultora estadounidense Mc Kinsey, la inversión anual en los 27 países de la UE cayó en unos 350 mil millones de euros entre 2007 y 2011, un declive veinte veces superior al que se registró en el consumo privado y cuatro veces el de la caída del conjunto de la economía. La fecha de comienzo del estudio no es casual. En 2007 empezó la contracción crediticia que explotaría un año más tarde con la caída de Lehman Brothers y la gran crisis financiera internacional. La intervención del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, en agosto pasado para sostener al euro contuvo un poco esta sangría de la inversión de las multinacionales, pero no cambió el panorama general.
Según interpretó ante Cash Simon Tilford, economista jefe del Centre for European Reform del Reino Unido, el problema de fondo es la falta de crecimiento y demanda del mercado europeo. “El consumo ha sido extremadamente débil en los últimos cinco años. El programa de austeridad que se lleva adelante en gran parte de los países de la Unión Europea está generando una caída del nivel de vida y una década perdida. Las multinacionales sólo invierten si tienen confianza en el crecimiento de la demanda de un país o región. No es lo que está pasando en Europa”, señaló. En este sentido, la perspectiva es sombría. La Eurozona está navegando en las aguas turbulentas de un potencial default con una nave que hace agua: la austeridad. En 2012 los pronósticos de crecimiento se corrigieron mensualmente a la baja y la locomotora regional, Alemania, terminó el año con un magro crecimiento del 0,8 por ciento y una contracción en el último trimestre. El panorama no ha cambiado con los fuegos artificales de fin de año. El anuncio de un desempleo record, que en algunos países como España alcanza a la mitad de los jóvenes y a más de un cuarto de la población, es la otra cara de los programas de ajuste y la caída de la demanda.
La debacle no se limita al sector industrial. En el sector de servicios, punto tradicionalmente fuerte para países desarrollados, se percibe la misma incertidumbre. El banco japonés Nomura, después de una reducción equivalente a 450 millones de dólares en sus operaciones, decidió en septiembre pasado achicar aún más su presencia en Europa. El estadounidense Citigroup viene de anunciar despidos en España y Grecia.
Aun en una economía global con una presencia tan fuerte del sector financiero y la ganancia especulativa, el crecimiento es el telón de fondo de las decisiones que adoptan multinacionales y los grandes conglomerados financieros. Asia y los mercados emergentes están acaparando más miradas que nunca a la hora de las decisiones estratégicas. “En Asia hay una actitud mucho más práctica y proactiva respecto del crecimiento económico. En Europa, el fundamentalismo de mercado ha generado absurdos como el actual, en el que se impulsan programas de austeridad para salir de la crisis”, señaló a Cash Gabriel Palma, catedrático de Economía comparada en la Universidad de Cambridge
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